El dilema. El desenlace. 2
Era su primer trabajo, las apariencias cuentan, quería mantenerlo… sin duda, ya que iba a ser el año de faltar al txupinazo, tampoco pasaba nada por no ir de blanco y rojo a trabajar, y menos en una zona alejada del epicentro de la fiesta. Eso sí, el pañuelo bien arrugaíllo en el bolsillo por si las circunstancias se daban de cara. ¿De verdad alguien había confiado en la machada del amigo de Sanferman?
Pues bien, cuál fue el soponcio que le dio al amigo de Sanferman cuando entró por la puerta del trabajo y comprobó horrorizado que todo el mundo allí vestía el traje de pamplonica, sin excepción.
Quiso que la tierra se lo tragara, y tuvo que soportar las chanzas de los compañeros. Allí mismo, como si de un vestuario rojillo se tratara, hizo un conjuro consigo mismo, y decidió que NUNCA MAIS volvería a ocurrirle lo mismo. Ya no trabaja allí, y desde entonces siempre va de blanco el día 6, pese a quien pese. Y, ¿sabéis qué?, mi amigo me dice que nunca le ha pesado a nadie.