Archivo por días: 4 de noviembre de 2010


Epicentro, Calle Zapatería 8

La característica fundamental de los movimientos sísmicos es que son difíciles de prever. Pocos profetas han acertado sobre cuando iba a abrirse el suelo y las paredes de la casa iban a crujir.  Ni siquiera en aquellos años en que dos sierras de la Cuenca de Pamplona nos hacían sobresaltar cada día. 

Pues yo de pequeño experimentaba un temblor de tierra al año con fecha y hora. 

Como en sanfermines mi madre desaparecía de Pamplona y a mi padre era imposible exigirle  la «diligencia de un buen padre de familia» 24 horas al día, mi hermano y yo sufríamos un exilio doradado a la Calle Zapatería. Con “las tías”. 

La casa estaba situada justo encima del Pasaje de la Jacoba, el que une la calle Zapatería con la Plaza del Castillo. En ese edificio, una noche de sanfermines, temblaban los cuadros, chirriaban los cristales de las ventanas y vibraban las paredes. Si uno estaba tumbado en la cama, notaba el movimiento del suelo. No nos hacía falta ir a las barracas para experimentar emociones fuertes o tener el estómago encogido. 

Para prever el temblor sólo había que seguir unas pautas: era en un día de labor, pasaba siempre tras el fin de semana y aunque nunca era puntual del todo, la hora  de comienzo distaba más o menos media hora de las 23:59. Los cinco o diez minutos de duración despertaban a cualquiera. 

Es difícil igualar el recuerdo de aquellos struendos, con la comitiva sonando en las entrañas de un edificio que temblaba por las costuras, pues la comitiva pasaba por dentro del pasaje  ¿sabrían ellos del riesgo que estaban corriendo?