Toros y Contradicciones 6
Estos últimos días hemos visto que ha habido un cruce de comentarios entre partidarios y detractores de las Corridas.
Por mi parte comentar un poco las contradicciones en las que caemos más de uno de los habituales en la plaza (como es mi caso).
Ya he dicho alguna vez que fuera de Sanfermin no soy un aficionado a la Fiesta; esto es, a mí no se me ocurre ir a los toros a Madrid ni Sevilla, ni tampoco pagar un huevo en la reventa para tratar de ver a José Tomás allá donde se le ocurra torear al hombre.
La razón es muy simple: a mi las corridas en general me aburren, o sea que no soy un taurino convencido. Me aclaro: no es que sienta horror como dicen los antitaurinos al ver como se torturan los animales para solaz del público en general (quizás porque me he acostumbrado a ello), sino que simplemente porque no me atraen.
Sin embargo las corridas de Sanfermin no me las perdería por nada del mundo y soy de la opinión que sin ir a los toros, me faltaría algo.
¿La razón? Supongo que como a muchos otros en la plaza, porque me gustan todas las cosas que rodean a la corrida (y que son diferentes de otras ferias) como la sangría, la merienda, las cuadrillas vecinas, el alcalde de la peñas, etc.
Esto le sonará a más de uno a barbaridad insensible propia de un incivilizado, pero lo digo como lo siento.
Lo que si me pone del hígado es cuando oigo que se critican los Encierros porque según dicen ‘el toro es torturado, se le golpea y se le pica desde ventanas y balcones’ como argumenta algún antitaurino iluminado que hay por el mundo y que obviamente no sabe de que habla.
Y así como a las críticas a las corridas no les quito razón (porque en el fondo no les falta), cuando atacan al Encierro, me tocan la fibra ……