Archivo por meses: marzo 2009


El ¿escándalo? Julio Aguirre 6

Estos días joseba nos ha obsequiado con dos interesantes artículos sobre la casta navarra. Hemos leído detalles acerca del comportamiento de Carriquiris y Zalduendos y cómo ahora existen ganaderías con esos nombres pero sin el componente genético que tienen las vaquillas que recorren nuestra geografía en verano.

Me permito hoy comentar acerca de la que, creo, ha sido la última ganadería navarra que lidió en Sanfermines. Los julioaguirres eran unos toros pertenecientes a una ganadería tudelana que irrumpieron con fuerza en las Ferias del Toro de comienzos de los años 80. Según cuentas las crónicas, eran toros muy del gusto del público pamplonés actual, o sea, cornamentas desmesuradas, enormes en caja y kilos, mansotes y peligrosos. Es decir, auténticos elefantes con cuernos. Pero como aquí triunfa el tamaño y el trapío

Los toreros que se atrevían con ellos eran los gladiadores de la época, como Vargas, el idolatrado Manili o Morenito de Maracay. Toreros relativamente modestos y de enfermizo valor, acostumbrados a Miuras y Pablorromeros, adalides de cualidades toreras que en Pamplona desatan furor.

Pues bien, estos toros, que fueron lidiados en Pamplona durante dos o tres temporadas con bastante éxito, siendo reconocido alguno de ellos con la vuelta al ruedo, protagonizaron un escándalo sin precedentes en el año, creo, de 1984. Se les había reservado el 7 de julio, día grande de las fiestas, y a unas horas de correr el encierro, fueron todos desechados, por sobreherrados, es decir, presentaban el hierro de la ganadería marcado por encima de otro hierro anterior, operación que al parecer se había efectuado de forma irregular.

Este oscuro asunto acabó con la presencia de toros navarros en nuestras calles, cuando parecía que había nacido una ganadería de leyenda.

Supuso una tremenda decepción entre los aficionados navarros.


Aniversario de La Pamplonesa 2

El 24 de septiembre de 1919 se constituyó la primera junta en la que se decició denominarla Banda de Música de Pamplona «La Pamplonesa» por lo que este año van a celebrar su noventa aniversario, ahí es nada, apenas le quedarán 10 para ser centenaria.

Los primeros Sanfermines de La Pamplonesa fueron los del año siguiente, 1920, contratada por el Ayuntamiento y participando en todos los actos de calle, como el inicio de las fiestas, el Riau Riau (nostalgia), las dianas (a las 5 de la mañana ya que el encierro era a las 6), la procesión e incluso dieron algún concierto en la Taconera. Desde luego trabajo tuvieron desde sus primeros Sanfermines.

La Pamplonesa para los pamploneses es un sentimiento, la hemos vivido desde pequeños, está presente en todos los actos importantes que celebra el Ayuntamiento, en Sanfermín o durante el resto del año y a todos nos trae buenos recuerdos. Quien no ha disfrutado con las Dianas tras una larga noche, su música acompañando al Santo en la procesión del 7 de Julio, su paciencia en el Riau Riau, cuando se celebraba, teniendo que aguantar a la muchedumbre de fiesta y en muchos casos el calor axfisiante de Julio, sus pasodobles en la plaza para acompañar la faena del matador cuando lo merece, el acompañamiento al desfile de caballeros en plaza, mulillas y banda de música, etc.

En fin, que visto lo visto ser músico de La Pamplonesa posiblemente sea un privilegio, pero en Sanfermines, además es un sacrificio que afrontarán con mayor o menor gusto cada uno de sus componentes.

Desde aquí os envío mi reconocimiento personal a vuestra importante labor para animar y dar empaque a nuestras fiestas, os deseo que tengáis el cumpleaños que os merecéis, deciros que noventa años no son nada y que seguro que os queda cuerda para celebrar varios cumpleaños de 90 años más.

Cuando se acerque la fecha os felicitaremos con mucho cariño.

Quien quiera conocer más de nuestra querida banda puede acudir a su web.


Los fuegos artificiales 7

Son los grandes olvidados, quizás por no responder a tradiciones milenarias. Prueba de ello es que en este blog no les hemos hecho ni caso. Y sin embargo, son el acto del programa que concita al mayor número de gente en directo. Las cifras que se publican hablan de 250.000 personas en el conjunto de las fiestas.

Todo empezó el siglo pasado, cuando los pamploneses y visitantes descubrieron las «bombas japonesas». Poco a poco aquello fue generando expectación, y en el último cuarto del siglo el espectáculo dio un arreón muy importante, al darse cuenta el Excelentísimo del potencial del acto.

Empezaron entonces a gastarse más dinero, con espectáculos piromusicales, que yo creo que generalmente defraudaban, pero ahí estaba todo pichichi. Empezábamos a sacudirnos el complejo que teníamos en este apartado frante a ciudades vecinas, con fiestas de hace cuatro días, pero que habían conseguido gran notoriedad en este apartado.

Hoy es el día en el que no se contratan colecciones y punto, sino que se las hace competir, y se ha abierto la veda a pirotecnias extranjeras. La calidad es muy buena, y viendo grandes espectáculos como las ceremonias olímpicas, uno se da cuenta de que la diferencia es que se lanzan miles de cohetes más en cada colección, pero que los efectos ya los hemos visto por estos lares.

Pero los fuegos son algo más. Para muchos jóvenes suponen el arranque de la noche. Para otros, seguramente más jóvenes, supone el cierre de la jornada. Para muchos es la referencia para una retirada a tiempo, que ya se sabe que es una victoria. ¿Cuánta gente queda después de los fuegos en «la estrella»? ¿Es posible quedar tantas cuadrillas ahí y que todos se localicen? Sí.

Para algunos es el escenario del despertar del amor. De noche, con los fuegos, tumbados en la hierba, arrumacos, susurros… los primeros besos… los primeros resfriados…

Para otros es el despertar del botellón. Basta pasarse por la Vuelta del Castillo después de cada colección.

Yo también me he propuesto muchas veces subir en coche a San Cristóbal a ver los fuegos. Tiene que ser un espectáculo especial. Sin embargo, como bien apuntaba Pamplonudo, nunca es buen día para hacerlo. Me pasa como con los sanfermines de Lesaka. Nunca es buen año para perderse el de Pamplona.

Finalmente, me sumo a alguna voz que ya se oye reclamando gradas portátiles para ver los fuegos. Como bien se dice, ahora lo tenemos a huevo en la zona nueva de Autobuses, o a lo largo de la Avenida del Ejército. Además, como la jumera siempre se va hacia el sur, se vería de vicio.


Zalduendo 2

Ya que la semana pasada hablamos de Carriquiri, pues ésta voy a escribir un poco de otra ganadería mítica de aquí como es Zalduendo (no os preocupéis, que no os seguiré dando la vara con el tema, ya que con ésta entrega doy por terminado el tema).

Aclarar que cuando digo una ganadería de aquí, me refiero a que por lo menos en su origen así lo era, porque si ahora quisierais ver a estos toros, os tendríais que bajar a Cáceres, concretamente a la finca ‘’Moheda de Zalduendo’’.

Haciendo un poco de historia, sabemos que la ganadería la creó don Joaquín Zalduendo en Caparroso hace ya algo más de 200 años.
Las reses fueron pasando de padres a hijos, por varias generaciones de la familia, siendo en el siglo XIX cuando la ganadería tuvo sus tiempos más gloriosos. Así hasta que después de la guerra civil se vendió y fue cambiando sucesivamente de dueños hasta que finalmente en 1987 las compró Don Fernando Domecq, quien aunque conservó el hierro, eliminó totalmente la vacada, sustituyendo las reses por otras de origen Jandilla.
Osea, que aunque en algunos foros se anuncie ésta ganadería como ‘’el hierro del siglo XVII’’ pues eso, será el hierro, porque lo que son las reses, no tienen nada que ver con las originales.

Las descripciones de los Zalduendo originales son similares a los Carriquiri, esto es unos toros más bien pequeños, finos, de pelaje colorado y con mucho nervio o ‘’mala gaita’’.
A modo de curiosidad, por si alguno tiene interés, aquí tenéis un enlace con una descripción mucho más detallada sobre los toros de origen navarro en Casta Navarra


Paridad y respeto en San Fermín. 2

Este año desde el Ayuntamiento de Pamplona se va a llevar a cabo una campaña en pro de la igualdad y el respeto en las fiestas de San Fermín. Esto no implica que sea sólo para fiestas por supuesto.

Esta campaña es tan sencilla como intentar concienciar, o concienciarnos, a todos los hombres y mujeres, pero sobre todo a los hombres, sobre compartir las responsabilidades del hogar, los hijos, hacer la compra, etc. Esta campaña quiere sensibilizarnos a todos los maromos que tenemos pareja, mujer, parienta o lo que sea que conviva con nosotros. En la gente joven creo que las diferencias son mucho menores en cuanto a compartir las tareas del hogar y cuidado de los hijos. Como ahora la mayoría de las parejas están casi obligados a trabajar los dos, no les quedan mas cojones que compartir las tareas hogareñas.

Yo mirándome a mí mismo he de reconocer que la lavadora y yo no nos conocemos, así como los productos de limpieza, sin embargo mis labores como cocinero, cuidador de hijos, y mantenimiento en general, me liberan algo del castigo.

Pero en San Fermín, que estamos casi todo el día pateando las calles, alguien tiene que limpiar algo la casa, preparar la ropa blanca, hacer algo de comer, comprar el pan, etc. Creo que la mayoría de los amables lectores reconocerá en si mismo la figura del boludo pamplonés.

Hagamos todos un esfuerzo para tener contentas a las parientas, que así seguro nos dejarán alguna juerga más.

Por otro lado la campaña del ayuntamiento se dirige también al respeto a las mujeres, muchas veces denigradas. Creo que todos con unas copas de más se nos ha ido un poco la mano con alguna chica, eso sí sin agredirla. Lo que es realmente intolerable es que haya energúmenos que se crean que porque estamos en fiestas las mujeres van todas calientes y están o tienen que estar dispuestas a complacerles. A ese tipo de gentuza hay que denunciarlos rápidamente, a ser posible sin lincharlos. Que todos tengamos en mente que al ver cualquier abuso o agresión nuestro deber moral es denunciarlo, sin necesidad de arriesgar nuestro pellejo si no es necesario.

Eso sí, esta campaña tiene que servir para todo el año.