Archivo por meses: octubre 2011


Zanlúcah 4

Un amigo de un amigo mío ha estado este verano holgando unos días por la provincia de Cáih, y entre idas y venidas, cayó con su familia por Sanlúcar de Barrameda, en respuesta a la invitación de unos buenos amigos del amigo de mi amigo, sanfermiera recalcitranta ella, que prepararon una jornada inolvidable a la familia del amigo de mi amigo.

Hubo el tiempo justo para un chapuzón en la piscina antes de degustar una apoteósica paella con rabo de toro en un genuino txoko andaluz, coronada con un café con leshe y el correspondiente yintónic en el bar de los piratas que tiene nombre de ciclista alemán.

Y de ahí a las carreras de caballos en la playa-desembocadura del Guadarquivíh, donde pudieron apostar en puestos de apuestas puestos a posta, y donde vieron a Mr. Testis sobeteándose los testis paseado en un todoterreno justo antes del inicio de la segunda carrera de la tarde, premio Kukuxumusu.

Y luego a cenar, en la calle, con un ambiente increíble. Ahí le contaron al amigo de mi amigo la existencia de la Asociación de amigos de San Fermín de Sanlúcar.

Hace seis años Fernando Rincón, a la sazón impulsor de los extintos Almacenes Pamplona, de tan grato recuerdo para los usuarios de camisas blancas en fiestas, celebró una fiesta en su casa de Sanlúcar para desquitarse por no haber podido estar en Pamplona en julio, y allí confluyeron sanluqueños amantes de Pamplona, navarros rocieros -que los hay, y muchos- y turistas fijos. Y decidieron crear la asociación.

Hoy, una imagen del santo morenico comparte morada con la Blanca Paloma en la capilla de la Hermandad del Rocío de la localidad marismeña. Y centran su actividad institucional en la primera semana de agosto, con txupinazo, misa, pañuelicos y cashondeo.

La participación cada vez es mayor, incluso de los aborígenes, y posiblemente al abrigo de su existencia, nuevas iniciativas ven la luz, como por ejemplo el nuevo Restaurante San Fermín, especializado en carne a la piedra, de aspecto tan moderno que de no ser por los detalles rojos y blancos y el nombre, uno no repararía -dice el amigo de mi amigo-.

El caso es que entre chopito y chopito y chupito y chupito, la jornada terminó con un agradable paseo en calesa que sirvió entre otras cosas para conocer el centenario Coso del Pino by night. Plaza centenaria en la que unos días antes Pablín había cortado cuatro orejas y un rabo.

Tiempo tendremos de desgranar otras confluencias sanferminero-gaditanas. De hecho Pamplonudo el pasado jueves ya aludía a alguna de ellas. Ya sabemos que la Estafeta por la que rodaron Tom Cruise y la Cameron estaba en la tacita de plata. Y ojo con Medina Sidonia, que celebra romería y fiestas en honor de San Fermín, y que da pasto a los cebaítas. Tenemos a flor de piel en estos días el cariño mutuo Padilla-Pamplona. O la mejor, ¿adivináis de dónde era El Formidable?


El refresco 8

Uno de los raticos buenos de los Sanfermines es el rato previo a las corridas de toros.

Generalmente los amigos de la cuadrilla nos juntamos para tomar un refresco o dos.

Por entrar en antecedentes debo explicar que hace unos añitos, era costumbre en la peña no dar todas las entradas del abono de los toros de una vez.

Lo que te entregaban como pago del abono era una tarjeta con la que se certificaba que tenías derecho a recoger la entrada… día a día.

Esto es que te tenías que pasar todos los días a eso de las cuatro o cuatro y media (creo recordar) obligatoriamente por la peña si querías recoger tu entrada para poder acceder al coso.

Esto era una rutina y una obligación. Eso de tener que ir dentro de un horario concreto a coger la entrada era tremendamente fastidioso, sobre todo los días siguientes a una noche de las moviditas.

Hay que entender que de todas formas el fin de esta forma de actuar era noble, ya que se trataba de crear un punto de encuentro de todos los socios de peña de forma que la masa social de la peña se reuniera en el local con la intención de poder tomar algo e ir juntos a los toros.

Claro que esta política de entrega de entradas tenía un pero. Si el refresco entraba bien y la noche se daba perfecta siempre estaba el riesgo de levantarte al día siguiente y preguntarte… ¿dónde está la tarjeta?, ¡Un auténtico drama!.

Tengo que decir que a nosotros nunca nos pasó ya que contábamos en la cuadrilla con un buen samaritano que se encargaba ¡todos y cada uno de los días! de dejar los tarjetones en su casa ya que vivía cerca de la plaza de toros.

Hubo una época en la que coincidió con los años dorados del tour, pero no sólo los tiempos de Induráin, hay que contar con los años previos del Reynolds de Arroyo, Perico Delgado, etc… aquel equipo con patrocinador de Irurzun en el equipo completo corría el día 7 con el pañuelito. Sin duda era un aliciente comentar lo emocionante del tour de aquellos años.

Claro que el rato desde que llegabas al local hasta que te ibas no lo pasabas de secano y por lo tanto a parte de compartir un rato con la gente, tomabas uno, o varios refresco según el día con lo que comenzabas la tarde bien entonado.

Al final y como siempre en las SociedadesCulturalesDeportivoRecreativas haces una labor social de lugar de encuentro-comunicación y de apoyo económico a la actividad.

Momento de puesta en común y recibir noticias de lo que pasó la noche anterior…

En definitiva ese rato del refresco sin agobios en la peña es de lo mejorcito que hay. Por cierto el refresco se puede tomar frío o con un par de hielos… pero nunca, nunca caliente!


Sanfermineros 8

El viernes a la noche veía en las noticias la espeluznante cornada que el Maestro Padilla había recibido en la Plaza de Toros de  Zaragoza. Las imágenes eran realmente duras. Las consecuencias, aún es pronto para saberlas. Esperemos que se recupere lo antes y lo mejor posible, ya no solo para su vida profesional, que es complicado, sino para su vida normal, a pesar de que el último parte médico hecho público el martes habla de la casi total seguridad de que pierda la visión de su ojo.

Y tras hablar con un amigo, me quedé pensando en Padilla. Y como gran parte de su vida profesional se la debe al triunfo de 1.999 con los Miuras en la Feria del Toro (y a los bemoles que le pone). Y navegando por internet me he encontrado un montón de fotos suyas en Pamplona. Fuera de la plaza. Con amigos. Con pastores del encierro. Y me he encontrado con gente que tiene relación con él por tierras jerezanas y me cuenta su devoción por los Sanfermines. Y me dicen que el salón principal de su casa en la provincia de Cadiz tiene un nombre: Pamplona. Y pensando en ello me han venido a la cabeza muchos sanfermineros que viven y nacieron allende la muga y que demuestran la universalidad de nuestras Fiestas.

Recuerdo mi visita a una ganadería gaditana cuyo mayoral tenía una figura de San Fermín en todos los coches de la familia y un enorme cuadro del Santo presidiendo el salón de su casa. Y cómo en aquella visita, estando en la Feria de Jerez, la caseta “7 de Julio” estaba a reventar de gente, la mayoría con pañuelico al cuello. Y estos mismos Sanfermines compartiendo mesa con Antonio Miura, hablaba de lo bien que se sentía en Pamplona y lo feliz que subía año tras año.

Y del 6 al 14 de Julio te encuentras con amigos que están con unos italianos que llevan 4 años viniendo, mientras otros pasan unos días con unos alemanes que empezaron a venir en los 80. O con muchos que tienen por invitados a unos gabachos que vienen a Pamplona a pasear, bailar y beber con sus sábanas al cuello.

Y en reconocimiento a esta gente Urmeneta creó el Guiri del Año, para aquel extranjero que a lo largo del año demuestra en su país de origen su cariño a nuestra fiestas.

Muchas son las peñas extranjeras en honor a los Sanfermines. En Europa, la más antigua es La Peña Sueca, la cual tiene un pasacalles con su nombre compuesto por el Maestro Turrilas. Otras son Los Suecos, con su revista “El Cartelito”, la Peña Noruega, la Peña Borussia, muy visible en el tendido de la Monumental, La Peña Frank (gran estafetero él y premio Guiri del año) o el  Txoko´s Gutter Club, cada una de ellas con sus bares emblemáticos. A lo largo y ancho de los USA también encontramos varias peñas sanfermineras. Los amigos de Pamplona (http://www.amigosdepamplona.com/) en  Florida o Los Gatos(http://www.penadelosgatos.com/) en la localidad californiana que lleva el mismo nombre. También existen la Peña Seattle o el Club Taurino de Nueva York. En Sudamerica, Asia y Oceanía existen sanfermineros que han creado sus propias peñas y que mantienen el espíritu de las Fiestas durante los 365 días del año.


Los peligros de un barril de cerveza 6

Analicemos un barril de cerveza y algunos de sus peligros.

Por un lado está el contenido, la cerveza, una bebida que goza de la aceptación de la mayoría de la gente, que como toda bebida alcohólica, de no tomarse con moderación produce efectos nocivos en las personas. Tiene sus detractores, los chiquiteros de vino, los abstemios que siempre apuestan por las bebidas de cola, y los que mezclan las dos anteriores y optan por el kalimotxo.

Por otro lado está el continente, el barril, contundente, de aluminio. Me atrevería a decir que en este caso el continente es más peligroso que el contenido. Numerosos bares esta ciudad no disponen de lugares adecuados para concentrar la cantidad de barriles de cerveza que acumulan durante los sanfermines.

En cualquier garito al que entramos, nos podemos encontrar a numerosos gogos improvisados “bailando” sobre los barriles de cerveza alineados contra la pared demostrando sus dotes de equilibrio. Existe el lógico riesgo de caída de altura y el riesgo añadido de que el barril en cuestión vuelque y provoque daños sobre los pies de un tercero que justo ese día pueda llevar alpargatas.

En otras ocasiones, los encargados de los establecimientos optan por acumular los barriles (sobre todo los vacíos) en plena calle, apilados tras las carpas que han montado para las fiestas, sin protección alguna, expuestos al sol, y aunque parezca increíble ocasionándole a Mcgarrich txiki quemaduras de segundo grado en ambas palmas de sus manos.

Por suerte, todo ha quedado en un susto, la recuperación ha sido muy buena y no habrá secuelas. Espero que haya servido para que se tomen medidas y no vuelva a ocurrir, aunque me temo que el año que viene volveré a sacar la misma instantánea.


Treinta y tres 7

Treinta y tres ideas tenía para esta entrada, treinta y tres minutos llevaba intentando  escribirla y los siguientes treinta y tres dejé de hacerlo el pasado viernes por la tarde.

Treinta y dos cornadas llevaba en el cuerpo Juan José Padilla al comienzo de esta temporada. El de Jerez cuenta su biografía comenzando por las pantorrillas para subir por los muslos, el abdomen y terminar en el cuello: esta es la de Pamplona. Al ver esa última   cicatriz, muchos nos estremecemos recordando aquel catorce de julio.

Desde el pasado viernes Juan José Padilla no tendrá que dar a nadie explicaciones de su cornada número treinta y tres. Muy a su pesar, la pudo ver medio mundo y con él sufrieron por su vida aficionados de medio planeta en una larga vigilia de operaciones, noticias de quirófanos y tuits enviados desde la sala de espera de la UCI.

Su último paseíllo en Pamplona lo realizó con un precioso capote de paseo blanco bordado con un San Fermín. Se lo encontró en la habitación del hotel, era un regalo de Iñaki González. Había llegado con las horas justas a la corrida, porque el nueve de julio era el cumpleaños de su hija y quiso pasar el sábado entero en Jerez.

Hay matadores que parecen ser siempre iguales. Con el de las patillas no pasa eso. No hay un Padilla, hay treinta y tres: el loco, el cuerdo, el padre, el flamenco, el tremendista, el amigo de Morante y Finito, el pastor del encierro, el templado, el héroe, el herido, el de la calle de enmedio o el del pecho descubierto.

Ahora es el momento de desear la recuperación del hombre. Y también, de volver a poner en valor lo realizado por el Ciclón desde que debutase en Pamplona en el año 1999.