Archivo por meses: agosto 2010


OBRAS DEL II CERTAMEN MICRORRELATOS DE SAN FERMIN 4

Sugerencia – Mercedes Sáenz Blasco (Mérida; Extremadura)

 Estimado Señor Alcalde:
Ante la proximidad de las Fiestas en honor a nuestro Santo Patrón, agradecería tuviera a bien considerar la siguiente sugerencia.
Verá, yo creo que lo suyo sería poner unos semáforos en la Calle Estafeta, de manera que el tráfico estuviera mejor regulado, porque no son de recibo los guirigáis que se montan cada mañana en cuanto suena el chupinazo, que aquello parece el Corte Inglés el primer día de rebajas.
En caso de que los semáforos resulten demasiado caros, y dado que estamos en tiempo de crisis, tal vez sería suficiente marcar en el pavimento un carril-toro, de modo que cada uno tuviera muy claro por dónde debe transitar, evitándonos así un montón de sobresaltos.
Yo, esto, se lo digo sin ningún tipo de acritud, pero ya sabe, quien avisa…

Atentamente.

Avispado

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Que te pilla el toro – Rebeca Jabonero Avilés (Rubí; Cataluña)

Me parece imposible estar aquí ahora. Y sentirme como me siento. Mis pulmones se han fundido con el latir de mi corazón y el oxígeno es tan solo una burbuja de aire en mi falta de aliento. Mis músculos apenas pueden seguir el ritmo de mi respiración, y las piernas se me mueven por inercia…sin rumbo fijo ni dirección.
Los ojos de la bestia me desafían contándome toda su historia. Apenas puedo fijar mis pupilas en su rostro que parece gritar auxilio y venganza.
Solo quiero seguir corriendo sin detenerme a mirar nada, a escuchar nada…quiero que mis brazos sean mis piernas, y como un animal, poder correr eternamente, sin detenerme, sin observar…
La arena se está comiendo mis pies como si fueran goma gastada de una rueda demasiado vieja. Y mi corazón se ha lanzado al vacío de mi estómago cerrado para avisarme de que ya es demasiado tarde.
La sangre emana de estos ojos que no volverán a llorar nunca en esta arena; mientras el novillero me avisa con su sonrisa que la tarde ha sido un éxito. Me parece imposible estar aquí. Me parece imposible tener que morir.

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MALDITO HEMINGWAY – Juan Herrera Perdomo (Santa Cruz de Tenerife, Canarias)

Mentira, Hemingway no corrió aquel encierro de 1924. Lo sé porque aún puedo sentir cómo late la cornada que me dió el toro cuando levanté la cabeza en pleno encierro y vi al maldito hombre barbudo. Parece extraño, pero mientras el toro me corneaba, mientras su cuerno entraba como mantequilla en mi muslo para luego lanzarme por encima de las protecciones, sólo pensaba en que si el viejo escritor me estaba mirando. Ahora le digo a mis nietos que una vez estuve por encima de un Premio Nobel.


OBRAS DEL II CERTAMEN MICRORRELATOS DE SAN FERMIN

ALMA, SUDOR Y VINO – Miguel Leonardo Agudelo Berrio (Medellin, Colombia)

 Cada cosa en su lugar, ¡eso creo!, este día será memorable y nada podrá salir mal, porque nada podrá superarlo. El traje de pamplonica listo, !veamos de nuevo!, llevo mis pantalones blancos de algodón a la medida, una hermosa camisa blanca de lino, mi pañoleta roja con el nombre de las fiestas bordado, la faja roja en la cintura, las zapatillas probadas que no resbalaran, todo esta perfecto. El desayuno continental fue genial, una copa de vino para la suerte, y mi propio toque; la imagen del santo celebrado en el bolsillo derecho. Casi me engañan con lo del himno, pero ya me aprendí el verdadero, “San Fermín venimos……dándonos su bendición”. ¡Ay, por dios, mi periódico!, ¡se me olvidaba! Este es mi momento histórico, mi momento literario, ¡que las musas me acompañen!, ¡ahh!, espérenme, no me deben solo con estas hermosas bestias al lado, ¡ahhh!, fue hermoso, sublime, ¡algo para no olvidar jamás!, algo para seducir mujeres sedientas de aventureros, o arrullar el sueño de mis futuros nietos, ¡Ah!, ya me asegure de todo, la emoción, las imágenes, las palabras mínimas que encenderán el relato. ¡Como sudo por dios!, !Ahh! Gracias San Fermín por Existir, ¡gracias!

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La corrida de Toros – Elizabeth Quezada Jiménez (Santiago, República Dominicana)

Paula, inquieta, se meneaba de un lado para el otro con una angustia esbozada en su facciones, conocería al hombre que más cerca, a pesar de lo lejos, tuvo. Huérfana a destiempo era muy solitaria. No se perdería las festividades ni la oportunidad de conocer a José ángel, su cyber amor. Esa tarde bebió todo el vino que podía digerir…Devolvió obviamente su estómago y gracias a la confusión etílica olvidó como comenzó todo el flirteo. Lo único que tiene claro es que su amigo de redes sociales la había invitado a Pamplona a disfrutar de las fiestas de San Fermín, y a las corridas de toros…
Pues… se encontraron; fue amor a primera vista, es que se desnudaron de almas faltaba lo físico. No supo cómo pero en lo que José fue a buscar un agua, ella se encontraba metida en tremendo jolgorio, gente corriendo y varios toros apremiando. Fue tan ambiguo el espectáculo que resolvió echarse a huir y no dejarse aprehender de uno de esos audaces ejemplares… no fue muy larga la carrerilla; cuando se dio vuelta…cayó de su cama. Aturdida, se levantó exangüe buscó jadeante,,, sudada, el calendario, faltaban doce días, una cuenta regresiva. ¡Qué pesadilla hijoeputa!

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DOS MANCHAS DIMINUTAS – Eugenio Rey Huerta (Santiago de Compostela, Galicia)

Desde aquel día, ya no volvió a ver más la luz del sol. Dicen que, de la impresión, se quedó ciega… En cuanto supo que su hijo vivía, su alma se recobró enseguida del susto. Pero sus ojos no. Ellos siempre recordarían aquella imagen de muerte.
Años después, al ir a besarlos por última vez, su hijo vio en ellos dos manchas diminutas. Al acercarse más comprobó que una de ellas tenía la forma de un toro bravo. La otra… «¡¡La otra mancha soy yo!!», exclamó contemplando la figura de un chaval tendido boca arriba, como sin vida… Fijándose mejor, distinguió una manchita roja en su pecho. Justo en el corazón. «¡Mi pañuelo encarnado recién estrenado!», susurró. «¡Pobre madre! Desde el balcón creíste que era la sangre de tu hijo. ¿A que sí?…».
Con la tranquilidad que da el sufrimiento, el hombre extrajo el pañuelo rojo de su faja, se secó sus lágrimas y lavó los ojos de su madre con el agua de su llanto.
Al ir a cerrárselos para siempre, un chupinazo le hizo mirar al cielo.
En la lejanía, alguien gritó “¡¡Vivan los san Fermines!!”
Cuando bajó la vista, las dos manchas habían desaparecido.


OBRAS DEL II CERTAMEN MICRORRELATOS DE SAN FERMIN

Miedos – Ignacio Navarro Otano (Sarriguren; Navarra)

-Mejor lo hacemos mañana, que es último día de fiestas, por si pasa algo…

-Sí…

Trago saliva y noto un nudo en la tripa.

-¿Y si nos piden carné? Aún nos queda un año…

-¡Si no piden a nadie! Y entre tanta gente, ni se enteran…Además, ya lo hemos hecho en pueblos y ha ido bien ¿no?

-Ya pero esto es Pamplona, no se puede comparar, esto es a lo grande…sin bromas.

-Bueno, pero todos nuestros amigos ya lo han probado y dicen que es flipante. Eso sí, una vez que te pones, ya no puedes escapar hasta que para todo…

-¿Y si nos sacan en la tele? Menuda bronca en casa, a mi madre le da algo si me ve ahí.

-¡Venga ya! Ahí van a estar las cámaras, enfocándote a ti…¿Te rajas?

-¡Qué no es eso! Sólo digo que de fuera impresiona mucho y dan ganas, pero hay que atreverse…

-Tú mismo. Yo voy a ir. Ya sabes la hora y el lugar.

-Joé…venga, ya iré.

Ya no me puedo echar atrás. Mañana va a ser mi primera vez. Si al menos mi padre me acompañara…pero ya está mayor…Hoy dormiré mal… Respiro hondo. La noria gigante me espera.

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Diario de un “Macho” – Maritza Faundez Gomez (Talcahuano, Chile)

 A las 8 de la mañana me vienen a buscar para empezar a correr por esos pasillos estrechos de Pamplona, espero que me den una buena comida y pueda ver de paso a la \» Matilda \», o a mi hijita \» Sofi\»…. a \» Bruno \» siempre le toca a mi lado, el es agresivo, no se parece a mi y eso que soy su padre, a el le encanta atrapar gente, ojala que nunca le hagan daño, quiero que estemos siempre juntos, que seamos una familia feliz, espero que Dios nos proteja , porque tambien es Dios de nosotros… o no ?, yo creo que si. Recuerdo que la corrida pasada el loco Roni se cayo y se fracturo, yo me acerque a darle fuerza , pero se lo llevaron y no lo volvi a ver mas. Asi es nuestra vida, somos nacidos para servir , pero jamas servidos, sueño con un mundo mejor, donde no exista maldad ni abusos…. bueno, mejor me duermo porque sino estare cansado para la fiesta de San Fermin , y no puedo fallar, porque soy un toro bien \» Macho \», como lo dice mi nombre.Buenas noches querido diario, deseame suerte….

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La celda de Amiens – José Ignacio Alonso (Buenos Aires, Argentina)

 En una ínfima abertura de la piedra maciza miro por última vez a la luna. En todas las cosas veo los designios de Dios y eso, de algún modo, me alivia. Pienso en el sendero que me trajo hasta este oscuro claustro: los padres que adoraron dioses ajenos, un agradable hombre que me enseñó los secretos del mundo, la prédica insensata de mi espíritu. No reprocharé el camino que prefijó Dios para mí. Después de errar por muchos pueblos, puedo afirmar que no hay mejor salvación que la muerte. Todo lo hice para llegar a este día; la ardua tarea que profesé, alcanza hoy su fin. Creo escuchar a mis verdugos caminar temerosamente por las escaleras. No están convencidos de su orden, pero yo deseo que sean implacables. Ya percibo las sombras: sus huesos tiemblan y sus dientes rechinan. No mirarán mis ojos mientras ultimen mi carne. No los culpo. Ya llegan, ya están aquí. En el íntimo segundo de la muerte, veo mi santidad, veo la arremetida de un toro, veo el culto y veo una fiesta.


OBRAS DEL II CERTAMEN MICRORRELATOS DE SAN FERMIN 1

ROJO – David Esquillor Roc (Madrid, Madrid)

Desde la soledad de mi encierro pienso en lo que me contó mi padre años atrás.
Por una abertura en los tablones vislumbro a la gente, a la hermandad, al pueblo. Pasan abrazados, sonriendo y con pañuelos anudados al cuello. Veo calles y tabernas engalonadas con banderas. A lo lejos, la figura de un santo de hermoso manto. Sonidos de fiesta atraviesan mis oídos. Las voces de unas mujeres hablando en mil lenguas distintas rebotan por las esquinas que un día fueron refugio de un gran escritor. Todo lo que me rodea se impregna de un solo color: rojo. Rojo de sangre, de vino y de fiesta, tal y como mi padre me lo describió.
Resoplo mientras froto mis astas contra el suelo de arena. El chupinazo retumba en el cielo provocando una algarabía que jamás había escuchado. Debemos salir. Me impulso con energía y sigo a la gran masa roja que ante mi acelera llena de vida. Hay que llegar hasta la plaza, la misma que pisó mi padre y en la que yo me consagraré a la fiesta de un pueblo de tradiciones y costumbres, de camaradería y hospitalidad, de blanco y rojo.

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Sombras de un hotel en fiestas – César Rina Simón (Cáceres, Extremadura)

Te escribo a ti, sólo a ti. La soledad sigilosa siempre fiel a mis noches de hotel. A esa sombra que fija tu silueta sobre la colcha de la cama.

La pluma es cómplice de la ventana secreta que nos comunica. En mi juventud soñé con la revolución –aquello que todos llaman democracia real-. Ahora afirmo como un muelle auto impulsado.

El estilo neobarroco de las paredes y los marcos dorados no ocultan el rancio sabor del silencio. Al menos las urracas aún revolotean entre las palmeras y los Hemingway abandonan el puritanismo.

Hace un tiempo emprendí la carrera infinita de la gloria efímera. Esperé iluso que mis dones y tarjetas despertaran tu pasión por el prestigio. Al final te convertiste en sombra de mi ego.

Quizá no sepas que acaricio cada noche tus caderas imaginadas y beso tu frente pálida encarnada en un frío almohadón.

Entre las estampas bucólicas de las estanterías arrojo las pocas letras que guardaba. Dormiré una vez más entre imágenes de aliento inalcanzable. Mañana, cuando el sol de julio rejuvenezca mi prepotencia, retomaré la primera persona del singular en congresos culminados en aplausos.

Aplausos, Penélope, a un muerto velado en restaurantes victorianos.

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POBRE DE MI – Ignacio Vicente Rodríguez (Getafe, Madrid)

Cuando llamaron al timbre, ya se había decantado por los barbitúricos con whisky y guardó la cuchilla de afeitar en el mueble del lavabo. “¿El señor de la casa?”. Era un inglés borracho. “No hay”, y cerró la puerta. Quería ver desde el balcón si las astas del morlaco al que dio de pacer en la ebria madrugada, le brindarían un compañero. Programó la llamada al 112 para cuatro minutos más tarde. Respetó las fiestas.

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CHUPINAZO – Juan Carlos Perez Lopez (Bormujos, Andalucía)

Tras mi primer chupinazo en Pamplona mi vida no fue la misma. Pero aquel año, aquella carrera… Todo fue diferente. Estalló el cohete a las ocho en punto, sin las cámaras de televisón de por medio. Los toros echaron a correr como posesos, ladera abajo. Eran perseguidos en la dehesa por los cabestros, por seis mozos y por mi, el matarife del pueblo. La carrera fue limpia. No hubo ni heridos ni muertos; no pudimos alcanzarlos.


OBRAS DEL II CERTAMEN MICRORRELATOS SAN FERMIN 6

¿Te gusta bailar? – Javier Muñoz Fernandez ( Mutilva Alta, Navarra)

Sus pasos eran torpes, pero ellos parecían flotar en otra parte. Quiero decir que estaban y no estaban allí. O estaban allí y en otro espacio, en otra vida. Él apoyaba la barbilla sobre su hombro, apenas rozándolo. Ella cerraba los ojos con fuerza. Él tenía el cabello blanco y encrespado; ella, todo recogido en un moño plateado y redondo. Él, de rostro enjuto; ella, queriendo sonreír o llorar, o las dos cosas. Ninguno de los dos iba de blanco; ninguno de los dos llevaba pañuelo: Él, camisa a cuadros y jersey azul marino; pantalones de tergal, zapatos negros de verano. Ella, vestido verde hasta las rodillas, chaqueta negra sobre los hombros, las piernas al aire y unas zapatillas rojas de andar por casa.
Ahora, él miraba al frente, flaquito; los ojos le brillaban a través de las gafas. Ella se sumía en algún lugar con los párpados cerrados: no los abriría jamás.
¿Te acuerdas?
Allí estaban, ahora, hace sesenta años. Hacía calor y eran las nueve casi. Un joven apuesto, una linda muchacha. Allí estaban mirándose apenas, de rojo y blanco; Él, cogiéndola de la mano y ella, dejándose hacer mientras cerraba los ojos:
¿Te gusta bailar?

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Desde el corazón – Marco Antonio Beltrán Robaina ( Yecla, Murcia)

A veces sueño, a veces imagino. Soñar e imaginar no es lo mismo pero es parecido; rojo y valentía no es lo mismo pero es parecido. Sueño con ir algún día a los Sanfermines, imagino que intentaré ser valiente para ver los toros desde la barrera. No sueño con correr pero sí imagino a otros corriendo.

Siento el chupinazo en el fondo de mi alma todos los años. Luego todos los días veo la tele, me pongo un pañuelo rojo al cuello y rezo para que todos los mozos terminen sanos y salvos el encierro. ¡Vete a la derecha, no te muevas, quítate de ahí…! Grito a unos y a otros aunque sé que no me oyen. Sueño con ir algún día a los Sanfermines.

Dicen que es una fiesta y tiene que ser verdad porque yo desde aquí, desde la distancia, me contagio de alegría y de emoción. Me imagino bebiendo buen vino de la bota de un desconocido que se convierte de repente en un amigo.

Muchos creen que no se puede sentir lo mismo si no vas a los Sanfermines. Pero no es así, yo siento porque mi corazón está allí.

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REENCARNACIÓN – Luis Enrique Maciel Delmás ( Barcelona, Cataluña)

Pamplona. Me desperté viendo todo rojo. Encierro. Había mucho ruido y alboroto. Todo era confuso. Me sentía pesado y fuerte. Capaz de mover montañas. Delante de mí corrían varias personas. Algunos me eran conocidos. Intenté preguntarles porqué corrían pero me salió un extraño bufido. Estaban Gorka, Iñaki e Iván, el que siempre me tomaba el pelo. Últimamente, me veía y me gritaba: ¡Eh, Martín estás hecho un toro… y no por lo fuerte, sino por los cuernos!

Desde la escuela siempre me había ridiculizado, pero burlarse de la infidelidad de mi esposa era demasiado. Todo el pueblo lo sabía, gracias a sus comentarios. Y para peor, unos meses después de mi muerte inició un romance con ella. Así que decidí ir a por él. Su bromita se había vuelto realidad. Ahora sí, era un toro de verdad e iba a probar mis cuernos. Mi objetivo era darle una cornada en los testículos, como forma de vengarme de su malicia. Sabía que sería fácil de alcanzar, San Fermín no lo salvaría, estaba muy ocupado protegiendo a los borrachos y a los desentrenados. Porque en la vida siempre hubo revanchas, pero en la reencarnación había muchas más.