Archivo por días: 12 de agosto de 2010


OBRAS DEL II CERTAMEN MICRORRELATOS SAN FERMIN 2

Sanferbook – Roberto San Martín San Julián; (Villava, Navarra)

Sanfermines 2010: Quedan 30 días

Fermín Lizaso asistirá a cena 6º escalón

A Fermín Lizaso le gusta yo también tengo un hueco en el armario para la ropa de San Fermín; Mamáaaaa, ¿dónde está el pañuelo que no lo encuentro?

Fermín Lizaso se ha unido al grupo Cómprate algo para encima que por las noches en San Fermín refresca; Yo quiero que Caravinagre tire el chupinazo.

Fermín Lizaso asistirá al Chupinazo.

A Fermín Lizaso le gusta A mí también me han incautado los huevos; El Riau-Riau no existe son los padres; Yo también he comprado objetos brillantes en los fuegos; Los guiris en Pamplona brotan de los jardines en julio; yo mezclo los kubatas en la bota.

Sanfermines 2010: Felices fiestas.

Fermín Lizaso se ha unido al grupo: Colecta para comprar una verga al cabezudo japonés; Yo también llevo la faja por fuera del coche; Ya no canto El rey en la plaza por si me cobra la SGAE; A mí también me ha tocado una lata de melocotón en la tómbola.

A Fermín Lizaso le gusta: Yo he salido vestido de blanco el día 15; Señoras que corren el encierro de la villavesa.

Sanfermines 2011: Ya queda menos

Traspaso de tradiciones – José Mosquera García; (A Coruña; Galicia)

 

 -¡José! ¡Arriba, que ya empiezan!

Y yo me levanto. Trastabillando, y cabeceando de sueño, recorro de memoria, con los ojos cerrados, la distancia que separa mi habitación del salón, siguiendo a mi madre para ver otro encierro en directo por la televisión. Otro día más, otro año más.

Me siento en el sofá, entreabro los ojos y ahí están los mozos agitando sus periódicos y cantándole a San Fermín.

Encienden el cohete, explota, y salen los toros. Los sonidos en directo, los gritos de la gente, y las palabras del comentarista se entremezclan con las expresiones de mi madre en cada momento de peligro:

-¡Ah! … ¡Dios mío! … ¿Pero qué hace ese loco? … ¡Una cogida, qué horror! …

Yo me espabilo de todo, y, a cientos de kilómetros de distancia de Pamplona, me siento sobrecogido por el valor y saber estar que demuestran esos mozos alegres y despreocupados que corren delante de esos enormes y bravos animales.

La situación se repite año tras año, y hoy, casi treinta años después, a las ocho menos cinco de la mañana, entro en la habitación de mi hijo y le digo:

-¡Pablo! ¡Arriba, que ya empiezan!

¿Por quién doblarán esta vez las campanas? – Ginés Mulero Caparrós.; (Viladecans, Cataluña)

Consabido es el fervor de Fray Frascuelo por San Fermín dentro de los Carmelitas Descalzos. El abad, viéndolo moribundo en el jergón, concede en sus orejas de soplillo un último deseo. “Correr los San-fer-mi-nes”, dice con un apócrifo hilillo de voz. Escandalizado el abad se santigua, parece escenificar con la mímica eclesiástica “Caerás del guindo y perderás la cabeza”. Fray Frascuelo ya en Estafeta recoge el guante de una bota y echándose un chorrito largo en la comisura de los labios deja correr el zurracapote garganta abajo. Brinda al sol por el santo y comunica al generoso dador: “Esto sí que tiene argumento y no la mierda de tetrabrick del mo-nas-te-rio”. Cargada su cuba, entra en la Plaza de Toros alisándose las sienes encanecidas con saliva etílica. Viendo entrar a los morlacos se alza los faldones del hábito dejando su vergajo al pairo y, confundiendo churras con meninas –valga la metáfora-, a horcajadas, monta con temeridad a lomos de un manso. Una doble de Pamela Anderson, desnuda completamente, bamboleando sus globalidades ingobernables, salta al ruedo, pero nadie repara; Sol y Sombra con pañuelos blancos al viento, también con risas vacilantes, reclaman… las dos orejas y el badajo de Fray Frascuelo.