Archivo por días: 14 de marzo de 2011


Un abrazo 10

Ya ha caído la tarde. Ya está. El día después a una gloriosa cena y correspondiente copamen se acaba y tengo la gratificante sensación de los momenticos que merecen la pena, de los que a uno le aportan (bueno, esta vez Osasuna también tiene parte de culpa…). Y es que ¡una cena sanferminera compartida con maestros en la materia no es poca cosa! Desde aquí un abrazo a todos, amigos míos. Fue un placer, que se que tendrá “bises”… En fin, y aquí estoy pensando en lo a gusto de ayer noche y en todas las historietas, aventuras, vivencias y mentirijillas que compartimos. Recuerdo que, entre risa y copa, copa y risa, hablamos de la importancia del abrazo. Del abrazo sanferminero. Del abrazo del día 6. Porque, ¿acaso hay un acto no oficial más popular, compartido y sanferminero que el abrazo el día 6? ¡Nos abrazamos con todo pichichi! Es más, nos levantamos abrazados… Sales de casa y le das un abrazo al vecino. ¿Por qué? ¡Por que sí!, te encuentras, camino del almuerzo, con un “amigo” (el día 6 está lleeeno de amigos y no recuerdas el nombre de cuasi ninguno…) y le das un abrazo. Pero un abrazo sentido. Con doble palmada en la espalda: pas, pas “¿qué tal artista?”… En fin. Apenas son las 10 de la mañana y ya llevas dos y ninguno de los receptores de tan efusivos abrazos reciben, el resto del año, no más que meros “aupa”, “hola, ¿qué tal?, parece que va a llover”, o simplemente “ta´logo”…
 
Llega el almuerzo. Tus amigos, abrazos. Sus novias-mujeres, abrazos. La camarera, cocinero, barman, el de la mesa de al lado, el de la de más allá, todos abrazos. Carajillo tras los huevos con de todo y otra rondalla de abrazos. Camino del Chupinazo, y ya medio culeco, abrazos hasta a las farolas. En la plaza… bueno a la plaza consistorial entramos abrazados, o a tortas. ¡Pero entramos! Y tras el Viva-Gora San Fermín, ya no hay más que excusas y momenticos pa´l abrazo. Llegamos a Jarauta, comenzando a eso de las 3 de la tarde por su extremo sur y horas más tarde, ya a la altura de la Peña Aldapa, no has dejado a nadie sin abrazar. ¡A nadie!
 
A partir de ahí, que ya no te acuerdas porque apenas sí eres una absoluta caricatura oroziana, majo, majo y bien pimplao, lo que queda de ti buscará otros puertos donde amarrar y abrazar a lo que se ponga por delante antes de llegar a casa y merecidamente abrazarte a la cama hasta el día siguiente.
 
Un abrazo. Un abrazo sanferminero. De los del día 6.