Archivo por días: 26 de julio de 2010


Mi vivencia – La víspera 11

Eran las 22:00 horas del día 5 de Julio, una vez más, había acudido al cumple de mi sobrina-prima (a su santa madre no se le ocurrió otro día para parir, y mira que hay días al cabo del año….) y me faltaba de colocar el arco y el Carcag (nunca sé cómo se dice ese jodido chisme de las flechas) a Toko-Toko, así que mataría mi falta de sueño, por aquello de los nervios del día 5, dándole el último retoque a mi rey.

Entro en la estación, y todo ya es jauría, y no dejo de pensar en el mañana, en el que pasará, en el cómo será, abro mi taquilla y ahí veo el pañuelo que vamos a llevar mañana, pañuelo que reseña nuestra celebración de los 150 años, y junto a él dos pases del Ayuntamiento para ser testigo de honor junto con mi esposa (atrás se queda mi enfado por no poder llevar a mis hijas) del chupinazo, aquello que sólo he visto siempre (salvo el año de la salmonelosis) desde la Caldera, desde la Plaza……. Pero como todo no podía ser perfecto, en el local, estando solo, con los nervios a flor de piel, y ultimando a Toko-Toko, se me cae la BlackBerry al suelo y se me jode la pantalla….., joder!!!!, el día 5!!!!!, pero es que no hay más días al cabo del año????, hace dos años el baño inundado el día 5 de Julio, ahora el móvil………, joder!!!!, dónde está el enano con las flores!!!!, que salga!!!!…, pero no, estoy solo en el local, y tengo que solucionar eso antes del día de mañana……. Así que cojo la moto (gracias Juanan, o Toño, o Juanantonio, aunque para mi serás siempre Banana), imprescindible para mí en estos días de San Fermín, y me dirijo a la fábrica a sacar del armario de mi oficina a mi BlackBerry vieja, alentándole mientras le quito el polvo y la conecto a la red con aquello del «Calienta que vas a salir…». Mientras, me conecto al blog de los sanfermines, ése que conocí gracias a mi lectura en los microrrelatos, y que la verdad que está bien, y dejo mis impresiones sobre lo que me había ocurrido, y leo los últimos coletazos de gente que escribe y entre otras cosas me dan la enhorabuena por el lanzamiento del cohete, y de nuevo se me ponen los nervios a flor de piel, y deseando acabar cuanto antes la pesadilla del cambio de la información de una BlackBerry a otra, sigo matando el tiempo escribiendo y aún poniéndome más nervioso porque no voy a estar a punto.

Leo un correo que me pone aún más la piel de gallina y me deja caer una lagrimilla, y es de mi «Compañero de cohete» Alfredo (un abrazo Alfredo, que seguro que lees esto) que me cuenta que este año no va a estar en el cohete debido a un imprevisto de última hora, y que me da la enhorabuena por poder estar yo ahí, que sabe que será el primer año desde hace ya no sé cuantos que no entraremos juntos, pero no sólo no estaremos juntos, sino que él por un motivo, y yo por otro, no estaremos en la plaza, en el meollo, y David no tendrá luego a quién buscar (un saludo Negro) después de perderse de nosotros como cada año justo a las 11:58 horas, y que esta súper agradecido de que le haya escrito y contado que parte de mi dedicación irá hacia él, por ser como es, sanferminero a tope, y por ser mi fiel compañero de viaje en cada 6 de Julio, desde que almorzamos hasta la Plaza del Ayuntamiento y en el comienzo de los sanfermines hasta que me toca ir a trabajar.

Compruebo la BlackBerry vieja, compruebo si me ha pasado todos los politonos y si me ha guardado la música que ya me había programado en el anterior aparato para despertarme como cada día 6 de Julio (gracias Palacios, porque para mí eres quien mejor y más entusiasmo, y al que mejor le funcionó la megafonía en un Txupinazo, y seguiré despertándome contigo cada día 6 de Julio, «con la de patadicas que te he dado jugando al futbol……, jejejejeje», seguro que sabrás perdonarme) y cierro la oficina y la fábrica, y siendo las 01:25 me dirijo a mi casa dispuesto a descansar para mi día 6 de Julio.

Llego a casa y mi mujer está despierta, mis hijas en la cama, apenas acaban de llegar del cumpleaños de mi sobrina-prima, del cual yo me tuve que ausentar, le cuento lo sucedido, ella me pregunta si ya he dejado bien a Toko-Toko, si tengo ya todo listo, le enseño las invitaciones del Cohete, me ultimo mi ropa que voy a llevar, y me plancho toda mi ropa, extrañando que por una vez en la vida, la ropa que debo de llevar al cohete debe de estar limpia, de un blanco nuclear impecable, la faja buena, la camisa de bailar que este año nos ha regalado el Ayuntamiento (después de 10 años no está mal) y el pañuelo nuevo con el emblema del 150 aniversario, algo no me cuadra, puesto que no me puedo creer que yo vaya a llevar esa ropa a un cohete, pero es lo que me marca el guión, y así lo sigo. Agotado ya, me meto a la cama al menos a tumbarme, y comienzo a hablar con mi mujer como todos los años, dando recorrido a vivencias pasadas, y a preguntarnos cómo será el cohete de este año, y qué es lo que pasará………., cansado ya de los puros nervios, y de que mi mujer decide ya no contestarme, caigo rendido en la cama creyendo escuchar ya el «San Fermín, San Fermín!!!!!» que sonará por toda la plaza del Ayuntamiento.