Juegos Olímpicos de Invierno 7
Este tío está chalao, diréis al ver el título del post de hoy. Qué tendrán que ver los Juegos ayer clausurados en Vancouver con los Sanfermines, más allá de los cubitos de hielo que se deshacen a la velocidad del rayo en el cubata de julio.
Pues sí, damas y caballeros, resulta que pensando sobre ello me he acordado de dos personas que los relacionan perfectamente.
A la primera de ellas tuvimos el gusto de conocer hace ya algunos años. En una tarde tórrida de 6 de julio, varios cobardes optamos por escapar de lo Viejo y echar unos potes en los bares de la calle Olite (este hecho lastimoso delata nuestra edad, claro). En uno de ellos tuvimos la oportunidad de conocer a Paquito Fernández Ochoa, único campeón olímpico ibérico en unos Juegos de Invierno. Garrulos como somos y cocidos como íbamos, no dudamos en acercarnos al famoso de turno. Y ahí fue donde nos sorprendió y nos atrapó, con una amabilidad y paciencia nada comunes comparadas con las que despliegan otros deportistas famosetes y endiosados que jamás han ganado nada en su vida. Aguantó nuestras bromas con buen humor, no dudó en compartir las suyas y repartió sonrisas y abrazos por igual. Nos dio la sensación de encontrarnos ante una persona encantadora. No me cabe duda, por tanto, de que ahora goza de una entrada privilegiada, ahí arriba, desde donde ve encierros y corridas y se ríe de nuestros esfuerzos por aplicar sus técnicas de esquí a los resbaladizos suelos sanfermineros de los bares de Iruña.
La otra persona de la que quiero hablar se llama Fermín Paularena. Otro famoso, también. Alma mater durante años del Campeonato del Mundo de Goitiberas y trabajador incansable en la Federación de Peñas, anunció hace unos meses que cambia los rodamientos y el asfalto por los túneles de hielo y el bobsleigh. No puedo dejar de imaginármelo estos días, sentado ante la tele con una cerveza en la mano (Eki, por supuesto), viendo con envidia a los que se tiran a toda pastilla en esos trineos del diablo y soñando con competir contra ellos dentro de cuatro años, en Sochi 2014. Zorte on, txapeldun.