¿Y ahora qué? 6
Cuando uno pasa gran parte del año pensando en los Sanfermines, se encuentra con un enorme vacío cuando acaban. Y cuando llegan a su fin nos preguntamos: ¿Y ahora que? Ya no hay que estar pendiente de cuando salen los carteles. Ni de cuando hay que ir a recoger los abonos. Ya no recibimos llamadas de nuestros amigos de fuera diciéndonos los días que vienen, ni esperamos ansiosos el Certamen de Microrrelatos.
Y llegan las Fiestas y vamos viviendo todos esos momentos que estábamos esperando. Y pasa la noche del 5. Y el almuerzo del 6, y su consiguiente ciego. Y la retirada a tiempo para poder almorzar el 7 e ir a la Procesión antes de que la comida se retrase demasiado y tengamos que ir a los toros con el culo prieto. Y cantamos el himno de Navarra. Y salimos con las peñas.Y llega ese 8 que es un día de ni fú ni fá y que acaba con uno llegando a casa más tarde que cualquier otro día. Y arrastras la resaca durante la comida del 9, hasta que en la sobremesa pretaurina ya ni te acuerdas de que llegaste a casa como un atún. E invades el tendido 7 con tu traje medieval. Y el 10 celebras la típica comida que recuerdas durante el resto del año. Y va avanzando la tarde y estás tan agusto que te conviertes en el (im)perfecto anfitrión de unos gabachos y unas madrileñas. Y amaneces el 11 con el cuerpo magullado y la vista puesta en el 12. En esa comida callejera compartiendo mesa y mantel con buena gente y gente buena (solo plagio a los grandes). Y disfrutando de una merienda casera solo al alcance de peñeros más duchos en tareas culinarias. Y sobrevives al 13 en el que el bolsillo y el cuerpo te piden una tregua que no estás dispuesto a dar. Y tras ver el encierro el 14 te duchas pensando en las lechezuelas que te vas a almorzar. Y te juntas con más amigos en el vermú. Y disfrutas la comida con un amigo que se va a jubilar. Y en los toros suena como nunca la Radetzky que te habían anunciado los del Bildelberg. Y te despides de la Monumental. E intentas alargar la noche al máximo pensando que al día siguiente te vas a levantar y vas a decir: ¿Y ahora qué?