Plaza del Castillo 7
En diferentes ocasiones hemos hablado en este blog de literatura sanferminera y, sin ir más lejos, nuestro flamante fichaje Patxi Irurzun publicó un más que interesante artículo al respecto el pasado mes de julio.
Pues bien, recientemente he tenido la ocasión de leer una de las novelas siempre mencionadas en este tipo de guías. Me refiero a Plaza del Castillo, obra del escritor y periodista pamplonés Rafael García Serrano.
He de reconocer que abrí el libro con cierta precaución, dado que al autor, aparte de su reconocida calidad literaria, le ha acompañado siempre su filiación política, pues García Serrano fue miembro de Falange Española.
Hecha esta salvedad, que se observa fácilmente en el dibujo simplista de algunos personajes opuestos a su ideología, especialmente comunistas y peneuvistas, hay que ser consciente de los valores que destila esta novela. Ambientada en los días que transcurren entre el 6 y el 19 de julio de 1936, es decir, en vísperas del golpe de Mola y Franco y la consiguiente guerra civil, el libro mantiene un pulso narrativo admirable, mezclando con habilidad los aspectos propios de la conspiración (que no tiene nada que envidiar a cualquier thriller americano actual que caiga en nuestras manos) con brillantes pinceladas acerca del desarrollo de unos Sanfermines cualquiera, aunque los de aquel año tuvieran un epílogo tan brutal.
Es esta faceta costumbrista la que más me ha gustado, la que describe la forma de vivir la fiesta, tan absolutamente idéntica a la que se puede observar 75 años después, con escenas relativas al encierro, a los toros, a los bailes, a las cogorzas, al sexo, a las peñas, a los gigantes o al alcohol.
Por tanto, a mi juicio, es una novela más que recomendable para aquellos que quieran bucear en la literatura sanferminera, marcada, claro está, por el sesgo ideológico del autor, aspecto lógico por otra parte en la obra de cualquier escritor.
Finalmente, no me resisto a comentar que lo que menos me ha gustado de la edición que he leído es el prólogo de su hijo Eduardo, polémico contertulio televisivo, que no puede evitar caer en nuestra sinécdoque sanferminera favorita.