Archivo por meses: julio 2013


MICRORRELATOS PRESENTADOS EN LA V EDICIÓN DEL CERTAMEN

Otro año más…

 

Otro año más: guiando a los más jóvenes. Y van… Para mí una carrera de tantas. Para ellos la primera ¡y la última! Están nerviosos, lo noto. Ha amanecido. Empieza a haber ruido alrededor. Herramientas, tablones que se colocan, calles que se despejan. Una carrerita para ponerme a tono. No ha llovido por la noche: eso está bien. Nada de sustos, que los años no pasan en balde. En cambio ellos: fuertes, fibrosos. Da gusto verlos. Bueno, empiezan los cantos en la cuesta. Vamos a repasar todo: el cencerro en su sitio. A ver éstos cómo andan: “¡Escuchad! Acordaos de lo que os dije anoche. Hoy habrá mucha gente. Y cuando digo mucha, es mucha. Así que mirada al frente, nada de embistes. Pisotones los que queráis. Recordad: Cohete, puerta abierta, cuesta, otro cohete, más cuesta arriba, giro a la izquierda, calle corta, giro a la derecha, calle muuuuuy larga, un poco a la izquierda entonces y algo de bajada, vacío de repente pero no pasa nada: todo recto y a descansar. ¿Estamos?» ¡POOUMMM! «Venga: ¡nos vamos!”

 

Carlos Urtasun Estanga

 

 

RECUERDOS DE SAN FERMÍN

 

– ¿Y cuál de esos eras tú, abuelo? – Ese, el que lleva la boina negra y el periódico en la mano. – ¿Y no te daban miedo los toros? – Miedo… un poco, sí,… Respeto más bien. – ¿Y te clavaron los cuernos…? El abuelo, rodeado por sus nietos, cansado pero feliz, responde a todo y recuerda los retazos en blanco y negro de su ya lejana juventud. – Vale ya, dejad descansad al abuelo. – ¿Y ese señor de barba? ¿Era tu amigo? Los niños ignoraron a su madre, desbordada con tanta energía infantil. – Ese señor era un escritor americano muy famoso. Se llamaba Ernerst Hemingway y escribió un libro sobre los San Fermines. Y así llegaron al mundo entero. – Cuando sea mayor correré todos los encierros. – ¡Y yo! – Pues yo escribiré un libro como el del señor americano. Pero más gordo. – Muy bien, todo eso cuando seáis mayores. Ahora, al patio a jugar. Y dejad al abuelo dormir su siesta. Los niños salieron en tropel, repartiendo besos y haciendo planes. El abuelo se durmió, feliz por haber revivido y haber compartido sus recuerdos de juventud. Muy pronto sería San Fermín otra vez.

 

ESPERANZA TIRADO JIMENEZ

 

 

¡QUÉ PENA QUE SÓLO SEA…

 

En tres minutos habrá pasado todo. Tras el chupinazo que despierta de golpe a la mañana, una avalancha de acontecimientos trepidantes se desencadenará por unas pocas calles de Pamplona y los cinco sentidos se pondrán en alerta: voces y cánticos de la gente que observa la carrera desde las estacadas, gritos de los mozos que corren entre los astados avisando del peligro; olores a pólvora, a sudor, a vino…; llamativos colores que se mueven a una velocidad de vértigo entre la franja intocable del cielo y el castigado pavimento; sabores extremos que van desde el hierro en la punta de la lengua causado por el miedo y la adrenalina, hasta el dulzor de los churros con chocolate del atropellado desayuno; choques, tropezones, topadas de los toros, caídas… En tres minutos habrá acabado la carrera, y con ella todas las vitales emociones que buscaban los protagonistas de la fiesta. ¡Y qué pena que yo no haya podido atarme al cuello el pañuelito rojo, correr entre los mozos, sentir las frías astas de los toros rozarme la camisa…! ¡Qué pena que, como siempre, tenga que velar por la buena suerte de los corredores! ¡Qué pena que sólo sea el ángel de los Sanfermines!

 

Esteban Conde Choya

 

 


MICRORRELATOS PRESENTADOS EN LA V EDICIÓN DEL CERTAMEN

On fire (encendida)

 

Me muerdo el labio excitada. No puedo evitar estos gemidos susurrantes. Los roces, las caricias, los achuchones me excitan. Mil posturas, movimientos y retorcimientos, todo me da placer. Este viento irrespirable me ahoga y me salva. Una llama salvaje toma mi pecho, mi cuello, mi cuerpo. ¿Gemidos? Qué va. Ya estoy jadeando. Loca. Húmeda y ardiente tengo la piel. En estos juegos de ropa de sábanas los olores exóticos de la jungla me riegan hasta adentro. Los pezones como astas. Me agarro los muslos. No me puedo creer que sea tan bueno. Gritan encima de mí. Lo siento venir. Esas cosquillas interiores… Se me escapa un gritito. Ya la siento… dentro… ¡Uf! ¡Ufff!… Toda la fiesta de estos próximos días la tengo aquí, la toco, la bebo, la extiendo. Aúllo con todas mis fuerzas: “¡¡Vivaaa!! … ¡Goraaa!!”. Si alguna vez deseaste un orgasmo, es que no conoces el chupinazo. Y las 203 horas de repetir.

 

Xabier Aristu Aristu

 

 

ENCIERRO EN PRIMERA PERSONA

 

Empieza el año y ves muy lejos el 7 de julio, 7 peldaños de escalera que se harán eternos, hasta el día que sin darte cuenta, te estás atando el fajín y anudando el pañuelo al cuello, una sensación extraña invade el cuerpo cuando a las 7:20 de la mañana pisas esa misteriosa cuesta de santo domingo. Caras conocidas, desencajadas por lo que estar por llegar, saludos de rigor, palmadas en la espalda, gente que hace un año no ves, pero que saludas como si te fuera la vida en ello, son corredores del encierro de Pamplona, una raza distinta. La cuesta se va despejando, cada uno escoge su tramo, vuelvo a seguir los ritos de todos los años, anudo las playeras en el mismo escalón, beso al santo de la curva de mercaderes y subo por estafeta sin querer hablar. Suena el cohete, no hay marcha atrás, unos corren sin sentido, otros esperan su momento, la carrera cada vez es más fuerte, la expresión de los corredores hace saber que viene toro, no dudas, saltas en medio de la calle, entras, aguantas empujones, otros los das tu para aguantar el sitio, la manada pasa pero el corazón sigue acelerado, ES SAN FERMIN

 

IVAN DUQUE JIMENEZ

 

 

Estocada corta

 

Se ha quedado sin suerte el pasmarote. Está de rodillas, mientras el bronco se aleja con el asta ensangrentada.

 

Karen Zambrano

 

 

Pamplona huele a toros

 

Cuando oigo hablar de “San Fermín”, a mi memoria llegan imágenes de diversión y alegría. Por mi mente pasan, tal cual una tira de diapositivas, momentos de risas, de abrazos, de largas caminatas y de nuevas amistades. En mi boca se dibuja una sonrisa al recordar cómo canté en el chupinazo y bailé en las calles al son de la mezcla de músicas de cien locales, comí en las aceras y tan a gusto dormí en los parques. Días de contrastes, rodeada de gentes de mil lugares que caminaban hacia todas partes. La bella Pamplona, en “San Fermín” huele a toros, mas dos veces que he estado la semana del 7 de julio, nunca vi toro alguno. Recorrimos sus callejones, hasta giramos por la “Estafeta”, pues nos contaban los entendidos que por allí corría el encierro. Tal vez no era el momento, porque más que correr, la gente paseaba y jugaba a la luz de la luna llena. ¡Por la mañana mozas!, nos gritó algún erudito. Le creímos, así que en algún lugar de Pamplona nos plantamos justo a las ocho en punto, detrás y debajo de piernas y culos. Pero, ¿Por dónde pasaron los toros? Debieron pasar cerca, porque los olimos.

 

Ana Belen Rodríguez Galiano

 

 


MICRORRELATOS PRESENTADOS EN LA V EDICIÓN DEL CERTAMEN 2

Desde la curva

 

Soñé que estaba en aquella curva, contra la barrera. Y me asusté. Porque aquel pitón no era de él, ni de ella, sino de ello.

 

Enrique Cobos Urbina

 

 

«EL GUIRI»

 

El hombre, sueco, americano o galés, qué más da, ataviado de impecable pamplonica acudió puntual a su bautismo con el encierro. Aleccionado por sus amigos lugareños, enrolló el periódico y ante aquel santo de tez morena, rezó una plegaria en su idioma. Escuchó después el chupinazo que sesgó el cielo de la ciudad apenas esbozada. Sin apenas tregua, ya lo tenía encima. Cruzaron sus miradas compitiendo en angustia, y el bravo animal, acuciado por el aturdimiento de la multitud, clavó su cuchillo sin remedio. Después, dolor y silencio. Tuvo constancia de lo ocurrido, cuando desde la ingravidez vio su cuerpo alejarse en la ambulancia desolada y mientras una campana titubeaba, Hemingway lo saludaba brindando desde el burladero. El hombre, sueco, americano o galés, creyó que estaba muerto. Cuando despertó entre ángeles verdes, fue cuando lo vio. Tenía en sus manos el capotillo milagroso y una multitud escuchaba la jota en su honor cantada a dúo por la mujer y el hombre con sus sensibilidades desbocadas. El hombre, mira por dónde, era finlandés, tiene desde entonces en su casa de madera junto al lago, un cuadro con la foto de la cogida que admira sobrecogido mientras acaricia inconsciente…la cicatriz de su pecho.

 

José Luis Martinez Azpilicueta

 

 

LECTURA DEL ALMA

 

Esta es la historia de alguien que tuvo en su mano, el arma más potente; la estrategia perfécta; la razón en su mano. En aquel pasillo alargado, donde se ponía en escena un hipotético crímen, Erick luchaba con su realidad y su pensamiento. Cuando tuvo delante a su propio padre, decidió que era la hora de liberarse. Una gran bola de acero, quedó incrustada en su corazón, porque el destino, le marcó el una línea recta, obligándole a perdonar a quien le había dado la vida. Erick luchó con su propio interior y decidió que el amor, vence cualquier deseo de ira o venganza. Aquél hijo, celebra hoy una decisión que tal vez, hubiera terminado con su existencia, basada en el remordimiento. La diferencia entre padres e hijos, no está en la edad, ESTA EN EL SENTIMIENTO.

 

MARIA JOSE URTIAGA GASTESI

 

 

EL RARO AXIOMA DE LA SEDUCCIÓN

 

Todo está en pausa. El griterío suena, estoy seguro de que suena, pero no en mis oídos. Pero ahora es el momento. Te has dado la vuelta. Me miras, y yo a ti. En el aire flotan livianos los ecos hasta que caen abruptamente, repartidos en los escasos tres metros que nos separan. Todos se han adelantado hacia la plaza. Bestias, corredores, gritos y miedos. Quedamos tú y yo, al final de todo, en un resquicio entre el alboroto. Tras vacilar, decides volverte y seguir el sentido de tu marcha. En ese breve espacio de tiempo, el único pensamiento que me vino a la mente fue la similitud que hay entre la seducción y el terror, respondiendo, quizás, a esa pregunta filantrópica de por qué nos atrae el riesgo. Lo que es seguro es que mañana pensaré irremisiblemente en ti y dedicaré las horas a barajar futuribles a partir del momento en el que te encontré. Será inevitable recordar estos Sanfermines. Son ahora tú.

 

Daniel Aznar Alonso

 

 


MICRORRELATOS PRESENTADOS EN LA V EDICIÓN DEL CERTAMEN 1

MANTO MAGICO

 

Empieza la marcha hacia adelante ,para atrás ni para coger impulso.Es el ultimo dia de san Fermin del 2011.La Estafeta desierta la gente no se habla ni se saluda ,ni se mira .lo mismo pasa en la plaza del castillo ,en la plaza consistorial en la plaza de toros en antoniuti en la ciudadela,incluso me atrevería a decir ……….impersonal,frio ,silencioso,incluso me atrevería a decir triste.Pasa el verano el otoño el invierno la primavera…………….la luz empieza a ser diferente porque el dia 7 de julio se va acercando empieza el movimiento los cambios las vallas la gente y llega el dia mágico 7 de julio ,son las 12 suena el txupinazo y el santo extiende su manto por toda la ciudad y se produce la magia.Todo el mundo saluda sonríe comparte baila ,se quiere se ayuda se divierte.las vaquillas todas las mañanas hacen que nuestra adrenalina fluya y que nuestro vello se ponga de punta que bueno es sentir,que bueno es llegar ileso.¿que ha pasado?.ha pasado lo mas grande y maravilloso que puede pasar nuestro patrón ha hecho el milagro anual ,el milagro que solo hace una vez al año pero que nos hace tirar para adelante otro año mas.gracias Pamplona ,gracias santo te amo.

 

ISABEL ILARDUYA IRAÑETA

 

 

San Fermin y Mexico en la Piel

 

La visión y el sonido de la Plaza del Castillo trepanaron mis sentidos. No podía resistir la emoción de vivir en persona las sensaciones que me habían transmitido mis amigos navarros exiliados en México. En la distancia aprendimos a amar el encierro, a cantarle a San Fermin,`pero sobre todo, a amar a los/las pamplonicas de todas las edades y condiciones sociales disfrutando de su fiesta, sin duda la más popular y emblemática del mundo. Asistía al espectáculo del crisol de nacionalidades y razas hermanadas por un espectáculo irrepetible cuando me percaté que en las mesas del Café Iruña se agolpaban un número ingente de mexicanos (inconfundibles en cualquier ciudad del mundo) que improvisaban un mariachi para cantar su alegría por vivir esta experiencia. La música ranchera me hizo vibrar de emoción. Me sentí feliz, en medio de la vieja Iruña volví a hermanar mi pasión por ambas culturas que son la esencia de mi vida. Me acerqué al grupo de mexicanos y comprobé con nostalgia que eran un grupo de jóvenes del centro vasco de la capital azteca que como yo cuando tenía 18 años, vivían con placer su estreno sanferminero, llevando a México y la capital navarra en la piel.

 

Sabin Azua Mendia

 

 

ENCIERRO CASERO

 

Siempre tuve la extraña sensación de que tarde o temprano sucedería. Y sucedió. Tras el chupinazo; como no podía ser de otro modo. Había dejado la tele encendida. Yo me encontraba en la cocina. Sentí como un bufido. Salí al pasillo. Me acerqué al salón. Ya solo tuve tiempo de enrollar el paño de cocina, como si fuera un periódico con el cual poder realizar un quite. Me persiguió por toda la casa. La carrera fue rápida, especialmente por el largo pasillo. Luego me adentré en las habitaciones, sintiendo su respiración muy cerca de mi trasero. Al fin, conseguí alcanzar la puerta de la calle. En el rellano de la escalera me sentí como si acabara de llegar al redondel del coso taurino. Me subí a la barandilla de las escaleras, como si acabara de auparme a las empalizadas que encauzan las carreras de los astados por las calles de Pamplona. El toro corrió escalones abajo, como si buscase los chiqueros. Entré de nuevo en casa, cerrando la puerta de golpe. Resoplé. Me dirigí hacia el salón. En la tele pude ver que el encierro del día acababa de terminar. Entonces me di cuenta de todo: ya no estaba el toro encima del televisor.

 

JUAN CARLOS PEREZ LOPEZ

 

 


MICRORRELATOS PRESENTADOS EN LA V EDICIÓN DEL CERTAMEN

Cuentas

 

Cuentas -«Uno de enero, dos de febrero…-«¡Basta de cantar! Es hora de que te pongas a estudiar, de lo contrario ya te hemos dicho que no habrá San Fermín para nadie. ¿Has entendido?» De esta manera, su madre había puesto a Javier al tanto de la realidad. El muchacho, deseoso de concretar la invitación de unos amigos para participar en dicha fiesta, no veía el momento de llegar a Pamplona, calzarse el pañuelo rojo y mirar correr a la multitud delante de los toros. Lamentablemente sus calificaciones finales no le ayudaron, exámenes con notas bajas y un mal desempeño en los últimos meses, obligaron a sus padres a suspender el viaje, tal cual le había sido advertido. Pese a las reclamaciones, a los pedidos de clemencia y hasta a alguna solitaria lágrima derramada, la postura familiar fue inflexible. -«Uno de enero, dos de febrero, tres de… ¡Lo tengo! Dijo ahora el frustrado viajero: Un buen libro para literatura; dos trabajos prácticos en informática; tres ecuaciones bien resueltas en matemáticas; cuatro mapas para geografía; cinco fórmulas equilibradas para química; seis oraciones traducidas al inglés y un siete en el examen de historia, alcanzarán para pasar de curso. ¡El chupinazo me espera!

 

Juan Herminio García-Zeballos

 

 

ENCIERRO EN PAMPLONA

 

“Yo estuve aquí”. Qué manía la del ser humano de dejar su impronta allá donde va. (Dios, qué calor hace) “Iker y María”, dentro de un corazón. Sea bolígrafo, rotulador, la punta afilada de una navaja, sangre u otro tipo de sustancia, el hombre, la mujer, van plasmando sus apetencias, sus odios, sus penas, su simple paso por la vida. Su rastro. Escribes sobre una puerta y te compras un trocito de fama, ¡la inmortalidad¡. Además, bien mirado, hay escritores mucho menos leídos que este anónimo enamorado. (Y la dichosa puerta, nada, que no se abre) “I love Panplona”. Me gusta. Es claro, meridiano. Incorrecto desde el punto de vista ortográfico, pero sincero. Amor etílico de americano on holydays. Pero igualmente válido, porque, ¿acaso el amor no provoca cierta clase de deliciosa embriaguez? (Y mientras, toda la peña en el bar; mira cómo gritan, y cómo huele, a vino, sangre de mi sangre. Normal que no me oigan. No se lo tendré en cuenta) Ahora me toca a mí, qué narices, yo también quiero trascenderme. “Viva San Fermín, 07/07/2013” DIARIO DE NAVARRA: …y tras 8 horas de encierro, el joven pudo ser rescatado indemne del cuarto de baño gracias a la intervención de…

 

VIRTUDES OLVERA LOPEZ

 

 

No me dejes, no…

 

Aquel medio día del seis de julio en la plaza del castillo, visualicé sus ojos negros y su largo cabello castaño. No pude resistirme a mis ganas de conocerla y me acerqué. -hola, me llamo Rubén, ¿eres de Pamplona? Ella me sonrió y pregunto.- ¿tengo pinta de ser de Pamplona? La verdad es que no.-contesté yo- Por su forma de hablar noté que era americana. Nuestras miradas se cruzaron y algo fuerte sentimos los dos, porque en medio del champan y del jubilo, nuestros labios se entrelazaron haciéndome sentir lo que nadie había logrado en mi vida. Fue pasando el día tan rápido que casi no me di cuenta que caía la noche y un leve aire del norte obligaba a abrigarse. Me gustaría pasar la noche contigo. -me dijo- Para mi sería un placer. -contesté- Abandonamos la locura y la alegría de las fiestas para ir a mi casa. Hicimos el amor durante toda la noche y en mitad de ella, me dijo que su sueño era correr un encierro. Esa mañana del día siete, la perdería. Un toro negro destrozó nuestro amor. y mientras la vida se le escapaba por los ojos, Sus ultimas palabras fueron, -No me dejes no… Te quiero-.

 

ruben rodriguez miguel