Archivo por días: 13 de marzo de 2008


Acerca del noble arte de la sangría en los toros (I) 4

En muchas cuadrillas, se suele repartir entre el personal la elaboración de la merienda y la sangría. Por lo tanto, ya sabes que un día tienes que hacer equilibrios y montártelo como puedas para llegar con el género a la plaza de la mejor manera posible.
Una cosa tan aparentemente sencilla como la preparación y posterior transporte de la sangría, también requiere de una cierta dosis de pericia.
A saber: lo primero es feriarse un pozal. Antes más, se solía tener algún cubo o nevera elegante y sólida, que se reciclaba a diario; sin embargo, últimamente se ha puesto de moda el comprar uno de esos cubos cutres y baratos del todo a 100.
Este tipo de cubos baratos tiene la ventaja de que después de la corrida lo puedes despachar de una coz al contenedor de basura más cercano y no tienes que cargar con él toda la santa noche. Sin embargo tiene otras pegas como ya veremos después.
Bien pues, ya tenemos un cubo barato y birrioso. El siguiente paso es rellenarlo de agua de fuego, lo cual en fiestas es bastante sencillo: pillas vino, frutas varias, algo de limonada y algún licor de esos que tienes en casa al fondo del mueble bar y no sabes como darle salida. Todos estos ingredientes los mezclas como primero se te ocurra (procurando que el caldo resultante sea de color rojizo) y luego añades azúcar hasta que el sabor se vuelva algo menos repulsivo.
Finalmente echas bien de hielo (a ser posible dentro una bolsa, botella de plástico o similar, para evitar que cuando se deshaga nos convierta la sangría en aguachirri) y para rematar un buen puñado de vasos de plástico.
El siguiente paso es transportar ese rico néctar a la plaza, pero eso lo dejo para la semana próxima…