Archivo por meses: abril 2012


¡Afilad la pluma y manos a la obra! 1

Ya llega la fecha.
Desde mañana 1 de mayo y hasta el 31 de ese mismo mes, podéis presentar vuestros trabajos para el IV Certamen de Microrrelatos.

Para aquellos nuevos en el tema, solo tenéis que hacer click bien en la cabecera de este blog en >>IV Certamen Microrrelatos 2012<< o bien en el cartel anunciador que está a vuestra derecha, para acceder tanto a las bases del concurso, como al formulario de inscripción.

Como siempre suele haber algún despistadillo, os recuerdo algunos puntos importantes:

– El relato tendrá una extensión máxima de 204 palabras y estará relacionado con la fiesta (todavía recuerdo uno que nos mandó un poético relato sobre unas mariposas…., que fue automáticamente descartado).
– Podéis escribir en cualquiera de los tres siguientes idiomas: castellano, euskera o inglés.
– Por favor, no nos mandéis el relato ni por carta ni por correo electrónico. Lo tenéis que introducir junto con vuestros datos en la página que hemos habilitado a tal efecto (para ello basta con hacer click donde os indico al principio de este artículo).
– Aunque no debiera ser necesario decir que el trabajo debe ser original, lo traigo a colación porque el año pasado recibimos nada menos que dos microrrelatos, los cuales eran prácticamente un corta y pega del famoso relato breve del escritor mexicano Augusto Monterroso »El dinosaurio» (Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí). Lo cual, evidentemente, no coló.

Si alguno quiere buscar un poco de inspiración o simplemente entretenerse un rato, os recomiendo que entréis en youtube y tecleéis blogsanfermin, porque así podréis acceder a los vídeos de las lecturas de los textos finalista en las ediciones 1ª y 3ª.

Dicho esto, manos a la obra y que Dios reparta suerte.


Cosas que pasan en la Plaza de Toros II – Zezen Plazan gertatzen diren gauzak II 2

Quien más, quien menos, ha tenido alguna vez un pequeño disgusto en la monumental pamplonesa en forma de algo que le ha caído encima y no le ha hecho ninguna gracia.

A lo largo de los años es algo que se repite cíclicamente, gente que sube de abajo a arriba, amagos de bronca, o broncas sin amagos y músicos  que ven como sus valiosos instrumentos se ven manchados por todo tipo de líquidos.

La cantidad de objetos que caen desde andanada, es un problema que se repite anualmente y los que llevamos varios años en el tendido, hemos visto caer cosas de lo más variopintas. Desde todo tipo de líquidos, que si son días de calor, y la cantidad no es excesiva, no es nada que no se solucione con un lavado de manos y brazos, o con un cambio de camisa o camiseta para los más puristas; hasta otros más asquerosos, como huevos, restos de comida, que ya pueden exigir una ducha post-corrida; pero es que también nos ha tocado ver caer muchos objetos realmente peligrosos, como latas de bebida llenas o trozos de hielo de un tamaño considerable, incluso una vez cayó una persona desde arriba a abajo.

Parece que en ciertas zonas lo más típico es ponerse albardaos los unos a los otros, y que la gente que viene de fuera, simplemente lo imita. También se dice que siempre es gente diferente que no va a volver al día siguiente y se comenta que algún día pasará algo grave y que entonces se tomarán medidas, pero ¿qué tipo de medidas?

Si nos ponemos en el lado opuesto, no quisiéramos para nosotros mismos el tener que ser cacheados a la entrada o el no poder acceder a la plaza con objetos que puedan ser considerados como peligrosos. Tampoco así solucionaríamos el tema, ya que cualquier objeto normal se puede convertir en peligroso en manos de alguien, así que la solución para buscar un equilibrio entre una cosa y la otra es realmente peliaguda.

Sólo nos queda una cosa: apelar al sentido común de la gente. Por muy mal que alguien vaya, hace falta ser muy cafre para tirar de arriba abajo algún objeto de los antes mencionados, o si no, los de su alrededor nunca deberían de permitirlo. Esperemos que con esto sea suficiente. Tampoco parece coherente en estos tiempos de crisis el que la gente vaya tirando de todo por ahí, y más aún cuando hay otra gente que lo puede aprovechar.


A vueltas con los carteles 3

Esperaba la decisión del jurado de la elección de carteles anunciadores de las fiestas de San Fermín de 2012 con ilusión renovada, pero una vez más, y van unas cuantas, ninguno de los ocho carteles seleccionados por el jurado coinciden con mis gustos.

Una de las cosas que me ha sorprendido es ver que mucha gente identifica el cartel número 6, el del kiliki que forma su cara con los números 1 y 2 correspondientes al año en curso, como Caravinagre. A mí lo primero que me vino al verlo fue un timbalero de los que anuncian los cambios de tercio en la plaza y, tras una segunda revisión, intuí que también podía ser un kiliki, pero no Caravinagre, así que quizás estemos descubriendo nuestra segunda sinéqdoque preferida tras «correr los sanfermines» y es la denominación de todos los kilikis como «Caravinagres».

Lo que no me ha sorprendido demasiado, ya que tampoco lo esperaba, son los comentarios del jurado a cada obra, según he podido leer en el noticias y que a continuación reproduzco:

Nº1 – ‘Piel de cartón’

Una composición abstracta en la que se ve la nariz de Caravinagre y las astas del toro. Incluso se puede adivinar una figura celebrando. Muy «evocadora», según el jurado.

Nº 2 – ‘Joyas’

Un San Fermín impasible que contrasta con el jaleo del encierro que vemos en su mitra. «Representa la fiesta, el gentío y la sensación de agobio y movimiento».

Nº 3 – ‘Yo y el toro’

Los colores clásicos del cartel anunciador y dos formas simétricas, una para el toro y otra para el santo. «Gráficamente bien resuelto y potente como cartel, fácil de recordar».

Nº 4 – ‘Love mu’

Las astas del toro y el pañuelico de San Fermín se unen para formar un corazón. Un símbolo en el que el jurado ha visto un modo de «comunicar el cariño que puede dar la ciudad».

Nº 5 – ‘SF jaiarekin bat/SF se une a la fiesta’

Con un toque picassiano, la más colorida de las obras finalistas «rompe el esquema de composición habitual», motivo por el que ha sido seleccionado.

Nº 6 – ‘K12IKI’

Evoca los Sanfermines más tradicionales con el gorro de los kilikis y el dibujo de un rostro de perfil jugando con el año 2012. «Un cartel limpio, potente y contundente».

Nº 7 – ‘Te quiero en San Fermín’

Un llamativo cartel en el que el kiliki Caravinagre adopta el gesto del Tío Sam para enrolarnos en la fiesta. «Bien resuelto técnicamente y con colores bonitos».

Nº 8 – ‘Ya están aquí’

Uno de los más originales, de los que el jurado destaca el uso de «una estética original con un guiño retro». «Como composición merece mucho la pena».

Yo pensaba que la primera función de un cartel anunciador es la de trasladar un mensaje, comunicarlo, y para ello aprovechar al máximo las posibilidades que el medio ofrece, pero leyendo los comentarios del jurado en ninguno de ellos veo que hablen de como «funciona» el cartel, de como traslada el mensaje, salvo en uno, el 4, en el que dicen que comunica «el cariño que puede dar la ciudad» que, aunque esté muy bien, sea muy políticamente correcto y sirva para cualquier ciudad del orbe mundial, no lo veo yo como el leit-motiv para anunciar las fiestas de San Fermín, Pamplona.

Entre unos y otros, me quedo sin duda con el de la Feria del Toro (y con el del Certamen de Microrrelatos, dicho sea de paso).


Se me apoderan las prisas 4

Sí, lo reconozco, a veces creo que vivo más cómodo durante la travesía del desierto.

A poco más de dos semanas para que acabe la Liga y a punto de entrar en mayo, veo los ocho carteles finalistas y que el Certamen de Microrrelatos ya está a la vuelta de la esquina y me entra el acojono.

Porque sí, señoras y señores, un año más me va a pillar el toro.

Pondrán el vallado, la Tómbola, las barracas, cogeré mi abono y mi turno de barra y, para cuando me quiera dar cuenta, será 5 de julio.

Y la casa sin barrer.

Y los pantalones sin planchar.

Y la compra de diez días por hacer.

Y las camas por preparar.

Y el pelo, poco, por cortar.

Y las comidas, almuerzos, meriendas y cenas por organizar.

Y siempre, siempre, la sensación de que algo se me olvida.

Pordiós, octubre, ¿dónde estás?


Decalle 3

Algunos sanfermines me gustaría escribir sobre la marcha, en sus dos acepciones. Oseasé, escribir a tiempo real sobre la fiesta. Alguna vez he publicado cuentos por encargo y por capítulos en periódicos, pero lógicamente había que entregarlos por adelantado; y ya por gusto, o sea para mí, siempre me ha resultado difícil, me ha dado pereza, pinchar la burbuja de esos días con la punta del boli. Lo que tenía que pasar para que yo me pusiese a escribir durante sanfermines es que no quedaran más cojones. Es decir, que algún periódico me lo pidiera (y que pagara, que eso no siempre coincide), algo que todavía ni yo ni mis miles de lectores no nos explicamos por qué no sucede. Ya tengo hasta pensado sobre qué irá mi sección. Será una crítica musical, como las de mi amigo Oscar Beorlegui en el Noticias, pero de grupos callejeros. Un día los indios del cóndor pasa, otro un cuarteto de músicos virtuosos del este, al siguiente los txalapartaris mojabragas de Mercaderes… La crítica por supuesto sería lo de menos, en mi columna contaría (o me inventaría) la vida y milagros de esos músicos, o la de quienes hacen corro a su alrededor (y lo deshacen cuando toca pasar la gorra), etc. Una crónica social, festiva pero con mucha enjundia. Después me darían el Pulitzer, o el Ortega Gasset, algo por el estilo. Y los directores del otro periódico que no me habían encargado la columna se tirarían de los pelos…

(Ay, perdón, un momento, que me tengo que agachar a recoger los trozos del botijo de leche.)

El caso es que de lo que yo quería hablar aquí (aparte de vender una vez y por no perder la costumbre más la moto) es de algunos de esos grupos callejeros. Hace algunos años, por ejemplo, no faltaban nunca a la cita unos que, creo recordar, se llamaban De calle. Liaban unas que pa qué, con sus versiones de Leño, Barón Rojo… Creo que hasta grabaron algún disco, cuando grabar un disco no era una cosa que hacía cualquiera. Lo de los indios ya es caso aparte, con sus plumas, y las flautas, y los sintetizadores saturando los bafles, que parece que en cualquier momento va a abrirse la tierra y va a aparecerse Quetzatcoalt lanzando rayos y centellas. Al menos al principio, ahora esa conexión entre los dioses y la pachamama en cada esquina ya nos impresiona un poco menos a nosotros que nos hemos criado con religiones monoteístas y con el concurso internacional de fuegos artificiales.

Y luego, aunque esto ya trasciende lo de la música callejera, para quedarse en callejera a secas, o en venta ambulante, estaba Donanpher, aquel señor vestido de explorador que vendía bolígrafos. Todo un clásico. ¿Qué habrá sido de él? Yo me llevé una decepción terrible el día que alguien me desveló que Donanpher era Phernando al revés. Pero aún así, el colmo sería que pudiera escribir mis crónicas sobre músicos callejeros para el periódico con una de sus estilográficas. Igual hasta me salían algo más hiladas.