Archivo por días: 1 de febrero de 2012


DO (La orquesta) 4

Las diez de la mañana, el ejército uniformado de músicos se cuadra ante su director que, batuta en mano, supervisa que nada quede sin control. El público se arremolina formando un nutrido y curioso grupo. Se pide silencio, imposible, algún coche, la villavesa, los repartidores, todo está en contra. Todos se miran desesperados, ahora un borracho haciendo sonar un matasuegras. Expectantes, el borracho parece comprender lo que allí está a punto de suceder y decide también guardar silencio, un improperio sale de su boca, no hay manera de mantener el equilibrio, los espectadores se quejan de sus modales, encoge los hombros como interrogando que él no puede hacer nada, le conminan a que se marche, por fin, exclaman los impacientes. Algún músico se ha descuadrado, hace calor, otro se desabrocha la camisa, se le conmina a que guarde la compostura. En esto, un grupo de niños aparece gritando como sólo saben hacerlo ellos, todos se descomponen, otro músico se quita el chaqué y hace amago de tirarlo al suelo, una mirada del de la batura hace que desista, aparecen las madres y se quedan atónitas con lo que ven, intentan hacer callar a sus infantes y al no conseguirlo optan también por marcharse. El público se impacienta, las toses y los murmullos cada vez son más frecuentes, los menos pacientes se marchan. De pronto, todo para indicar que ahora si, que la espera ha merecido la pena, un silencio de catedral se apodera de todos los presentes, el director iza la batuta y ante su ademán, todos se llevan los instrumentos a la boca, gira la cabeza a un lado y otro y da la orden de ejecutar la melodía, mas algo ocurre, ningún instrumento suena.