Archivo por días: 11 de agosto de 2010


OBRAS DEL II CERTAMEN MICRORRELATOS SAN FERMIN

Donde todo es posible  – Ernesto Tubía Landeras, (Haro, La Rioja)

Las calles de Pamplona parecían tener un color, un aroma, una textura diferente, mientras las recorría de la mano de mi hijo Ginés, con el calor de las fiestas de San Fermín, calando el corazón de la ciudad, de sus vecinos y de los foráneos que como yo, buscábamos un espíritu tan arraigado como querido.
Los doctores me decían que era imposible, mis amigos que me torturaba aferrándome a una ilusión, mi familia que debía afrontar la realidad de que un niño autista, ni comprendía, ni respetaba, ni vivía los acontecimientos, la pasión y la alegría, tal y como los demás éramos capaz de vivirlos.
Pero yo sabía que se equivocaban. Viendo a Ginés vestido de blanco, con la faja roja, con el pañuelo al cuello, recreando encierros imaginarios por “Estafeta”, compartiendo por primera vez junto a otros niños de su edad, la fiesta, juegos y sonrisas, sabía que se equivocaban. Lo que ninguno de ellos comprendía, es que era tal la pasión, la fiesta y el amor de una tierra y su gente por sus costumbres, que lo que resultaba imposible, era no contagiarse de su espíritu.

Good Morning, Vuelta del Castillo – Kuko Aramendia (Sarriguren, Navarra)

Despertó sobresaltado. Su cuerpo yacía en un jardín que se asemejaba a un vasto espacio lunar. Miles de plásticos blancos salpicaban la enorme superficie de pasto que lo circundaba. Andrés no alcanzaba a discernir qué demonios pintaba ahí, tumbado, en medio de la nada, con una chirriante banda de gaiteros a dos pasos.
Sólo recordaba haber tomado el tren en Reus, junto al hermano de su futura esposa y otros tres amigos, camino a su despedida de soltero.
Sintió una necesidad acuciante de beber agua. La ropa apestaba. Bebió y se refrescó la cara ante la mirada atenta de un león verde que decía ‘o’. Palpó sus bolsillos en busca del móvil. Ávido, lo encendió: Tiene 30 mensajes nuevos.
Al rato, sintió que todo se derrumbaba a su alrededor. Raquel, su novia, lo mandaba, literalmente, a la mierda:
-¡¿Cómo me has podido hacer esto, desgraciado?!
Agachó la cabeza y, mientras su mirada se precipitaba al interior de un abismo sepulcral, sintió que una mano se posaba, cual mariposa, en su espalda. Una energía especial lo invadió, una sensación desconocida, una voz femenina que susurraba:
-Andrés, vamos, te invito a desayunar a mi casa.

El toro de San Fermín – Salvador Robles Miras (Bilbao, Euskadi)

‘Revoltoso’ se remueve inquieto en los toriles minutos antes de que comience la primera corrida de los Sanfermines. Él no es un toro cualquiera, no sólo por haber sido escogido para ser lidiado en un coso como el de Pamplona, sino porque es un animal dotado de una facilidad pasmosa para aprender. Sin ir más lejos, en los últimos días ha aprendido cómo vencer a su enemigo. Su colega de la dehesa, ‘Valiente’, quien increíblemente salvó la vida por su bravura en una memorable contienda con el torero que le toreará hoy a él, le ha aleccionado convenientemente: “Cuando da el pase de pecho, siempre descubre el costado derecho. Cornéale entonces”.
Comienza la corrida.
En los siguientes minutos, entre los olés del público, ‘Revoltoso’ soporta con valentía el castigo y los muletazos.
Se aproxima el momento decisivo. El torero da el pase de pecho, y deja el flanco descubierto, pero ‘Revoltoso’ decide no cornearle. Si lo hiciera, moriría con deshonor, y como proclama Tauro: “Es más noble morir que matar”. Morirá. Es más noble.
‘Revoltoso’, con la testuz inclinada, se dispone a recibir la estocada final. San Fermín jamás olvidará a un toro como él.