Un poco de literatura taurina 8
En junio, Eduardo Laporte, periodista y escritor pamplonés, amigo de este blog, publicó en el suyo, entre otros comentarios, la reseña de un libro del periodista sevillano Manuel Chaves Nogales, El maestro Juan Martínez que estaba allí.
Casualidades de la vida, por esas fechas celebro mi cumpleaños y mis avispados padres me regalaron otra obra del mismo periodista sevillano, la biografía Juan Belmonte, matador de toros.
Eduardo Laporte se centra en la figura de Chaves Nogales, por aquello de la afinidad profesional. Alcanzó cierto prestigio en los principales periódicos de su época; la Guerra Civil le hizo exiliarse a París, de donde huyó con la llegada de las tropas alemanas de Hitler. Murió en Londres en 1944.
Pero a mí me atrae Belmonte. Nacido en Triana, en la calle Feria, de familia humilde, aprendió en la escuela a leer y a escribir, y por las noches cruzaba a nado el Guadalquivir con otros golfillos para internarse en dehesas en las que torear desnudos a la luz de la Luna. Tal cual. Unos inicios penosos, de los de más cornadas da el hambre, hasta llegar a convertirse en figura del toreo y en todo un «señorito andaluz», culto, con sus dineros y su cortijo.
Belmonte habla en su biografía de su rivalidad y amistad con Joselito el Gallo, hasta la muerte trágica de éste en la plaza de Talavera. Cuenta los interminables viajes en los trenes de la época de las cuadrillas de toreros, que cruzaban cada día la Península de cabo a rabo; sus andanzas por México y Perú; sus escapadas a Nueva York con su esposa para huir de la fama e incluso sus crisis de conciencia al considerar que ya no podía ofrecer más al público.
Y recuerda, también, claro, sus triunfos en la Feria de San Fermín, sobre todo en las tres corridas de 1914.
Un libro muy interesante, ameno y excelentemente escrito, al estilo de una novela, editado por Libros del Asteroide.
Y estoy de acuerdo completamente con Eduardo Laporte en que la vibrante vida del periodista Chaves Nogales podría ser encarnada en el cine por Kevin Costner. Juzgad vosotros mismos.
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