La Semana Grande de Pamplona 6
La verdad es que hoy os iba a aburrir -como de costumbre- con una disertación de hacia dónde ha evolucionado el uso, o mejor dicho, el desuso de la txapela en nuestro día a día, desterrada incluso durante el ciclo festivo, pero estaba desayunando mientras leía las crónicas de lo que de verdad importa (¿la muerte de Chávez?, ¿la operación del rey?, ¿la cifra de parados de febrero?, ¿las diferencias entre ELLA y ELLO?… ¡No amiguitos!… ¡la expulsión de Nani!) y me he topado con un anuncio que me llamado mucho la atención.
Hace unos días Estafetakoa opinaba acerca de cómo la vestimenta sanferminera se va imponiendo como protagonista en cualquier fiesta que se precie. Es un tema que hemos abordado muchas veces, y que es innegable. Cada vez más se ve gente vestida «de pamplonica» no ya en el resto de ciudades, villas o pueblos navarros, sino en toda España y el sur de Francia.
Y ya si nos ceñimos únicamente al pañuelo rojo, el tema es mucho más evidente. Hace poco tuve el placer de asistir a una boda celebrada en la capilla de San Fermín, y mosén Santos Villanueva, imponiendo el pañuelico a los recién casados, recordaba el origen del uso del mismo, como símbolo y conmemoración del martirio del santo, que fue decapitado. Personalmente me resisto a creer que fuera esa la intención de los miembros de la peña La Veleta cuando decidieron vestirse de blanco y rojo en fiestas ¡para diferenciarse del resto! (tiene cojones que ahora sea eso lo que a todos une).
Pero a lo que voy. El uso del pañuelo rojo se abre paso en todo lo que huele a fiesta (excepto en San Fermín Txikito, dicho sea de paso), hasta el punto de que en Citroen han ideado el anuncio que os decía. Os lo dejo sin más comentario.
