¡Vigila tus gallumbos! 3


Yo era de letras mixtas, con lo cual sé sumar y restar, pero las implacables leyes de la física y de la química escapan a mi entendimiento, a pesar de que soy plenamente consciente de que cuando te despiertas por la mañana con una costrilla en la comisura de los labios porque de noche se te ha ido cayendo la babilla, han intervenido un montón de esas leyes. A botepronto se me ocurren la de la gravedad, la de los vasos comunicantes, la de la evaporación… qué sé yo cuántas otras.

Esto viene a colación porque quiero tratar un tema que en tiempos había que evitar a toda costa, y que sin embargo hoy en día parece más bien algo buscado.

Qué vergüenza podía llegar a suponer que se te trasparentase la ropa interior. Ni te cuento si los gallumbos tenían algún motivo apastelado como corazones, filigranas , grecas, o si eran de ese azuloncillo cielo apagado. O peor, si fruto de incontinencias varias presentaban ya palominos crónicos o «tomates» indiscretos.

Hoy es al revés. Entre las tías, que a fuerza de insinuar hay veces que dejan poco margen para la imaginación, y los tíos, cada vez más metrosexuales, lo que se lleva es la exhibición portentosa de originales mudas, o incluso de ausencia de ellas, léase tangazo al canto.

El caso es que para unos y otros, para los que quieran evitar sonrojos y para los que quieran provocarlos, vayan estas apreciaciones, sin ánimo de exhaustividad, y en las que las leyes de la física y de la química intervienen de forma decisiva:

1.- Hay dos actuaciones que fomentan la transparencia en la parte superior del tronco, y que por tanto provocan la estampación directa de lo interior en lo exterior (podríamos denominarlos «efecto calcamonía»): acudir a los tumultos de gente que espera con avidez que algún amable vecino arroje, al más puro estilo medieval, un pozal de agua fresca desde su balcón, y el viejo truco de simular un tropezón para verter el contenido del katxi sobre la parte deseada. En el caso femenino automáticamente pasa a primer plano (como jugando con las capas en fotosóp) el sujetador, si es que lo hay, y en el caso masculino la camisa se puebla de multitud de hebras negras, prueba de que el hombre y el oso…

2.- Para la parte inferior, no hay nada mejor que someterse a un lento proceso de imprimación por abrasamiento (que no abrasión). Consiste en acudir a los toros a sol y permanecer sentado sin almohadilla. Automáticamente, el dibujo que presente la braga, gallumbo, o similar quedará indeleblemente estampado en el pantalón. El problema en este caso es, como suele ocurrir con otros procesos físico-químicos, calcular bien el tiempo de cocción, porque si se supera, la impregnación prosigue su curso hasta la piedra rusiente que nos sustenta, de modo que el pantalón queda en estado neutral, como estaba al principio. Ha sido un mero conductor.

3.- Por fin, si alguien prefiere métodos más agresivos y eficaces, y que puedan afectar por igual a cualquier parte de la indumentaria, que haga barra en el último turno.

¡¡¡¡¡  YA HUELE A ESTOFADO !!!!!


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