Pomposhos y Majorettes 5
La esencia de los sanfermines nos parece que permanece, aunque nadie lo diría desde fuera viendo los cambios no de año en año, sino echando la vista atrás por ejemplo 35 años.
El barrio donde yo vivía se despertaba a los sones que marcaba la Agrupación de Cornetas y Tambores de la A.D. San Juan, con el Quinto Levanta y similares. Dianas desaparecidas hoy, que sólo quedan dianas ya por lo viejo, salvo que la peña del barrio dé la turrada un día.
Acompañaban el ritmo tropas de chavalas minifalderas, con casacas militares y gorros de soldaditos de plomo, pero que se distinguían sobre todo por los giros imposibles que realizaban con sus bastones. Tiempos de Majorettes. Eran una atracción de las de postín. El ayuntamiento solía contratar a Majorettes de Burdeos. Ya se sabe, si encima eran francesas, pa qué te ví a contá.
Eran mañanas también de fanfarres. O como decíamos en casa, de fanfarrias. No sé si el señor Moliner podrá aclararnos cuál de las dos formas es la correcta (si es que alguna lo es). Y ahí, los Pomposhos eran inigualables.
Se trataba de una cuadrilla de giputxis que hacía las delicias de quienes se topaban con sus rondas. Su alma mater, Miguel Miralles, «Gilito», dirigía con maestría no ya las interpretaciones, sino las verdaderas actuaciones del grupo. Histriónicamente elegantes como su propio nombre koskero indica, conjugaban música y socarronería con verdadero éxito.
¿Os acordáis de ellos?
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