¿Es Pamplona taurina? 5
Estos días hemos asistido en nuestro blog a un intenso y educado debate sobre las distintas opiniones existentes acerca del Mundo del Toro. Este no es un blog taurino, ni muchísimo menos; es un blog dedicado a los Sanfermines, pero no podemos obviar que el Toro es fundamental en nuestra fiesta. Por cierto, los Sanfermines son una fiesta dedicada a San Fermín, patrón, entre otras, de esta ciudad de Iruña.
Los Sanfermines son, por tanto, una fiesta y no son una actividad consistente en correr delante del toro. Ese acto se denomina Encierro, y sólo nos ocupa un par de minutos al día del 7 al 14 de cada julio. Confundir los conceptos de Encierro y Sanfermines es una constante en diversos medios de comunicación peninsulares, así que si algún avispado redactor nos lee, que tome nota. No hay expresión que más descojonos me provoque que la de «correr los Sanfermines«. Corres si llegas tarde a una cita, si se te escapa la Peña, detrás de tus hijos o intentando coger la villavesa. Pero lo otro se llama «correr el Encierro».
A lo que íbamos. Es innegable que Pamplona es una ciudad taurina, en el sentido de que nuestras fiestas giran entorno a estos bellos animales. Antes de que las excavadoras barcinescas intervinieran teníamos incluso en la Rotxapea una calle dedicada a ellos, la Calleja de los Toros. Pero reducir el taurinismo de Iruña a la lidia y muerte (tortura le llaman algunos) denota que se desconoce la realidad de esta ciudad.
Nos gusta verlos en los Corrales del Gas, nos gusta verles cruzar el Arga de noche y nos gusta jugarnos la vida delante de ellos en Santo Domingo o Mercaderes. Y no nos gusta verlos morir, de hecho muchos y muchas ni le prestamos atención, no queremos mirar, pero su muerte es inevitable si queremos completar el círculo y comérnoslos en estofado. Tiene algo de ritual, salvaje y ancestral, eso es innegable; el ser humano arriesga su vida ante la naturaleza y celebra su victoria. Pues sí, suena primitivo.
Pero qué le vamos a hacer, somos así.
Y nos gusta.