Alberto Schommer 3
Alberto Schommer es uno de los muchos fotógrafos que han centrado en algún momento de su carrera su mirada en los sanfermines.
Hace 14 años, la Banca Cívica, antes de serlo, publicó el libro «La fiesta», recogiendo unas 160 instantáneas del fotógrafo vitoriano, de padre alemán, en las que la protagonista es la fiesta de San Fermín.
En ese mismo 1996, Schommer fue nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (supongo que existe una clarísima relación causa-efecto entre fotografiar los sanfermines y que le aúpen a académico). En 2008 recibió la Medalla al Mérito de las Bellas Artes. No hablamos de un cualquiera. Es uno de los grandes.
Su presentación del libro es lo que quiero traer al blog. Dos páginas de las que voy a extraer algunos pasajes que suscribiríamos cualquiera de nosotros, pero que a veces tiene que venir alguien de fuera a dar en el clavo. Posiblemente porque nosotros damos muchas cosas por sentadas, mientras que a los visitantes les pillan de nuevas. En todo caso, demuestran que Schommer es gran conocedor del alma de los sanfermines y de sus entresijos, no sé cuantos sanfermines han contemplado sus 81 años.
«Suena el despertador […] y te das cuenta con urgencia, que me esperan en media hora. ¡No es posible! Si acabo de acostarme«.
(Sobre el encierro): «es el único acto que requiere una voluntad;es lo único que en la fiesta requiere una férrea actitud de ir a pisar el pasillo por donde pasan los toros… y hacer lo que se pueda…el resto del día se vive con la máxima libertad personal«.
«Vuelvo al café de la mañana, y entre sorbo y sorbo de cerveza, voy cabeceando acompañado por el compañero sol. Me avisan que despierte, que luego es peor«.
«¿Quienes torean? ¡Ni se sabe! Si hay toros, que sí los hay, habrá toreros, y sol, y marcha, y nos olvidaremos del mundo. ¡Pero qué son los toros en los sanfermines para las cuadrillas del seis, sino olvidarse hasta de la vida!»
«En un bar como puesto de socorro, recalan y te presentan a Fulano y a Mengano, y alguno más que son los amos. Ya quisiera poder llevar su porte, su ropa, su desaguiso cultural-festivo».
«La fiesta se vive los nueve días intensamente, sin apenas descansar, como un torbellino. No es el alcohol el que te mantiene, tú eres el soporte, el que mantienes el alcohol, que por otro lado ya se ha reciclado en bienestar, marcha, es decir, en alegría«.
Como colofón me hubiera gustado adornar este post con alguna de sus fotos, pero los derechos son de la banca cívica, y no me fío nada de una banca que se hace llamar a sí misma cívica.