OBRAS DEL II CERTAMEN MICRORRELATOS DE SAN FERMIN 4
Sugerencia – Mercedes Sáenz Blasco (Mérida; Extremadura)
Estimado Señor Alcalde:
Ante la proximidad de las Fiestas en honor a nuestro Santo Patrón, agradecería tuviera a bien considerar la siguiente sugerencia.
Verá, yo creo que lo suyo sería poner unos semáforos en la Calle Estafeta, de manera que el tráfico estuviera mejor regulado, porque no son de recibo los guirigáis que se montan cada mañana en cuanto suena el chupinazo, que aquello parece el Corte Inglés el primer día de rebajas.
En caso de que los semáforos resulten demasiado caros, y dado que estamos en tiempo de crisis, tal vez sería suficiente marcar en el pavimento un carril-toro, de modo que cada uno tuviera muy claro por dónde debe transitar, evitándonos así un montón de sobresaltos.
Yo, esto, se lo digo sin ningún tipo de acritud, pero ya sabe, quien avisa…
Atentamente.
Avispado
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Que te pilla el toro – Rebeca Jabonero Avilés (Rubí; Cataluña)
Me parece imposible estar aquí ahora. Y sentirme como me siento. Mis pulmones se han fundido con el latir de mi corazón y el oxígeno es tan solo una burbuja de aire en mi falta de aliento. Mis músculos apenas pueden seguir el ritmo de mi respiración, y las piernas se me mueven por inercia…sin rumbo fijo ni dirección.
Los ojos de la bestia me desafían contándome toda su historia. Apenas puedo fijar mis pupilas en su rostro que parece gritar auxilio y venganza.
Solo quiero seguir corriendo sin detenerme a mirar nada, a escuchar nada…quiero que mis brazos sean mis piernas, y como un animal, poder correr eternamente, sin detenerme, sin observar…
La arena se está comiendo mis pies como si fueran goma gastada de una rueda demasiado vieja. Y mi corazón se ha lanzado al vacío de mi estómago cerrado para avisarme de que ya es demasiado tarde.
La sangre emana de estos ojos que no volverán a llorar nunca en esta arena; mientras el novillero me avisa con su sonrisa que la tarde ha sido un éxito. Me parece imposible estar aquí. Me parece imposible tener que morir.
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MALDITO HEMINGWAY – Juan Herrera Perdomo (Santa Cruz de Tenerife, Canarias)
Mentira, Hemingway no corrió aquel encierro de 1924. Lo sé porque aún puedo sentir cómo late la cornada que me dió el toro cuando levanté la cabeza en pleno encierro y vi al maldito hombre barbudo. Parece extraño, pero mientras el toro me corneaba, mientras su cuerno entraba como mantequilla en mi muslo para luego lanzarme por encima de las protecciones, sólo pensaba en que si el viejo escritor me estaba mirando. Ahora le digo a mis nietos que una vez estuve por encima de un Premio Nobel.