Archivo por meses: septiembre 2012


IV Edicion Certamen Internacional Microrrelatos San Fermín

Mª ROSARIO RUIZ CASTILLO (Pamplona, Navarra)

Los globos

Prestaba atención al ruido de la calle, la música de las charangas sonaba con fuerza invadiendo la habitación donde, postrada en la cama, me revolvía y luchaba con ímpetu por recuperar la alegría de vivir. Volvió a mis recuerdos aquel día, enfrente del espejo, camisa, falda, faja y pañuelico rojo. Abrí los ojos, me fijé en la lámpara que colgaba del techo y recordé la mecha que estaba a punto de hacer explotar el cohete anunciando que la fiesta comenzaba. Miraba los globos flotando por el cielo como pájaros migratorios que, olvidando su destino, habían decidido terminar allí su vuelo. Yo, con las manos arriba unidas por el pañuelo rojo, gritaba ¡Viva San Fermín! Me levanté de un salto y sentada a los pies de la cama, volví a gritar ¡Viva San Fermín! Oí los pasos de mi madre, contemplé su cara asomando por la puerta. Su expresión me hizo soltar una carcajada, ella pensó que estaba loca, yo le dije: “Sabes qué, mamá, voy a salir de casa. Me voy a olvidar de todo”. Ella me contestó “Dí que sí hija, sal y diviértete”. Explotó el cohete y los globos iniciaron el vuelo.

 

Gonzalo Tomás Salesky Lascano (Córdoba – Córdoba, Argentina)

COMO SIEMPRE

Corro. Corro como si de eso dependiera mi vida. Como siempre. Me interno por las calles de San Fermín, como todos los años. El mismo día y a la misma hora. No entiendo qué dice la gente que va junto a mí. Siento como si hablaran un idioma extraño. Todos corren. Gritan. Algunos sacan fotos. Otros caen, rendidos y asustados. Yo sólo quiero llegar a la meta. Estoy cansado. Pero falta poco. Sé que mañana me costará levantarme. Pero estoy tranquilo. Mis cuatro patas siguen firmes. Como todos los años. Como siempre.

 

JOSE CANDELARIO MORENO RODRIGUEZ (pueblo nuevo – pinto, colombia)

UNA PROFESION EQUIVOCADA

En San Fermín… Después de esa mirada ardiente, ver su descomunal cuerpo, sentir su respiración embravecida y el cruel toque… El dolor invadió su ser, la sangre era roja, roja, como su herramienta de tela, la herida era profunda, con sus manos intenta taparla, el ardor era ensordecedor, como los gritos de la muchedumbre. Cerró sus ojos, recuerda las sabias palabras de esa mujer, que lo vio venir al mundo desde sus entrañas, envuelto en sangre, como lo estaba ahora: -Deja esa bobería de los toros. ¡Tú, no eres torero!

 

inaxio goldaracena catalán (pamplona, navarra)

Payaso.

La paternidad convierte antiguos sanfermines en recuerdos similares: parecidos grados de alcoholemia, los mismos amigos y bares, e idénticos fracasos con las neozolandesas. Ser padre lo cambia todo, reduce los años anteriores a sardinas enlatadas y se regusta en el olvidado placer de acompañar a la Comparsa bajo una, hasta ahora, desconocida luz matinal. Dejas de verlo todo en blanco y negro, y cambias el amigo mudo por la silleta y los pañales. Lo que tampoco olvida un orgulloso progenitor es la primera carcajada de su hijo un 7 de julio, cuando los gigantes se van acercando, toman posiciones los kilikis y la muchedumbre se abre en abanico. Es en ese momento, cuando uno saca la cámara y comienza a grabar los gestos del crío: cómo observa los zaldikos, cómo se asusta primero y luego sonríe, cómo patalea y sacude los brazos, y hace muecas que parecen decir ¡ten cuidado!, y vuelve la mirada hacia su padre, y desorbita los ojos, y suelta la gran carcajada justo…cuando Caravinagre me estampa un directo en la nariz y un reguero de sangre maquilla mis labios.


IV Edicion Certamen Internacional Microrrelatos San Fermín

Maider Saldías Mad0z (Pamplona, Navarra)

Adiós cautiverio, bienvenido estallido

Maite me libera de la cárcel en la que llevo encerrado casi 363 días. Me encuentro aturdido, son demasiados meses en la cómoda oscuridad de esta celda con mis fieles compañeros de guerra. Nunca volverán a ser los de antes, dicen ser en origen blancos como la luna que contemplábamos esos pocos días en los que el cielo estaba despejado.Qué voy a hacer, no tengo piernas para correr pero nadie puede ni quiere escapar. Recuerdo el estruendo de las 12 y el brazo que me alzaba al unísono de un canto emocionado y feliz. Me paso el año en una caja aislado, pero supe que el resto del mundo se había parado. Lo vi en sus ojos, lo vi en su rostro. Música. Risas. Cerveza fría. Baile. Sonrisas. Borrachos. Nadie se acordaba ya de su mundo real, ni yo de mi caja… ¡Gora San Fermín! Me despierto tirado en el suelo arrugado y sucio…ayer fue una noche asombrosa… pero hoy huelo a cosas que prefiero no saber y sólo quiero lavarme. Maldito ajoarriero de los toros. Maite sale con otro. Pero es más feo, no tiene escudo ni gracia. Más tarde el olor a jabón no me consuela.Es un maldito sustituto.

 

Alberto Eransus Antoñanzas (Sarriguren, Navarra)

Siete centímetros

En una terraza de la Plaza del Castillo, casi vísperas de fiestas, recordó la advertencia del médico que aún retumbaba en su cabeza:”nada de alcohol, tabaco, comidas grasas, sobresaltos, altas temperaturas, espacios concurridos ni multitudes. Tranquilidad y buenos alimentos.” No podía ser ni quería creérselo. Sólo de pensar a lo que debía renunciar le entraban ganas de llorar: el almuerzo del seis con la cuadrilla, la lluvia de champán en el chupinazo, la comida del siete, la sangría taurina en la solanera con la peña, las noches y los días fluyendo en tiempos y modos sanfermineros. Pero sobretodo, por encima de estos actos, lo que más amaba: el encierro .Esto si que se lo subrayaron: “nada de actividades intensas ni deportes de riesgo.” Apurando el café, se notó en el bolsillo del pantalón algo que le incomodaba: era un sobre. Al abrirlo, sus ojos empezaron a nublarse .Era el abono de los toros, completo. Detrás de la entrada del 14, otro papel, distinto: una foto en blanco y negro, borrosa, en la que se adivinaba una forma de siete centímetros. Mientras unas lágrimas se aventuraban sobre su incipiente tripa, esbozando una sonrisa, se consoló pensando: Tú me darás mil alegrías en los próximos sanfermines.

 

Juan Eguaras Perez (Pamplona, Navarra)

Quién dijo crisis..

Llega el gran día. Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando suena el despertador, no me importa madrugar. Hoy no. Cinco eurillos. ¿Sobreviviré? Cojo la botella de champán mala de casa de mis aitas y marcho para la plaza. Momentazo a las 12. Alegría y botellas que se descorchan, incluyendo la mía. Caen gotas de champán del cielo como una lluvia de oro y optimismo. Qué malo el champán, pero no pienso despilfarrar. Acabado, me invitan a un katxi de cerveza. La gente está espléndida a pesar de todo. Bebo, bailo. Compro una litrona en el chino, dos euros. Ha subido. Llegan las cuatro. Tengo un poco de hambre. Pero se me olvida. Sigo con mi litrona caliente a vueltas. No, no voy a coger el vaso lleno solitario de la barra. A las seis tengo una mezcla de delirio, regocijo y hambre. A pesar de todo, hoy soy feliz. Navarrería. Frito de pimiento, 1.5 y cerveza de litro en el chino (1.5). Llegan las nueve. Las diez. Vuelvo a casa de mis padres y ceno. No sé que será de mi mañana. Siempre podré disfrutar de las magras con tomate y del kalimotxo que los generosos peñistas me oferecerán en la plaza.

 

Carlos Malillos Rodríguez (Valladolid, Valladolid)

RECUERDOS DE JUVENTUD

En nuestra cuadrilla, teníamos de todo, hasta incluso humor. Cuando decidí dejarme barba, me bautizaron «Hemingway», porque escribía en la Hoja Parroquial y empinando el codo; no envidiaba al americano. Julián, Olegario, Eulogio y un servidor las preparábamos pistonudas. Un día, jugando a las cartas bajo los efectos del alcohol, nos apostamos a que el perdedor tendría que hacer lo que los otros tres decidieran. El perdedor fui yo y la penitencia impuesta consistía en correr cien metros delante de los toros, el siete de julio, san Fermín, mientras mis compañeros me contemplarían resguardados en las talanqueras. Llegado el día, me dispuse a cumplir la suerte que el destino me había deparado, encomendándome a mi santo patrón y a un periódico que sujetaba mi mano derecha para no desmerecer del resto de corredores. Ni vi cuernos, ni llegué a tocar pelo. Me trastabillé y varias decenas de mozos se posaron sobre mí en una impresionante montonera, raspándome la cara con los adoquines de la calle Estafeta. De regreso a la Ribera, Olegario me espetó: —¡Vaya un Hemingway de los cojones! Ahora tendremos que decir a las mujeres, que en vez de los sanfermines, venimos de romería y nos traemos el Cristo.


IV Edicion Certamen Internacional Microrrelatos San Fermín

Sagrario Loinaz Huarte (Aranjuez, Madrid)

A BUEN ENTENDEDOR POCOS REFRANES BASTAN

Sumérgete en la fiesta, como participante o espectador, sin perder el control. «Baco a muchos ha matado, Neptuno a ninguno´´ Amóldate a la ciudad y disfruta de ella cuidándola y respetándola. «Allá donde fueras, fueres o fueses: Haz lo que vieras, vieses o fueses´´ No des la nota en el encierro intentando que familiares y amigos te reconozcan en televisión. «Cada día, hace uno una tontería; y dé gracias a Dios el día que no se hacen dos´´ Frecuenta los lugares emblemáticos de Pamplona: Murallas, palacio del Baluarte, capilla de San Fermín, catedral… «Al viajar tienes pocas cosas que hacer y muchas que descubrir´´ Enriquece tu cultura conociendo las tradiciones: Comparsa, peñas, pañuelo rojo, Pobre de mí´, Procesión, la Octava… «El saber no ocupa lugar´´ Repón fuerzas cuando el cuerpo afloje… ¡y continuar la fiesta! «Días de mucho, vísperas de poco´´ Mantén la mente despejada para correr el encierro. «Andar derecho y mucho beber, no puede ser´´ Ignora, mostrando indiferencia, al que impida el disfrute de la fiesta. «A embestida de hombre fiero, ¡pies para que os quiero! ´´ No corras en el encierro incordiando a los toros e importunando a corredores y pastores. «A animal que no conozcas, no le tientes las orejas´´

 

Monica Palomino Florez (Bogota – Cundinamarca, Colombia)

El sueño de San Fermín

En sus sueños, Pedro había hablado con la bestia negra de seiscientos kilogramos que sería su contrincante en el encierro de San Fermín. De cara a su imponencia, la fiera, botando vapor por sus fosas nasales, le dijo: “No mires atrás en donde estaré yo, porque te ganaré el galope y arrasaré con tu prepotencia”. Pedro, sacando el pecho familiar, le respondió: “No te preocupes por mí insolente corajudo, que cuando vengas a mi encuentro ya yo habré terminado mi curso. Solo el rastro de mi olor podrás coger y entrando en tu nariz como el vapor que exhalas, me quedaré en tu mente hasta el día en que acabe contigo un macho de fino capotaje”. Y corriendo y corriendo en el encierro tumultuoso, a Pedro le dolió el implacable el corazón. Y empuñando su camisa en el costado izquierdo de su pecho, miró hacia atrás por donde venía la bestia que sonriendo llegó a su encuentro y frenó para decirle: “Espérame a donde te vayas, que algún día llegará el macho de fino capotaje”. Y la bestia continuó su curso, llevándose el olor de Pedro que siguió recorriendo, sublime, por la cuesta de Santo Domingo.

 

Emilio Luis Parras Alcalde (Los Villares, Jaen)

MUY NOBLE, MUY LEAL Y MUY HEROICA

Entre las alzadas piedras pulidas, adoquines tintados con el sudor de los hombres bravos y el teñido negro y rojo pardo de los toros impacientes, se escucha el esplendor del sonido estilizado del salitre, el azufre y el carbón quemado. En ese mismo instante, el orgullo se hace leal y el presente se convierte en nobleza. La nobleza de un pueblo y sus visitantes siendo fiel a su presente y marcando con orgullo su pasado. Lealtad ante todo. Lealtad y prudencia ante el bóvido que, tras mareas de piel pintada en blanco, pisa fuerte y bravo la argamasa de entre la pizarra y hace de su fuerza el desgaste, un sello apreciado. Y el coraje de sus gentes y convidados por sentir y ser estimados con miradas ofrecidas y sus rasgos de gentileza. Desde Santo domingo a Mercaderes. En los quicios asoman los pañuelos a las asociaciones, entregados como héroes de esta tierra, que destinan a la plaza la destreza indomable de las reses. Roja la faja y rojo el pañuelo. Como la sangre que hierve en sus calles. Blanca la paz que se respira y el sudor derramado en la bajada, brotada del alma de un buen pamplonica. Gesta de su ferviente valía.

 

rakel agundez castaño (zizur mayor, navarra)

FERMÍN

SIGO ESCRIBIENDO EL PASADO CON LA LETRA DEL PRESENTE. NO HE PODIDO OLVIDAR DESDE EL BURLADERO DIVINO, ENTRE LA NOSTALGIA Y HOY, QUE EN EL ABSURDO VACÍO DE UN ALMA MUERTA, ME HABÍA QUEDADO CLAVADO EL CUERNO DE AQUEL TORO. DESGARRANDO EL RECUERDO QUE ME DEJÓ TU AUSENCIA. SIN PODER EVITAR QUE HOY DE NUEVO ESTOY SANGRANDO, Y CON EL COLOR GRANA TIÑO MI PAÑUELO, EVOCANDO AL CIELO LA ROSA ROJA QUE LLEVO A TU SEPULCRO. NOBLE FERMÍN, HIJO DE MIS ENTRAÑAS, ME ARREBATARON TU JUICIO, ME PRIVARON DE TU ALIENTO, RECIÉN PASADA TU JUVENTUD. Y COMO CADA SEIS DE JULIO, MI VENERADO HIJO, CIENTOS DE ROSAS ROJAS ALZAN EL VUELO HACIA EL INFINITO ETERNO DE TU DIVINA PRESENCIA. Y YO, EN EL ABSURDO VACÍO DE UN ALMA MUERTA, EVOCO TU NOMBRE SI SABER POR QUÉ SIGNIFICAS TANTO PARA TANTOS HOMBRES, SIN ENTENDER POR QUÉ DESPUÉS DE TANTOS AÑOS SIGUES ESTANDO AHÍ.


IV Edicion Certamen Internacional Microrrelatos San Fermín

VICTORIANO ALCALDE AZCUNE (IRUN, GUIPUZCOA)

SAN FERMÍN 2036

Si Hemingway levantara la cabeza… Desde que entró en vigor la Ley de Pulcritud… la fiesta ya no es lo mismo. Ahora, en lugar de los toros de carne, hueso y cuernos, hemos tenido que resignarnos a aceptar a esos “morlacos” cibernéticos; marionetas teledirigidas rellenas de chips y cables de colores. Y claro, el Encierro ha terminado convirtiéndose en un inofensivo evento folklórico-deportivo para ancianos nostálgicos como nosotros. Hoy en día, el mayor riesgo que entraña correr el Encierro sería resbalar en la curva de Estafeta y ser arrollado por una estampida de turistas japoneses ebrios de Kalimotxo 14. Menos mal que hay cosas que nunca cambiarán. Y también este año de 2036, tras el chupinazo holográfico en la plaza del Castillo, tú y yo pasearemos de la mano hasta desgastar nuestras alpargatas fabricadas con nanopartículas de esparto; al final del día nos sentaremos sobre la Muralla, con los pies colgando, como una pareja de adolescentes, y a la luz de las estrellas de la Gran Cúpula nos daremos el beso… y como todos los años, igual que aquel sanfermín en que nos conocimos -hace ya más de 40 julios- renovaremos en un susurro nuestra promesa de amor: “Te quiero, moza. Maite zaitut”.

 

Rafael Molina González (Madrid, Madrid)

El Abrazo

Cada seis de Julio, Marcos abre un antiguo baúl de su abuelo. Vestido como manda la tradición, destapa ese pasado para sentir el orgullo de ser Pamplonés. Hace cinco años que marchó, pero las palabras de ese escritor que abrazaba cada mañana, en este frio tiempo, tienen más peso que nunca. Entre lágrimas y sonrisas lee sus últimos recuerdos. Camino al ayuntamiento, los nervios se convierten en sus pasos. Cantos y bailes van inundando lentamente cada rincón de esta ciudad. Al sonido del chupinazo, se encuentra con Julián, antiguo amigo que el rencor separó. Anda hacia él. Nervioso le abraza, y al oído le dice: “De rojo, como la sangre que nos mueve, y blanco, como la paz que se huele en cada rincón. De la mano, unidos, el pasado, presente y futuro de una ciudad. Olvidemos nuestros errores, recordemos lo que nos une y bailemos con el pasado al sonido del Riau Riau, para que las arrugas de nuestro presente canten bajo el manto de nuestro patrón.”. Mientras los gritos de júbilo les envuelven, la satisfacción de recuperar los años perdidos hace que unidos como antes, griten a la par: “Gora San Fermín”.

 

Iñaki Azcárate Diez (Beriain, Navarra)

Entre baldosas

Aquel calor que lo consumía como el fuego a un papel había dejado paso a un frío que lo atenazaba y lo encogía hasta arrancarle la misma vida. Pero esta, una vez más, se abría paso, igual que la hierba brota entre las junturas de las baldosas, echando raíces en un estéril cemento que jamás soñó con la idea de albergar un brote de vida. Y, abriendo los ojos, vio la calle Estafeta como jamás antes la había visto. Desde allí abajo parecía ensamblarse con el cielo, y se dio cuenta de que estaba tumbado. Con la vuelta a la realidad regresó el calor, y con él, el dolor, una sensación insoportable que subía hasta su garganta impidiéndole emitir siquiera un gruñido. Levantó la cabeza y vio a la voluntaria de la Cruz Roja, cuyo puño se perdía en su muslo, haciendo suya su propia carne e impidiendo el brotar de la sangre que lo devolviera al frío. Y recordó. Recordó una mañana fresca, agujas de alcohol en su frente, otra frente… el morlaco. La embestida y el calor penetrante. El frío arrebatador. El rostro y el puño de aquella enfermera que, como con la hierba, era el cemento que abrazaba su vida.

 

miguel angel herrero jiménez (barañáin, navarra)

DEMASIADO KALIMOTXO

Sufro de desdoblamiento de personalidad: no sé si soy un simple ser vivo o un «Semidios». Como ser vivo nazco en el anonimato. Como «Semidios» mi nacimiento es noticia mundial en todos los medios de comunicación. Como ser vivo, me reproduzco, y además, de qué manera. Como «Semidios» mi imagen preside todos los Templos Hedonistas y Paganos que se abren en cualquier sitio, como improvisados lugares de culto. Mis fieles se multiplican cada día. De todas partes vienen a adorarme, a tocarme, a reconocerme. El mundo entero se convierte a mi «religión». Soy un icono, la imagen de moda. Como ser vivo soy mortal, con una vida muy corta. Como «Semidios» soy atemporal. Reino durante intensos nueve días y luego paso al Olimpo de los semidioses. Mi estrella deja de brillar de repente, mis fieles me abandonan, los templos quitan mi imagen, ya nadie me canta sus oraciones… Solo algún trasnochado portará mi imagen el próximo año, con el estigma de ser señalado con el dedo por mis exfieles. Pero no desaparezco, todos me seguirán recordando como un número: el 1950, 1983, 2000 o el 2012. Sí, soy el cartel de Fiestas de San Fermín. Muy bueno este kalimotxo, por cierto.


IV Edicion Certamen Internacional Microrrelatos San Fermín

SUSANA IBAÑEZ ESPARZA (VILLAVA, NAVARRA)

COMO EXPLICAR

Sabado por la noche a altas horas de la madrugada y con mis facultades mermadas por el alcohol,alguien me pregunta que relación tengo yo con los sanfermines. Buf!Como se puede explicar la alegria que siento cuando explota el chupinazo. El nudo que se pone en la garganta cuando oyes las jotas que le cantan al santo en la procesión del día 7.Explicar la tensión que siento cuando suena el cohete que cada día anuncia que los morlacos están en la calle y que no cesa hasta que oyes el siguiente y te alivia el saber que toda la manada está ya en los corrales.Explicar la piel de gallina que se me pone cuando veo bailar los gigantes y que me comporto como una niña cuando un kiliki me pega con su berga o un cabezudo me da la mano. Explicar la tristeza que te invade cuando ves que las fiestas llegan a su fin y el pobre de mi está al caer ¡pero si incluso me emociono cuando en el sadar la afición canta el riau-riau para animar a los rojillos! No lo puedo explicar. Durante toda mi vida he aprendido a saborearlos, olerlos, respirarlos,vivirlos,sentirlos…solo sé que los sanfermines forman parte de mi.

 

Juan Manuel Velasco Centelles (Benicassim, Castellon)

El envíado

Él no pertenecía a la aristocracia del santoral. Nueve días de protagonismo en una ciudad mediana no le habían bastado para colonizar masivamente capillas y hornacinas de iglesias y catedrales de la Cristiandad. Al noveno día, pobre de él, una canción melancólica le restituía el anonimato de los mártires humildes. Sin que él hubiera fomentado iniciativa jaranera alguna entre su modesta comunidad de santos, el jolgorio se apoderaba de la convivencia durante aquel periodo festivo en el que una mayoría se coloreaba de rojo la aureola. Alguno había que apuraba de más los cálices. Circulaban tantas comidillas sobre la exaltación pagana de la santidad de Fermín, que aquel año su responsable de firmamento decidió enviarlo a la ciudad que le hacía de caja de resonancia universal. Se encontraba incómodo. Acostumbrado a su túnica, no se reconocía con aquel atuendo blanco rematado con pañuelo y fajín rojos, escogido por el encargado de vestuario de su sección de cielo. Las ocho en punto de aquella mañana de julio. Instantes después de que docenas de mozos saltarines corearan fervorosamente su nombre y orientaran su mirada calle abajo, no acertó con la oración cuando, súbitamente, vio aquella manada de bestias corpulentas dirigirse hacia él a velocidad de cometa.

 

Juan Carlos Somoza García (Bilbao, Bizkaia)

CORREDOR DE SUEÑOS

Al atardecer, cantan al santo bajo la hornacina. Después, se dirigen a los corrales de Santo Domingo. —Cierra los ojos —le dice, mientras coloca el pañuelo en su cuello —. Mantenlos así durante el recorrido. El muchacho tiene respiración acelerada y sudor en sus trémulas manos, contrastando con la sonrisa de quien le acompaña en el vértigo. — ¿El periódico?… Bien… ¡Atento al txupinazo!… ¡Allá vamos!… La manada se está estirando, derrota hacia nosotros… Cuidado. Entramos en la Consistorial. ¡Ojo! En Mercaderes cogen velocidad… Presiente los pitones… Agárrate fuerte… Atento a la curva con Estafeta, ahí resbalan sobre el adoquín… Vamos bien… Respeto, distancia, no todo vale para ir por delante… Mente y cuerpo unidos… Piensa que el mundo gira en torno al encierro, unos instantes… ¡Pura pasión! Llegamos a Telefónica; han bajado el ritmo, derrotan hacia la derecha… ¡El callejón! Entramos al coso. Capote de dobladores y a chiqueros. Tres minutos y cincuenta segundos… Un soplo de viento ha empujado nuestras ansias… ¡Puedes abrir los ojos! El abuelo sonríe mientras sus manos, llenas de recuerdos, se aferran con fuerza a la silla de ruedas de su nieto. —Mañana, —le susurra al oído— cuando escuches el txupinazo desde la barrera… cierra los ojos.