Archivo por meses: junio 2009


Los pelos como escarpias 7

Ahí van otros 3 relatos más de los 20 seleccionados.

Enhorabuena a todos, todos. Disfrutad de estos 5 minutos más de microrrelatos para mantener un día más «los pelos como escarpias».

Ya falta menos!.

6 DE JULIO Y YO AQUÍ,  de María Lorca

6 de julio, sí, es 6 de julio, Txupinazo y yo aquí; aquí, ¿qué es lo que hago aquí? Porque no estoy allá donde quisiera estar. Sí, son las 7 de la mañana me levanto como me levantaría probablemente allí, no podría dormir más, la emoción de San Fermín… pero no, estoy aquí, tengo que trabajar, creí que sería más fácil… tendré otros días… el fin de semana… no, nada es comparable.

No, no quiero estar aquí, una sensación extraña se está apoderando de mi, va a ser un día largo… bip bip… un mensaje, mi hermano, la emoción, el no va más… y se me cierran los ojos… bip bip… una amiga mía… el pañuelo, la ropa blanca, el almuerzo, la ilusión… bip bip bip bip bip… no puedo más y rompo, rompo a llorar… son las 12 y la gente aquí no siente nada, es un día más, y mi corazón se acelera viendo a cámara lenta la ciudad en rojo y blanco, PUM… VIVA SAN FERMIN, GORA SAN FERMIN… y la alegría se dispara en Pamplona y yo me quedo aquí mirando la pantalla del ordenador y diciéndome que nunca más… que una y no más…

EL SANTO MORENICO, de Guillermo Cano

Todo en contra: la hora, el sueño, la fatiga… Era imposible que llegaras a tiempo, pero has llegado a tu sitio, donde has visto la procesión durante años, cuando eras pequeño y no trasnochabas tanto como ahora…

Sin más aviso que un alegre rumor llega la comitiva: los cabezudos y los kilikis (¡que no me peguen mucho, por favor, que la resaca no perdona!), los zaldikos y los majestuosos gigantes. Suena la música de La Pamplonesa y de repente… ahí está él. 

No oyes nada. Sabes que fuera hay jolgorio, pero dentro de ti todo calla. Ya no hay resaca, ni cansancio, ni sueño. Solo el Santo morenico. Solo su egregia figura bendiciendo a la ciudad, su ciudad, con el pañuelico rojo bien anudado al cuello. Ese pañuelo del cual nos colgamos los pamploneses en momentos de agobio cuando necesitamos de su intercesión. Y la lágrima brota, incontenible, limpia, y aplaudes a rabiar. Y la garganta tiembla cuando gritas lleno de emoción “¡VIVA SAN FERMÍN!”.

Después, el resto del cortejo. Es vistoso, muy bonito. Pero pierde importancia: San Fermín te ha mirado a los ojos, te ha sonreído, te ha dicho “Buen hijo de Pamplona, estoy siempre contigo”

SENSACIONES, de Mari Carmen Apezteguía 

Lentamente, voy anudando el pañuelo en mi muñeca.  
La faja rodea mi cuerpo en un sensual abrazo, mientras sus flecos acarician mi pierna.
La imagen reflejada en el espejo me confirma lo que ya sé, estoy guapa de blanco y rojo.
Sobran más adornos.
Avanzo, con pasos rápidos y firmes hacia la Plaza Consistorial.
Arropada por cientos de personas, supongo que con parecidas sensaciones.
El vallado viene a saludarme. Otro estremecimiento. Otra sensación.  
11’45. La fachada del Ayuntamiento observa orgullosa la marea humana a sus pies.  Yo, apenas siento su presencia. 
El corazón aumenta el ritmo, hasta ahora acompasado.  Falta tan poco…
¡Las 12!  Estalla el cohete  y todo estalla con él. Una lágrima recorre mi rostro… como cada año.
Salto, río, grito, lloro…. y los sentimientos surgen unánimes mientras anudo el pañuelo en mi garganta, esa garganta de la que, en un perfecto dúo junto a mi ser entero, brota con fuerza,   

¡Viva San Fermín!

¿Explicarlo? ¿Comprenderlo?

¡VIVIRLO!


Más relatos 7

Antes de recuperar nuestros artículos habituales de cinco minutos diarios de San Fermín, hoy, mañana y pasado podréis leer los diez microrrelatos que se quedaron en las puertas de la final del pasado Certamen.

Los Sanfermines los viviremos en la calle, como debe ser y dedicaremos el verano a ofreceros una selección de entre los 311 textos recibidos.

UN MÚSICO EN EL RIAU RIAU, de Luis San Martín

6 de julio. Plaza Consistorial. 17h 59m.
Ya estamos aquí de nuevo. ¡A ver cuántas veces tocamos el vals de Astráin! Recuerdo cuando pasábamos de 150. Atento al director, ¿por qué nota empieza? Ya me acuerdo ¡allá vamos! Este momento es increíble y resume a la perfección el ambiente sanferminero. Somos como un oasis en medio del gentío. Siento envidia de todos los que están aquí bailando y cantando, pero no me cambio por nadie. Todos quieren a La Pamplonesa; es un orgullo formar parte de ella.
Vamos diez y por ahí adelante asoma la iglesia de San Saturnino. La próxima descanso o no aguantaré hasta el final. Cada vez hay más gente. Las fiestas de San Fermín no serían lo mismo sin su Riau-riau.
Por fin llegamos a la calle Mayor y puedo ver a los gigantes. El cansancio hace que desde aquí parezca más larga. ¡Gracias por el champán, necesitaba un poco de gasolina!
Estamos llegando. Después un paseo tranquilo, que mañana viene el día completo: dianas, procesión, mulillas, toros… espero que el cuerpo aguante.
Esta es la última. He perdido la cuenta. ¡que son en el mundo entero unas fiestas sin igual, riau riau!

MI SAN FERMÍN ES TUYO, de Javier Saralegui

No duele madrugar si la recompensa es ver y escuchar el encierro. No importa esperar si los que van a pasar son Gigantes, Cabezudos, Cabildo, Santo, Corporación, Pamplonesa. Da igual que noten que llores si lloras por una jota. La vida cambia en San Fermín. O San Fermín nos cambia. ¿Creemos o le queremos? No sé… las dos, supongo ¿Hay que tener la respuesta? ¿De dónde nace mi pasión por mis Fiestas? Aquella cámara de fotos que sacaba un monigote con bocina… ¿seguirá con mis juguetes? El hormigueo en los fuegos, la bruja del tren chu-chú, Antoniutti, mi primer éxtasis en un Chupinazo. De ahí viene. Ahora es parte de mí. Me acuerdo de todo… de casi todo. Fue el día, luego la noche, la noche y el día. El día.Y lo que nos queda. San Fermín es lo mismo pero siempre distinto. Siempre sorprende. Invéntatelo. Es fácil saber qué encaja y qué no. Yo te invito. Madruga, espera, llora y ríe conmigo. Recuerda. Y estremécete conmigo. Mi San Fermín es tuyo. Y ya llega. San Fermín es nuestro. Estamos preparados. Gracias, Pamplona. Gracias, San Fermín.

SANTO DOMINGO, de Sergio Villava

Al fin los vio.
Venían a la carrera, en manada, con el tiempo atrapado entre sus hocicos, envueltos en el ruido de las bestias, destacando la negrura sobre el rojo y el blanco. Trató de coger velocidad luchando por situarse en el centro de la tormenta humana. Se giró un momento, pero era tarde. Sintió un golpe, húmedo y desgarrante, y la negrura se lo llevó.

“Chico, ¿estás bien?- la voz sonaba lejos, anciana.
“¿Dónde estoy?
“Vamos chico, coge mi bastón”
Asió el bastón con ambas manos, con la fuerza de quien intuye la verdad y la busca, y una luz lo cegó.

“¡Un miligramo de codeína!”-oyó.
Abrió los ojos, y el sol, en lo alto del crisol de piedras, del bullicio blanco y rojo, lo deslumbró.
Entonces lo vio, vigilante desde la barrera de metacrilato, con su bastón y su capote, la mirada detenida en la responsabilidad de años de compromiso. Cerró los ojos, seguro y tranquilo, y una sonrisa de gratitud cruzó la calle, hacia lo alto.

Al fin lo comprendió.


Finalistas del I Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín 5

Para que todos podamos seguir disfrutando de los magníficos microrrelatos que habéis tenido a bien escribir hoy podéis leer los siete microrrelatos finalistas que acompañaron a los tres ganadores publicados ayer.

4º clasificado: BIG BANG SANFERMINERO, de David Vital

El murmullo de la masa era ensordecedor. Mi cuerpo convertido en plastilina, moldeado por la presión que ejercían en mí las personas situadas alrededor. El aire era tangible, se podía tocar el aroma a tanino que desprendían las botellas que se descorchaban de mil en mil. Era seis de julio y el reloj palpitaba lentamente hacia las doce, hora en la que comienza el año navarro.  Allí, en ese escenario tan rocambolesco, intercepté tu mirada. De repente, una mano golpeó mi cara alzando el pañuelico con fuerza. Oí el alma de la concejala gritando. La emoción comenzó a encender  la mecha  del nervio más alejado de mi pie. El cosquilleo recorrió mi pierna y ascendió rápidamente  sincronizado con  el sonido del cohete que conquistaba el cielo.  Recuerdo un «impasse» en el tiempo. Un microsegundo de incredulidad me invadió. El «big bang sanferminero» comenzaba. En ese instante otra vez tu mirada entre las estelas de la gente. Después llegó el estallido, una onda expansiva de gozo, placer y jolgorio envolvieron mis entrañas. La inercia y la deriva  me arrastraron hacia ti. Esta vez no naufragué, te agarré, te besé y desde entonces nuestro aniversario se viste de blanco y rojo.

5º clasificado: ESE AFORTUNADO TRAPO ROJO, de José Francisco Alenza

No tenía que haberse metido. Nunca se llega a tocar fondo. Siempre se puede empeorar. No tenía que haberse metido. Ahora sabía, entre los bufidos y las babas del Jandilla, que había sido un tremendo error. Que la malísima racha que arrastraba desde hace tiempo no había terminado. O que podía terminar ahora entre esos puntiagudos pitones.

La crisis le había dejado sin trabajo y sin piso. Carlota le había abandonado. En ello pensaba mientras trataba inútilmente de zafarse del Jandilla. Oía y veía los intentos de los mozos por llevarse al animal. Pero éste insistía en golpearle. Resignado y agotado se abandonó a su suerte…

De repente notó que se teñía de rojo la sombra de la bestia. Y al instante siguiente se vio libre del monstruo y levantado por los mozos.

Todos le felicitaron por su suerte. Era increíble que sólo tuviera rasguños. Pero más increíble era que nadie hubiera visto el trapo rojo -blusón o jersey- que se llevó a Afilador. Tampoco en la tele ni en las fotos se veía ese trapo rojo. Pero él lo notó y lo sintió. Y ahora iba a la iglesia de San Lorenzo a dar gracias por su buena suerte.

6º clasificado: A BUEN ENTENDEDOR…, de Uxue Etxebeste

Las doce menos cinco.  El pañuelico en las manos. Cuatro minutos en la tele, de aglomeración patrocinada por pelotas gigantes regada con vinos flojos con burbujas. La respiración acelerada y el corazón en un puño.  Sudor en las manos de puro nervio. Aquellos pañuelicos de cuando era cría, que desteñían todo y acababa las fiestas con toda la ropa a corros rosas. La voz del locutor intenta explicar qué es la emoción.

¡Viva San Fermín! Gora San Fermin!

Un nudo en la garganta; una lágrima con sabor a distancia; un año más en otro sitio; unos sanfermines sin mí; un yo sin sanfermines; un PTV expatriado, hoy sí que soy de Pamplona; un «yo quiero estar allí»; otra lágrima, sabor kalimotxo, almuercico y bocadillo de ajoarriero en los toros; los pelos de punta en la procesión; un dolor de alma de salida de las peñas y yo aquí lejos; un ¡oh! al mirar los fuegos; un empacho de churros; un mareo de subir a la noria; un kiliki con mala uva; veinte euros en la tómbola y me toca un paquete de galletas.

Eso es mi emoción.

Pobre de mí. Del año que viene no pasa. Yo voy.

7º clasificado: CONFESIONES INSÓLITAS, de Consuela Dobrescu

Están a punto de volver a hacerlo. Lo noto en el aire. De nuevo adornarán mis fachadas con tapices extraños y pisarán sin parar mi piel, mis calles, embriagados por la euforia del ritual. No estarán sólo los de siempre, sino que traerán a hermanos de todos los colores. Me cantarán en mil idiomas, me recorrerán a pasos diferentes, me amarán de blanco y me llorarán con lágrimas de vino. Obrarán milagros: harán noche el día y día la noche. Se les detendrá el tiempo y se creerán eternos. Sacarán a mi joven obispo de Amiens de su descanso y lo adorarán como nadie más que ellos sabe adorar. Serán amables, atentos, descuidados y salvajes con él y conmigo. Jugarán traviesos con sus siervos, los astados, queriendo olvidarse de que ellos mismos sirven a Uno más grande que ellos. Se volverán niños, pensando que el mañana no existe y que la alegría reinará en su interior para siempre.

Lo harán porque tienen la certeza de que hagan lo que hagan, me llamen como me llamen, Pamplona, Iruña, Pampelune, yo les cuidaré en todo momento. ¿Cómo podría no hacerlo, si ellos son mi alma?

8º clasificado: LA REINA NEGRA, de Roberto Cormenzana

Todos se detienen y la última comparsa toca sólo para mí sus últimos acordes, y doy vueltas y más vueltas como un derviche a ritmo de polka de gaitas, y una estela roja y blanca que se come a sí misma se estampa en el azul cielo y en el gris de los adoquines. Toko-Toko me da la espalda pero mi corazón seguirá siendo suyo. Varios metros más abajo, la Japonesa está comiendo churros, y Caravinagre y Napoleón hacen de las suyas. Con el palo no, con la verga sí. Los niños valientes les plantan cara y se ríen, desafiantes. La chica relámpago me saca una foto y contempla absorta mi tocado de plumas doradas. ¿Estoy guapa? ¿Lo estoy? Hace ya más de siglo y medio, papá Tadeo, y todavía me emociono como el primer día. Las nenas y los nenes mozos, que logran no derramar lágrimas, me han regalado sus chupetes, que ahora cuelgan de mis manos. ¡Soy tan feliz, San Fermín! Nuestra magia se enrosca en mi danza giratoria y la gente me aplaude y me rinde pleitesía. Porque yo, Braulia, soy la reina de América.

9º clasificado: LA NIÑA DEL TAMBOR, de María Amaya Carro

Los recuerdos son extraños. A veces sólo se recuerda un olor, un sonido de fondo; otras, se trata de imágenes sueltas, fotografías inertes en las que uno se ve a sí mismo, como si el alma saliera de vez en cuando del cuerpo, se contemplara y retratara para almacenarse en la memoria.

Así, entre los pocos recuerdos que me quedan de la infancia, poco dada como soy a la nostalgia, hay una foto en blanco y negro de mi misma, vestida de blanco, con una faldita corta y tableada y el pañuelo oscuro (rojo, supongo) al cuello, armada con un tambor con dibujos de payasos y dos baquetas de plástico y rodada de una multitud a la salida de las peñas. De fondo, suena en la imagen el «txun-txun» y la algarabía. Y yo, tímida y agazapada entre toda aquella gente, me sentía tremendamente feliz.

Ahora que soy madre, vestiré a mi niña con una faldita blanca y un pañuelo rojo, le compraré el tambor, la trompeta o el globo de moda; y espero que dentro de muchos años, recuerde -como si de una fotografía se tratara- su imagen vestida de pamplonica,  un día de San Fermín, sintiéndose tremendamente feliz.

10º clasificado: MIEDO, de Ignacio Navarro

Las risas callan. Habla el silencio. Solo. Tercer día. Hoy sí. Te acercas a la curva. El sol te ciega un segundo. Rostro serio. Respiras despacio. Giras a la derecha. Veinte metros. Tu tienda. Te apoyas. Sueltas y atas la zapatilla derecha. Dos veces. El pastor calienta a tu lado. Te acuerdas del Santo. Cruzas miradas sin ver. Das un par de saltos. Disimuladamente estiras un poco el tobillo. Brazos en jarra. Sabes que no es por calentar. Son los nervios. El miedo. Mucho. Respiras despacio. Más profundo. Ya no puedes salir de ahí. Un cohete. Aguantas. Muchos corren. Aguantas. Segundo. Aún no. Aguantas. Te pones en el centro. Empiezas a moverte. Miras atrás. Todo se acelera. Los ves chocar. Gritos en los balcones. Ahora. Corres. Miras atrás. Corres. Te agarran. Empujas. Miras adelante. Corres. Te empujan. Te pasan. Ahí está. Uno. Solo. Detrás. Negro. Corres. Tres metros. Cuatro. Cinco. Un empujón. El suelo. Te tapas la cabeza. Quieto. Ruido. Más quieto. Te pisan. No sientes. Más ruido. Gritos. Un brazo te toca. Estás bien. Puedes levantarte. El blanco ahora es negro. No hay rojo. Jadeas. Llegas al vallado. Respiras. Caminas. Mañana volverás. Y de blanco. Y de rojo.


Fallo del jurado del I Certamen de microrrelatos 36

Estimados lectores, ayer a las 19.30 se hizo público el fallo del I Certamen de microrrelatos, con los siguientes resultados.

Primeros tres clasificados:
Ganador: ‘’El último encierro’’ por Javier De Prada, de Pamplona
2º clasificado: ‘’El chupinazo’’ por Ginés Mulero, de Viladecans
3º clasificado: ‘’Fin de fiesta’’ por Alberto Montoya, de Pamplona

Resto de finalistas:
4º clasificado: ‘‘Big bang sanferminero’’ por David Vital, de Artajona
5º clasificado: ‘‘Ese afortunado trapo rojo’’ por José Francisco Alenza, de Pamplona
6º clasificado: ‘‘A buen entendedor..’’ por Uxue Etxebeste, de Tarragona
7º clasificado: ‘‘Confesiones insólitas’’ por Consuela Dobrescu, de Pamplona
8º clasificado: ‘‘La reina negra’’ por Roberto Cormenzana, de Pamplona
9º clasificado: ‘‘La niña del tambor’’ por María Amaya Carro, de Pamplona
10º clasificado: ‘‘Miedo’’ por Ignacio Navarro, de Sarriguren

Nuestra enhorabuena a todos ellos.

Como ya os comentamos ayer, durante la ceremonia se hizo lectura en voz alta de estos 10 relatos, a cargo de otras diez personas relacionadas con las fiestas.
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A continuación podéis leer los 3 relatos ganadores (en posteriores entradas iremos publicando el resto), ¡que los disfrutéis!:

3º clasificado: FIN DE FIESTA, de Alberto Montoya

Eran las doce pasadas. Sonaba la última traca del Pobre de Mí, y la gente, aunque ya en menor cantidad que otros días, alborotaba el ambiente, aún con ganas de fiesta. A su alrededor, las peñas animaban mientras la muchedumbre cantaba emocionada, los niños, jugando, evitaban a toda costa que se cayera la cera de las velas como si de un tesoro se tratara, para la gente joven aún daba tiempo para una última noche de excesos… No parecía un fin de fiesta, sino el comienzo de otra, como si los días no pasaran factura a los espíritus allí congregados. Recogió su manta, envolviendo con ella las gafas de plástico de dos euros, las pulseras de cuero ennegrecido y aquellos típicos sombreros de vaquero que tanto animaban la media altura de los bares. Nadie se había fijado en él, solo era otro vendedor de piel oscura y curtida, al que todos intentaban regatear hasta el empalago, otro “pobre hombre que tiene que ganarse el pan mientras otros derrochan sin parar”, como pensaban los que le observaban. Pero él estaba orgulloso, todo había vuelto a salir perfecto. Sigilosamente, se adentró en las oscuras calles, dejando atrás la fiesta. Su Fiesta.

2º clasificado: EL CHUPINAZO, de Ginés Mulero

¡Viva San Fermín! La mecha prende y el cohete sisea hasta ascender abriendo el trozo de cielo en júbilo. En la Plaza del Ayuntamiento llueve el cava y una explosión de cánticos incendia con benevolencia mi entrada en la mayoría de edad. Unánimes cantamos “Todos queremos más… libertad”. Como un solo cuerpo unido por una faja roja, vehementes, botamos. En un castellano roto, la muchacha escandinava que de frente me frota con sus senos exuberantes, duros como piedras, tararea en mi oído: “…porque bebiendo vi-no nos co-no-ce hasta el Pa-pa”. La sangre viaja en palpitaciones por la autopista de mis venas. Hemorragias varias de pudor aúnan esfuerzos concentrándose en un lugar común. Sus labios mojados de zurracapote sellan los míos y temo que el ajoarriero del desayuno la eche para atrás. Especulo que los de la Peña La Jarana que nos rodean se mofen… Mi ardor es abarcable y la rubia lo ataca, por encima del pantalón. Lejano oigo un “…que te ha pillao el carrico del helao”, y cierro los ojos imaginándome a Hemingway y San Fermin conversando sosegadamente sobre mí. Levanto las pestañas regresando al mundo. No está. Un río humano se la ha llevado. Pobre de mí…

Ganador: EL ULTIMO ENCIERRO, de Javier De Prada

(A San Fermín pedimos…)
Al alzar el periódico vi la mancha de sangre seca en mi mano. Entoné la plegaria intentando conjurar el miedo que ascendía por el pecho y me abrasaba como una cornada caliente.
Me llamó la atención su indumentaria, como de otro tiempo, la quietud hierática y su mirada sombría. La esquivé clavando los ojos en la hornacina.
(… dándonos su bendición.)
El último canto era la señal para que cada cual ocupara su puesto, como una emboscada en un desfiladero. Descendí la cuesta empapado por el pánico. El peligro ya olía a pólvora.
Me siguió, tocó mi espalda y me espetó:
– Tú no me conoces. Soy Esteban. Caí en 1924.
Me señaló una figura borrosa con la que nadie tropezaba. Sujetaba un pedazo del santo capotico.
– Y también están los otros doce, en su lugar del recorrido, atentos al quite.
Entonces descubrí con estupor mi camiseta desgarrada y sanguinolenta.
Me dijo conmovido:
– Sí, Matthew, corriste tu último encierro en 1995. No pudimos hacer nada.
El estallido del cohete silenció mi grito incrédulo.
Y me abracé a él llorando mientras la manada ascendía como un tren cremallera y pasaba por encima sin reparar en nosotros.


Los 20 que pasan al Jurado 9

Amigos, por una parte ha sido apasionante disfrutar de los microrrelatos que habéis escrito, y por otra nos pesa la frustración de dejar en el camino obras que nos han gustado mucho.

No dejaremos de agradecer la estupenda respuesta que ha tenido la convocatoria del Certamen.

Pasamos a enumerar las obras que los miembros de blogsanfermin.com hemos seleccionado para que el Jurado valore y emita el fallo esta tarde. Están ordenadas por orden cronológico de recepción.

1.- A BUEN ENTENDEDOR…
2.- NOBODY PREPARED ME FOR THIS
3.- BIG BANG SANFERMINERO
4.- ¿Y AHORA?… A LAS DIANAS
5.- 6 DE JULIO, Y YO AQUÍ…
6.- MOMENTICO
7.- EL CHUPINAZO
8.- SENSACIONES
9.- SANTO DOMINGO
10.- EL ÚLTIMO ENCIERRO
11.- FIN DE FIESTA
12.- UN MÚSICO EN EL RIAU RIAU
13.- MI SAN FERMÍN ES TUYO
14.- LA NIÑA DEL TAMBOR
15.- ESE AFORTUNADO TRAPO ROJO
16.- EN LA PLAZA DEL CONSEJO, A LA DERECHA
17.- EL SANTO MORENICO
18.- CONFESIONES INSÓLITAS
19.- LA REINA NEGRA
20.- MIEDO

Os recuerdo que una vez que el Jurado emita el fallo, la Organización se pondrá en contacto con los vencedores para comunicarles la noticia y concretar la forma de recibir el premio.

Y mañana publicaremos el cuadro de honor y reproduciremos los tres relatos premiados.

¡MUCHA SUERTE A TODOS!