Balance taurino 2009 9
Ya han pasado algo más de dos semanas desde que Perera estoqueara al último de los podados Núñez del Cuvillo y las txarangas de las Peñas se reunieran sobre la arena para entonar juntas el Vals de Astráin y el Goesba en el emocionado recuerdo a los Malatxos.
Por tanto, con casi todo ya olvidado, uno escarba en la memoria y no tiene más remedio que reafirmarse en que la Feria del Toro se ha convertido únicamente en trampolín para aquellos matadores especializados en las denominadas ganaderías duras.
Un año más el arte brilló por su ausencia. Y para uno que baja la mano y torea despacio y quieto como Morante (señores de luces, en Pamplona hay que correr por las mañanas, no por las tardes) nuestra Plaza lo ignora y prefiere regalar, unos minutos más tarde, orejas a espuertas al Juli y a Perera.
Por lo demás, una nueva oportunidad perdida para Joselillo (y ya se le han escapado dos aquí) en la poderosa tarde de Dolores Aguirre y la confirmación del adolescente Rubén Pinar, al que ya conocimos de novillerito en Albacete, y que apunta a figura.
Como siempre, lo mejor la compañía y las meriendas, con mención especial a esos excelentes tacos de pollo con champiñón caramelizado.