Himnos de más de medio siglo 12
¡Cómo cambian las cosas! Sólo hace medio siglo. ¿Pensáis que hoy sería posible que una cuadrilla de amigos se autodenomine «La armonía», o «los jóvenes alegres»? Me da que no. Todo va en consonancia. Tanto en fiestas como en prefiestas nos hartamos a interpretar una y otra vez, aunque sea por lo bajini, los himnos de las peñas. Que sí, que sí, que nos los sabemos prácticamente todos. Y lo hacemos con orgullo, son deliciosos, a pesar de que rezuman una candidez y una felicidad rayanas en lo hortera.
Pero claro, esto es así si lo analizamos desde la perspectiva actual. Habría que situarse en la década de los 50 para ver seguramente que los mecanismos de exaltación de la amistad eran más profundos, que la retórica era más limpia que la actual, y que, no olvidemos, había una hermosa censura que podía dar al traste con cualquier coplilla mínimamente transgresora.
¿Cómo sería hoy el himno, por ejemplo, de la Anaita? Hagamos un esfuerzo para decir lo mismo… (si lo leéis entonando queda mejor):
¡Anaitasuna!, vaya peña jatorra y molona, ¡Anaitasuna!, vaya peña saliendo a privar.
Ya está Pamplona en pleno cachondeo, ya me mareo entre tanto jaleo,
y los peteuves del Anaitasuna, en este rollo lo saben flipar.
Si tú te quieres quitar el estrés, ven a esta peña estés donde estés,
pues ya lo saben hasta en Australia, que Anaitasuna se enrolla el copón.
Que no las tiene ni blas, cosicas tiene Pamplona, que no las tiene ni blas,
impresionantes tordones, carísimos cubatones,
y lo más fuerte del mundo, las fiestas de San Fermín.
(Jota).
¡Kaña en las fiestas de San Fermín, que son la hostia de tanto salir!
¡kaña en la peña Anaitasuna, que es la mejor de aquí!
¡Anaitasuna!… ¡Anaita!
Todos privando caña y kalimotxo, chapamos bares a eso de las ocho,
con los incansables de la Malatxo, sin parar hasta la hora de almorzar.
Si alguien no sabe a qué carta quedarse, que venga al Anaita y verá qué desmadre,
pues todo quisqui lo tiene clarito, que Anaitasuna desfasa hasta hartar.
Que no las tiene ni blas, cosicas tiene Pamplona, que no las tiene ni blas,
impresionantes tordones, carísimos cubatones,
y tócate los cojones, las fiestas de San Fermín.
(Jota).
¡Kaña en las fiestas de San Fermín, que son la hostia de tanto salir!
¡kaña en la peña Anaitasuna, que es la mejor de aquí!
¡Anaitasuna!, ¡Anaita!