Archivo por meses: marzo 2010


De viajes y exilios 8

Cuando escribo esta entrada, son las nueve de la noche del martes y estoy sentado en el estrecho asiento de un avión que se mueve como una cafetera por las turbulencias.
El viaje no es de placer, como corresponde en éstas fechas, sino de trabajo. Estoy de vuelta a casa tras asistir a una reunión en la que me han dado más palos que a una estera (tal y como esperaba, por otra parte).

Con el ánimo un tanto melancólico, molido por el viaje y con unas ganas locas de llegar a Pamplona para meterme en el sobre, me viene a la cabeza algo que encontré de forma accidental este domingo mientras buscaba en Internet información acerca de una antigua peña llamada los Irunshemes y sobre la que pensaba haber escrito unas líneas, ya que tuve el placer de conocer en su día a uno de los fundadores (fallecido hace ya unos cuantos años).

Pues bien, tecleando el nombre de la peña me encontré accidentalmente con un blog biográfico de otro de los fundadores, en concreto de un tal Ramón Bengaray.
Ya puestos, le estuve echando un vistazo para ver si encontraba algunos datos sobre los Irunshemes (cosa que no resulto tal como yo esperaba). Ojeándolo, pude ver que contaba la historia de un sanferminero de pro, cantante de jotas de postín y empresario de cierto éxito que además se dedicó a la política.
La historia en sí no me habría llamado especialmente la atención, de no ser por su triste final: con Ramón fusilado con apenas 40 años, tan solo un mes después del inicio de la guerra civil y su familia obligada a irse al exilio en Argentina y Venezuela.

La historia de Ramón me hace pensar en lo afortunados que somos todos los que pertenecemos a generaciones que no han tenido que vivir desgracias ni situaciones como esas.
No quisiera que pensarais que era mi intención soltaros un discurso político, ni mucho menos era esa mi intención, es simplemente que no puedo evitar pensar en esta persona que también disfrutaba de las fiestas con su cuadrilla y que probablemente compartiese muchas de las cosas de las que hablamos en este blog.

Supongo que después de estos días de fiesta, con otro ánimo, seguiré escribiendo de otras cosas más ligeras, pero es que hoy era esto lo que tengo dándome vueltas en la cabeza.


Vivir en lo viejo o en rededor 7

Supongo que muchos pensaréis que vivir en el casco viejo durante los Sanfermines tiene múltiples ventajas y así es.
Pero también tiene muchas ventajas el vivir fuera del casco y … alguna desventaja.
Puedo decir que la distancia desde dónde vivamos hasta lo viejo puede parecer una desventaja a priori. Esto no es una desventaja en todos los casos ya que hay que partir de la base de que nuestra ciudad es pequeña y manejable por lo que lo que se dice andando puedes tener una tirada de 45 minutos máximo. A esto hay que contar con los refuerzos que se hacen del servicio de villavesas que están desde el día 6 hasta el 14 día y noche sin parar.

Todo hay que decir que en momentos puntuales nos puede costar más tiempo el esperar a la villavesa que el hacer tu recorrido andando.

Es una desventaja para ir a hacer algo a lo viejo ya que te cuesta tiempo y algún euro.

Lo mismo ocurre cuando vuelves para ir a comer, se te ha pasado la hora tomando el vermuth y tienes que volver para ir a los toros (por ejemplo), pierdes una hora y media en traslados…

Pero el vivir fuera de lo viejo no tiene sólo desventajas, y alguna ventaja tiene que tener.

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(foto tomada de la página web de Turismo de Navarra)

Voy a comentar varias de ellas.

La primera es que la caminata que te pegas para ir a tu casa desde lo viejo puede ser muy muy saludable cuanto te has pasado poniendo muchos hielos en el cubata. Esa media horita te puede dar vida por lo menos te puede ayudar a aclararte las ideas antes de meter la llave en la cerradura. Ventaja importante.

Otra ventaja es el silencio. Creo que los que viven en lo viejo son los que más tiempo disfrutan de las fiestas, ya que cuando duermen lo hacen realmente por necesidad. Yo me imagino que si alguien vive en lo viejo y se mete un 7 de julio a las cuatro de la mañana no va a encontrar tranquilidad hasta el 8 de julio a las 5 de la tarde, hora en que comienzan los toros. El meterte en la cama sin tener necesidad real de sueño puede ser sinónimo de empezar a dar vueltas en la cama oyendo ruidos y charangas, por lo que para estar dándo vueltas en la cama mejor levantarse y a potear.

Otra ventaja de vivir fuera es el olor. Creo que toda la ciudadanía somos conscientes del problema y que se ponen los medios adecuados (creo que nunca serán los medios suficientes) para que la gente mantenga las calles límpias, tanto de restos de vasos etc como de orines. Es un tema de educación y respeto que supongo que se irá entrando poco a poco, pero hasta que llegue la solución se respirará mejor fuera del casco viejo que en su interior.

Por eso también hay alguna ventajilla por vivir fuera de lo viejo.

Por  cierto sé que es el cumpleaños de uno de nuestros lectores, así que felicidades y que cumplas muchos más!!


Textos participantes en I Certamen de Microrrelatos San Fermín (XXVII)

–  Plegaria  –  , María Teresa Solana

Manchas negras, manchas blancas y rojas, música, voces, gritos, ruidos, manada contra manada, más música. Con eso sueño cada noche. Estoy un poco nervioso porque voy a correr por las calles de Pamplona por primera vez. Me considero torpe, bastante tímido y temo dar un resbalón, caerme y hacer el ridículo delante de las cámaras y de tanta gente…Yo hubiera preferido ser un kiliki para sorprender a los niños, para estar cerca de ellos y hacerles reír o llorar, como los payasos. ¡Pero no! Me toca correr, no tengo elección. Por eso os dirijo esta plegaria: “San Saturnino  y San Fermín, os necesito a los dos. Os ruego que deis fuerza y vigor a mis patas y a mis cuernos y que me guiéis con ímpetu y bravura (y sin resbalones) por el buen camino hasta la plaza de toros. Amén”.

–  Las palabras de Luisa  –  , Fernando Molero

Las palabras de Luisa retumbaban en su cabeza. Por eso, Javier bebió en exceso. No deberías correr hoy. ¿Por qué? Es peligroso. Mira los extranjeros. Raro es el año que no cae alguno. Pero él no hizo caso. Cómo olvidar los buenos momentos vividos junto a ella. Empinaba la bota, cantaba canciones y piropeaba a las mujeres. Cualquiera diría que era feliz. Aunque te sigo queriendo, no podemos continuar juntos, le había dicho Luisa. La fiesta en las calles crecía en oleadas de jóvenes con pañuelos que aguardaban el momento del encierro. Estoy con Pablo desde hace dos meses. Entonces lo vio claro. Nunca había sido muy valiente. Este año demostraría a todos qué lugar le correspondía. Dime algo, por favor, fueron las últimas palabras de Luisa.

Cuando soltaron a los toros, Javier acompañó a los mozos unos metros. Luego se detuvo en seco, se giró y gritó: “Luisa, te quiero”. El público tras las barreras se llevó las manos a la boca. Igual que un Moisés que separara las aguas del Mar Rojo, los toros se abrieron a un lado y otro y pasaron sin rozarlo si quiera. Javier cayó de rodillas y se derramó en un llanto sordo.

–  La agonía tiene fin  –  , Marta González

No dejaba de mirar angustiada la entrada de la plaza de toros, esperando a que entraran los valientes que cada año osan correr junto a un toro robusto y salvaje. Siempre le había visto correr por la plaza, cruzándose ante el animal, saltando, animando a los demás, pero este año era distinto porque sería el último. Dejaría aquella tradición por mí, y ya no pasaría más por esos minutos de agonía. Llevaba días diciéndome que me recompensaría por tanta preocupación, año tras año. 

Y allí iban los mozos: los primeros corriendo sin mirar atrás, luego los que menos miedo le tenían al bravo toro, que entraba a la plaza dando brincos y jadeando sus cuernos, y los últimos, que se mezclaban entre los primeros. Todos unidos para avivar el enfurecimiento de la bestia. Pero, ¿dónde está él? Me cuesta diferenciarlo de los demás. 

Por fin, cuando todo ha terminado, le veo caminar hacia mí, que le espero en la entrada de las gradas. Me mira sonriente mientras se quita su pañuelo rojo del cuello y lo usa para envolver algo. Ya a mi lado, me da aquel pañuelo, en cuyo interior se encontraba el anillo de nuestra unión.


Sábado sanferminero 7

Mañana 27 de marzo, sábado, se nos presenta una jornada la mar de sanferminera, con la celebración del Día del socio y la socia de las Peñas, jornada que se ha venido celebrando de forma intermitente en los últimos años, siempre con el incondicional apoyo del Ayuntamiento de nuestra ciudad y su primera edil a la cabeza.

El programa previsto es el siguiente:

11.00    Almuerzo en la Peña San Fermín (Bar Kalixto).

12:00   Salida de la Txaranga Berriak por las calles del Casco Viejo.

14:30   Comida popular en las Peñas Aldapa y Muthiko. Tickets a la venta en el bar Iruñazarra.

17:00   Verbena con Luciano en la Peña Alegría de Iruña.

19:00   Concierto del grupo de cámara Et Incarnatus, en la calle Mercaderes (frontón calle Mañueta en caso de lluvia).

23:30   Gaupasa con The Trikiteens en la Peña Alegría de Iruña.

Por otra parte la Peña Anaitasuna celebra su Gazte Eguna con variadas actividades deportivas, culturales, gastronómicas y musicales a lo largo de la jornada para disfrute de jóvenes y mayores.

Así pues, sábado de Peñas abiertas y ambiente jatorra en las calles de nuestro Casco Viejo.

Esto empieza a coger ritmo.


Nuestras pequeñas chorradas 10

Siguiendo con este afán tan nuestro de convertir las pequeñas chorradas en categorías indiscutibles, conceptos legendarios, tradiciones milenarias, o como cada uno quiera considerarlas, hay que reconocer que la antesala de los sanfermines está repleta de este tipo de sinsorgueces que nos ilusionan como a críos.

Porque los críos, aunque nos empeñemos en que tengan un coche ultradirigible megaaerodinámico, luego les imprimes un dibujo del rayito macuín para colorear y se les ilumina la cara. Lo mismo nos pasa a nosotros. Grandes preparativos para los sanfermines cohabitan con este tipo de pequeñeces. Pequeñeces que hacen que de pronto te des cuenta de que has esbozado una sonrisa tú solo, sin que nadie se haya dado cuenta, hasta el punto que crees que si alguien te ha visto pensará que eres un ababol sin remedio.

Pero la sonrisa ahí ha quedado. Tarda en borrarse lo que tardas en mascar un poco el disfrute que te ha ocasionado la chorrada de turno. Son visiones, olores, sonidos, en definitiva, percepciones que te sitúan automáticamente en la dinámica festiva aunque ésta todavía no haya llegado.

Todos tenemos nuestras pequeñas chorradas. Serían innumerables. No me refiero a cosas tan evidentes y significativas como la celebración del Día de las Peñas, o la renovación del abono taurino, o la colocación de la tómbola o del vallado (talanqueras, para que nos entienda todo el mundo), o la visita precipitada a Chile para comprar pantalones. Me refiero a cosas más pequeñas y más estúpidas que seguramente seríamos incapaces de enumerar en su totalidad.

Una de las mías ocurre desde hace unos años unos días antes de las fiestas. Tú vas tan tranquilo, normalmente, conduciendo hacia San Juan, hacia casa de los padres para rematar los aspectos logísticos que regirán las fiestas (léase recogida del perol materno de caldico, últimas negociaciones de emplume de progenie, etc.), y cuando tomas la calle Sancho el Fuerte descubres con júbilo que… ¡YA SE PUEDE APARCAR EN LA MEDIANA!

Qué estupidez, pensarán algunos. Pero qué gusanillo entra.

Venga, a retratarse. Cada uno tiene que poner una.