Archivo por meses: abril 2008


De blanco y rojo 16

Dedicar a este asunto las escasas líneas de este artículo es casi un desprecio. El tema merece un estudio sociológico en toda regla, porque se mire por donde se mire, a mí me sigue pareciendo impresionante que todos nos vistamos igual.

¿Conoce alguien una situación semejante? Que cientos de miles de personas, durante 9 días se vistan igual sin que nadie les obligue, sin que nadie se lo recomiende, y habiendo alternativas…

El «uniforme de pamplonica«, como lo hemos conocido siempre los de mi generación, tiene la virtud de haberse ido implantando progresivamente, abarcando con el tiempo a todas las capas de la sociedad. Lo identificamos como uno de los símbolos más potentes de la fiesta. Tanto es así, que asistimos con estupor a su imparable extensión geográfica, ya que cada vez en más lugares, alguno bien lejano, la llegada de las fiestas se reconoce por la adopción de esta indumentaria, si acaso variando ligeramente los colores o formas de los complementos (basta ver el encierro de cualquier lugar de España, cada vez se ve más gente disfrazada de sanferminera).

Tiene la virtud de ser elemento igualador. Todo el mundo va de blanco. Si quieres distinguir la clase social de la gente en sanfermines debes hacer verdaderos esfuerzos, y remitirte seguramente a las zonas frecuentadas o al posible joyerío que adorne la ropa.

Tiene la virtud de ser elemento integrador. No es una costumbre restringida a los aborígenes. Cualquiera que venga se viste de blanco y ya tiene mucho avanzado. Reconocer a los guiris sigue resultando sencillo, pero tienes que recurrir a escrutar su gesto o los aderezos varios con los que suelen pulular (cámaras, mochilas, etc.).

Es uno de los pilares que permite que los sanfermines se caractericen siempre por la posibilidad de que todo el mundo participe, frente a otras muchas fiestas de gran renombre en las que lo más normal es que te tengas que limitar a ser un mero espectador.

Además, tiene la paradójica virtud de que a todos nos gusta destacar precisamente por llevar esa ropa que hace que no destaquemos. Somos así de agilipollaos. Pero lo lucimos tan orgullosos y lo tenemos tan clavado que nos quedaríamos en casa antes de salir vestidos de «resto del año». Bueno no, al final saldríamos, pero yo ya me entiendo.

Por cierto, amigos teleblogentes, tenéis una semana de tiempo para documentaros, ya que la próxima entrega del Sanfermin Quiz pondrá a prueba nuestros conocimientos sobre el origen de esta arraigada vestimenta.


Política, fiestas y tertulias 9

Este lunes pasado empezamos con ganas de polemizar un poco, ya que el amigo estafetakoa sacó el asunto de la política en las fiestas y su influencia en las peñas.
Primero decir, para llevar un poco la contraria, que en las peñas te puedes encontrar gente de todos los palos, dado que el hacerse mozo de peña no presupone que tengas que aceptar necesariamente un determinado ideario.
Eso es así y me parece perfecto, entre otras cosas porque me parecería una burrada el pretender que todos los miembros de las peñas piensen igual.
Además, que queréis que os diga, da mucho más juego el tener amigos o compañeros que piensen diferente de ti.
Así por ejemplo, unos de los mejores ratos en el tendido te lo puedes pasar si rajando con tu vecino de localidad (suponiendo que no sea un caparra), sacas a colación el tema de la política y da la santa casualidad de que las ideas de los dos son opuestas.
Con el efecto del calor y la sangría, resulta que te montas una tertulia del tres y te dedicas entre trago y trago a rebatir los argumentos del otro y a defender los tuyos, con lo cual no haces ni caso a los toros que son un peñazo y te enfrascas en la discusión.
Para la merienda, con eso de que tienes la boca llena, se enfría un poco la conversación, por lo que aprovechas para sacar también el tema de la religión a la palestra, así si él es apóstata tú le dices que eres adorador nocturno, o viceversa, si él te dice que es de misa y comunión diaria, pues tú le respondes que te has metido en una secta y celebras misas negras. A estas alturas te da igual arre que so, ya que solo quieres llevar la contraria.
Esto hace que se anime de nuevo la charla y como resulta que te has pimplado toda la sangría de la cuadrilla y tienes la garganta seca de tanto hablar, te tienes que levantar y salir al ambigú para refrescar un poco el gaznate.
Allí te sacas a cada carajillo, luego unos pacharanes y muy importante un buen par de farias que son elemento imprescindible en un buen contertulio sanferminero (no importa que tú no fumes, el caso es meterse el tranco en la boca y masticarlo mientras hablas hasta que tengas que tirarlo porque está desecho y ya no tira).
Así entre una cosa y otra te da el final de la corrida y te tienes que despedir de tu oponente a todo correr con un »ya seguiremos la próxima vez..», porque se te va la cuadrilla.
Así pues amigos, ya veis lo bueno y entretenido que es mezclar fiestas y política.


Las madres en San Fermìn 9

Esta semana me gustaría rendir un homenaje a todas las sufridas madres de los pamploneses que se quedan en fiestas.

Ellas son una parte muy importante para el funcionamiento del programa de fiestas. Ellas se ocupan de tener la ropa siempre resplandeciente, esas camisas que llegan de color rosado oscuro, producto de esa sangría que corre en los tendidos de sol; esos pantalones que como no tengas cuidado de remangar aparecen al día siguiente con unos manchurrones negros, ese barrillo que se forma en las calles, bares, en el tendido de sol.

Al día siguiente al levantarte al mediodía está la ropa en la silla, inmaculada, planchada y con el escudo puesto, junto con el pañuelico y la faja. Gracias mamá.

También se ocupan de que estemos bien alimentados. Nos preparan menús potentes para poder soportar los embates de la fiesta, y las intensas noches. Se preocupan de que comamos bien, porque saben que beber ya bebemos bien, jeje.

Cuando los días que el cuerpo nos lo permite les llevamos a tomar el aperitivo, o a comer fuera de casa, ellas lo disfrutan a tope. A pesar de todo sacan fuerzas para salir a bailar y a disfrutar de la fiesta.

Ya podían tomar ejemplo las nuevas generaciones de mujeres, ya madres también. No quiero que suene machista, ya que nuestras mujeres son estupendas, pero quiero que vean el mérito que han tenido nuestras madres, y las madres de nuestras madres. Y sin quejarse.

Un saludo a todas las madres sufridoras en San Fermín.


Una de emociones 6

Publicamente pido disculpas a mis compañeros bloggeros por la descoordinación sobre el tema de la semana pasada, estuvo bien.

Mantengo el título del artículo del pasado 8 de abril (poco comentado por cierto) porque refleja el espíritu del encierro… “una de emociones” ¡a ver quién da más!.

Son emociones que se quedan para el que lo vive:

Esos momentos previos y ese subidón, el ruido de los cascos de las bestias contra el asfalto, ese breve momento (gracias a Dios) en el que pasan las reses (¿cuántos han pasado?) y esa bajada de tensión tras haber salido todo bien.

Yo lo recomendaría correr por lo menos 1 vez: «que no te lo cuenten!»

¿A quién se le puede negar la posibilidad de vivir esto?. Pues a mucha gente que pone en peligro la VIDA de los demás!.

Está claro que antes había que tener valor para correr el encierro, el hombre contra la res uno a uno, en blanco y negro, siempre correr delante del toro.

Ahora no es así, no hace falta tener valor, basta con estar despierto a las 8 y no dar sensación de estar muy bebido y correr delante o detrás de los astados… qué riesgo para los demás!.

El problema es la masificación y la culpa la tienen las retransmisiones televisivas. Hasta aquí de acuerdo, éxito para los medios de comunicación y éxito para el encierro. Se retransmite algo atractivo y la gente viene a vivirlo. Tan sencillo como esto.

En otro momento podemos hablar de la categoría sobre cómo lo hacen, y la diferencia entre el maestro Solano y los aprendices de Cuatro.

Orientar la solución a que se retransmitan o no los encierros o se haga en modo local o internacional creo que no es la solución. Simplemente volveríamos a dar valor a las fotos de Galle o de los periódicos… como toda la vida.

Tenedlo claro tendríamos los mismos problemas de masificación si el encierro no se retransmite.

Dicho lo cual creo que el único sistema real y eficiente para evitar la masificación del encierro es muy sencilla y se aplica a todos los espectaculos del mundo mundial:

Limitar el acceso al recorrido.

Para evitar los problemas que plantea Joseba en su artículo Reflexiones sobre el encierro del pasado 10 de abril, la solución pasa por habilitar unos espacios físicos de unas medidas definidas en el propio recorrido de forma que cuando está repleto no cabe más gente. Si en 1 metro cuadrado caben 6 personas apretadas en 10, 60 personas y en 100 metros 600, y punto no caben más para ese día.

El que quiere correr de verdad desde luego hará el sacrificio de estar entre esas personas que van a correr. El pata desde luego preferirá estar de juerga o como le dé la gana, antes que pasar una hora “confinado” esperando a que comience el encierro.

En resumen, haya televisión o no… no hay otra solución más que limitar el acceso al recorrido.


Peñas, política y calle 7

Desde hace muchos, muchísimos años, cuando se habla de las Peñas de Pamplona-Iruña, una palabra llena las bocas de muchos: ¡¡¡politización!!! Curiosamente, muchos de los que la emplean son, precisamente, políticos. Como dice un amigo mío, bajo concepto tiene el político de su oficio, cuando lo emplea para desacreditar a alguien. ¿Os imagináis que los carniceros hicieran lo mismo? ¡¡¡Las Peñas están carnecerizadas!!! ¿O los relojeros? ¡¡¡Las Peñas están relojerizadas!!! Ridículo.

Lo que ocurre es que, desde su nacimiento, las Peñas han criticado al poder. Y eso, a algunos no gusta. También en Valencia se escucha, a veces, que las Fallas están politizadas, porque critican a este o al otro.

Y son las Peñas, también, las que pelean, contra viento y marea, por programar actividades deportivas, lúdicas y culturales al margen de gobiernos, multinacionales, cuarentas principales y culturas oficiales, y son también las que mantienen en buena parte el ambiente de calle característico de los Sanfermines. Y cada vez organizan más actos durante el año. El pasado fin de semana, sin ir más lejos, una cena con fines solidarios con Kenya en una peña y una fiesta «revival» de los años 70 en otra.

Son, por tanto, los «partidos apolíticos» y los medios de comunicación «apolíticos» de toda la vida los que pretenden desprestigiar a estas organizaciones, alguna de ellas centenaria, porque no bailan al son de sus dictados.

Mientras tanto, somos muchos, muchísimos, los que bailaremos detrás de sus pancartas.