Archivo por días: 16 de septiembre de 2011


Obras III Certamen Microrrelatos San Fermín 1

Título   No está vivo, no.                      Autor  Iribarren Zia, Alvaro

Aplastándose el flequillo entró en la estación. La pamplonica que había conocido en su instituto americano le esperaba en la calle Tudela. Un pañuelo. Un beso.Y a los toros. Por suerte, la música que allí sonaba no era la que movía las caderas de medio planeta y habría dado al traste con su anonimato. Aquellos jóvenes a su alrededor parecían tenerlas soldadas. Pero aquella música metálica, ese vino tan potente como el ritmo, esas sonrisas acogedoras le contagiaron. Lo que ocurrió al salir de la plaza quizá no lo habría recordado ni aun habiendo sobrevivido a la desgracia: más ritmo de bombo en las calles estrechas. Trombones. Vino. Sudor. Carcajadas. Más comida, aun sin hambre. Y más vino, mientras explotaban en el cielo los fuegos y el fuego en su cuerpo, con su amiga entre los brazos. Para cuando llegaron al Club Natación ya no tenía que controlar el vaivén de sus caderas. Ya era uno de ellos. Poco imaginaba el toro que le embistió cegado por el sol asomado tras la catedral, que su manager tendría que encontrar un doble para perpetuar su negocio. Menos aún, que éste en cinco años engordaría cuarenta kilos y moriría de sobredosis en su mansión de Menphis…        

 

Título   Encierrina                   Autor  Iribas, Juan

Lo confieso: antes se pilla al mentiroso que al cojo. No pude dejarlo. Ni acudiendo a Proyecto Mozo. Empecé a consumir siendo menor de edad. Un pico de txiki, otro de vacas y, de repente, pese a creer que controlas, te ves metiéndote droga dura. En punto. Comparto diez segundos con tres toneladas de bravura. Me gusta que me mire un toro. Repito. Así, hasta que mi madre, recién enlutada, me ruega que abandone. “Tienes que dejarlo”. “Prometido, palabra”. “¿Y qué metadona habrá para esto?”, piensas. Pero ni caso… Ya se sabe que puesta la ley, puesta la trampa. Vuelta a empezar. Reincido. Uno más. Otro. Y otro… Sales en la tele. Ese día no me pilla el toro, sino mi madre. Chorreo. “¿Eres hombre para ponerte delante de un toro, pero no lo eres para cumplir tu palabra?”. La droga puede más que yo. La droga me vence. Tripito. Me santiguo. Beso la medalla de San Fermín. Chsssssss. ¡Pum! Empiezo a saltar. Comienzo a correr. Corro. Ya vienen. Corren. Nos tropezamos tres mozos. Caigo al suelo. Me alcanzan. Me convierto en un ovillo con una diana en el muslo derecho. Sin palabras. Sin palabra. Encierrina.

Título   El último suspiro del Minotauro                     Autor  Serra Asensio,             David

Es la primera vez que participo en un encierro de San Fermín. Veo que mis compañeros están tan nerviosos como yo. Con la piel bañada de sudor, subo la cuesta hasta llegar a la Plaza del Ayuntamiento de Logroño. El público entona cánticos resguardado tras las vallas de madera. Me empujan por detrás y casi me caigo. Los balcones están llenos de gente que mira el espectáculo pero los Sanfermines hay que vivirlos aquí abajo. En la esquina entre Mercaderes y Estafeta distingo a mi objetivo. Se trata de un asesino muy buscado que lleva años desaparecido. Se le atribuyen diez muertes, incluida la de un adolescente. Cada vez lo tengo más cerca. Puedo oler su miedo. Gira la cabeza y casi diría que me reconoce. Pero hace tiempo que dejé que ser un crío. Ahora soy mucho más grande y más fuerte. En el tramo de Telefónica le pego una profunda cornada. Cuando el asesino cae al suelo me ensaño con su cuerpo. Suena la sirena de una ambulancia y yo prosigo el camino hasta la Plaza de Toros. Poco a poco se desvanecen mis últimos recuerdos humanos. Ahora soy la vaquilla más feliz del mundo.