Archivo por días: 7 de abril de 2009


Tradiciones de quita y pon 3

Nos decía ayer Joseba que hay tradiciones que no lo son tanto. Y otras que están en pleno proceso de asentamiento. Este tema es divertido porque se trata de analizar qué cosas dentro de décadas pensarán que se llevan haciendo durante milenios. Ejemplo: la nostalgo-horterada de anudar el pañuelico a las verjas de San Lorenzo al acabar los sanfermines. Lo cierto es que tiene tanta fuerza simbólica que los medios le acabarán dando rango de tradición enseguida. Yo les tengo a los pañuelos que uso año tras año el suficiente cariño y apego como para que ni se me ocurra abandonarlos de esa forma.

El encierro de la villavesa, puntazo acojonante, que va perdiendo fuelle debido a los inconvenientes que genera.

Pero me gustaría referirme a una «tradición» que se está perdiendo paulatinamente, y no nos estamos enterando. Para mí supone uno de los momentos más bonitos y más emotivos de las fiestas. Se trata del espectáculo que la solanera solía protagonizar al retirarse por el patio de caballos el último torero de la feria.

Los pelos como escarpias. Cómo el ruedo se va llenando de los txikis y no tan txikis. Cómo los de sombra se quedan, llenos de sana envidia, para no perderse detalle de esa media hora de cánticos y bailes al unísono, todas las peñas, dirigidas a cada momento por una o dos charangas. No se va nadie.

Los gritos de «¡San Fermín! ¡San Fermín!» retumbando en la monumental, canciones y coreografías, lágrimas que se escapan ante los letreros «Sanfermin 2010 zoriontsuak» (ver llorar a un amigo siempre pone la carne de gallina). Sin solución de continuidad, una charanga «pisa» en cuanto la anterior culmina sus últimas notas en la plaza. Abrazos de despedida feliz, por los momentos vividos, y por los que vendrán el año que viene. Despedidas reales, hay gente a la que tardarás exactamente 357 días en volver a ver.

Cherokee, el Rey, los Blues Brothers, algún himno peñil, todo a ritmo cañero, y todos gozando y disfrutando, como digo, de uno de los mejores raticos de las fiestas, a pesar de que es  uno de los primeros aldabonazos con los que te vas dando cuenta de que los sanfermines se te escapan.

Pues bien, yo con casi dos décadas ya de ferias a mis espaldas, esto lo conocí así desde el principio, y con gran dolor de mi corazón debo decir que se está perdiendo. Ahora hay peñas con prisa, las charangas van a su puta bola cada una, la gente se dispersa, y en sombra sobre todo se ven calvas. Aún queda algo, pero nada que ver con lo que era antes. Es una pena, insisto, porque es uno de los «momenticos» que hay que vivir. Esto no sé si tiene categoría de tradición, pero si la tiene, es una de las que se está perdiendo.