Generaciones sanfermineras. 3
Este año pude ver en la procesión de San Fermín a varias generaciones de una familia que esperaban el paso del Santo. ¡Qué bonita estampa! Una abuelilla que rondaría los 90 años, su hija que andaría por los 65, su nieta treintañera y dos chiquillos pequeños. Está claro que hay relevo generacional mientras haya gente que inculque su sentimiento y su amor por nuestras queridas fiestas, y también al Santo patrón.
Qué momentos más diferentes se pueden vivir en San Fermín. Durante el día se ven momentos emotivos, alegría sana y un ambiente extraordinario. Sobre todo por las mañanas. Por las tardes también es un jolgorio increíble, tanto la gente que va a los toros, como los que llenan los bares del Casco Viejo y aledaños.
Por la noche creo que es cuando se ven los tremendos excesos que comete la gente con el alcohol y otras sustancias que mejor ni nombrar. A mí personalmente me da miedo que las generaciones futuras más próximas, como me toca a mi directamente, se vean envueltas en esos ambientes de patanes completamente ebrios, faltones, bronquistas y macarras de medio pelo. El otro día recordaba el reportaje sanferminero con que nos «deleitan» en la cadena pública. Nos muestran parte de lo más oscuro de la fiesta: peleas, gente inconsciente tirada en cualquier esquina, algúno que lo han apalizado y no sabe ni cómo se llama, etc.
Bien sabemos todos los que no cumplimos ya los 30, que siempre ha habido gentuza, y malos ambientes tanto dentro como fuera de las fiestas. Pero cuando hay tal aglomeración de gente la chispa salta en cualquier momento. Yo mismo me he visto envuelto en alguna ligera tangana alguna vez. Y luego no sientes mas que verguenza de ti mismo. Tenemos que esforzarnos por cultivar a nuestras futuras generaciones de lo que es la fiesta sana y alegre, para que no caigan en el pozo de lo cutre y zafio.