Mi vivencia – Tras el cohete 27
Y así pues, acabó el nuevo brindis en el salón de actos, y se dio comienzo al «ponte aquí y ponte allá» de las fotos, las cuales los 4 tratábamos de evitar, salvo la que era obligada y que salimos en los periódicos en la escalera, esa escalera que momentos antes la mirábamos con nerviosismo, que a mí no sé qué coño me pilla mirando, pero me pilla con un careto que…….., no parece ni que acabe de vivir un momento así…, y a mi mujer la pilla en el piso de arriba, viendo desde el balcón cómo salen los gaiteros y la Pamplonesa del Ayuntamiento, y es que, a decir verdad, acabé entendiendo el por qué desde protocolo nos insistieron en que l@s niñ@s menores de 10 años era mejor que no fueran, y es que el Ayuntamiento a esas horas ese día es una auténtica locura.
Acudimos una vez sacada la foto al Despacho de Alcaldía, ese despecho que me impresionó el día que nos recibió para comunicarnos lo de la medalla, pero esta vez no había papeles en la mesa, si no un montón de pañuelos de Pamplona 2016, los cuales estaba sin parar de colocar Yolanda a todo aquél que estaba en la fila, que llegaba hasta el pasillo, como si del cupón de la once se tratara…… Y una vez hecha la foto con ella allí, con los 5 de la Junta, más Caravinagre y el Alcalde, y tras colocarles el pañuelo a nuestras mujeres (nosotros llevábamos el conmemorativo de nuestro 150 aniversario, el cual era intocable, jejejeje) procedimos a irnos tímidamente y discretamente, dejando a Mari entre periodistas aún, después de terminar de beber unas copas de cava que ya empezaban a hacer algún pequeño efecto, sobre todo en nuestras mujeres, que ellas con eso de que no tenían que hacer nada no habían parado de beber y de no perder detalle (ya sabemos cómo son las mujeres, jejejejeje, ¡¡¡PERDÓN!!!!!).
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Salimos y nos mezclamos entre el gentío, que te das cuenta estando así de limpio tú, cómo te pones si entras a la plaza, o de cómo se pone la gente que es de fuera y que no conoce cómo hay que entrar a la plaza. A esa hora ya todo me daba igual, y comenzaba a cambiar el chip, y a dejar el protocolo que había llevado dentro, para adentrarme en la fiesta como uno más, como lo había hecho años atrás, y como espero hacerlo un montón de años más. Fiel a la cita, acudí con mi mujer y otro de la junta y su mujer, a donde cada 6 de Julio nos reunimos con la familia tras el chupinazo, al punto más alto de Iruña, donde la Calle Campana, que es allí donde nos esperaban nuestras niñas, mis padres, nuestra familia y nuestros allegados, mis compañeros de Comparsa, Iosu, Josean, Oscar, Josetxo, Iñigo, etc…., y cómo no, mis compañeros de faena Alfredo y David, y la gente al vernos no paraba de darnos la enhorabuena y de felicitarnos, y es entonces al llegar allá, cuando tras fundirnos en abrazos di comienzo a las alegrías desbordadas y a soltar la adrenalina que llevábamos dentro, y que debido al nerviosismo acumulado me había impedido poder transmitir.
Así pues, enlazaba a partir de ahora con la rutina normal del resto de años, y que de momento pasaba por comer algún bocata y estar a las 16:30 horas en el local para pasar revista y salir con La Comparsa, para poder sacar un año más a Toko-Toko a las 17:00 horas, el cual espera en el local, junto a sus compañeros de cartón piedra, ansioso con su nuevo traje, como si de verdad él supiera que está de estreno. Abrazar a mis compañeros, y poder abrazarlo a él y pasearlo por las calles como si de mi mejor amigo se tratara, y dándome cuenta entonces, que él ya lleva 150 sanfermines a sus espaldas, pero sin embargo él sólo no ha podido salir nunca, para eso hemos tenido que estar nosotros ( se ha calculado que unas 800 personas, más o menos han pasado en estos 150 años), porque no nos olvidemos, que ellos solos sin nosotros no son nada, y nosotros sin ellos aún somos menos, pero que juntos sí que somos, La COMPARSA DE PAMPLONA, aquélla en la que nadie tiene más protagonismo que nadie, y cada cual tiene su cometido, y la cual la forman las 25 figuras de cartón piedra, cada una con su historia, cada una con sus anécdotas, y cada una con su corazón, el de gente anónima que se funde en su interior, y que por un momento cree ser parte del personaje.
Con todo mi cariño,
Toko-Toko I