MICRORRELATOS PRESENTADOS EN LA V EDICIÓN DEL CERTAMEN 1
MANTO MAGICO
Empieza la marcha hacia adelante ,para atrás ni para coger impulso.Es el ultimo dia de san Fermin del 2011.La Estafeta desierta la gente no se habla ni se saluda ,ni se mira .lo mismo pasa en la plaza del castillo ,en la plaza consistorial en la plaza de toros en antoniuti en la ciudadela,incluso me atrevería a decir ……….impersonal,frio ,silencioso,incluso me atrevería a decir triste.Pasa el verano el otoño el invierno la primavera…………….la luz empieza a ser diferente porque el dia 7 de julio se va acercando empieza el movimiento los cambios las vallas la gente y llega el dia mágico 7 de julio ,son las 12 suena el txupinazo y el santo extiende su manto por toda la ciudad y se produce la magia.Todo el mundo saluda sonríe comparte baila ,se quiere se ayuda se divierte.las vaquillas todas las mañanas hacen que nuestra adrenalina fluya y que nuestro vello se ponga de punta que bueno es sentir,que bueno es llegar ileso.¿que ha pasado?.ha pasado lo mas grande y maravilloso que puede pasar nuestro patrón ha hecho el milagro anual ,el milagro que solo hace una vez al año pero que nos hace tirar para adelante otro año mas.gracias Pamplona ,gracias santo te amo.
ISABEL ILARDUYA IRAÑETA
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San Fermin y Mexico en la Piel
La visión y el sonido de la Plaza del Castillo trepanaron mis sentidos. No podía resistir la emoción de vivir en persona las sensaciones que me habían transmitido mis amigos navarros exiliados en México. En la distancia aprendimos a amar el encierro, a cantarle a San Fermin,`pero sobre todo, a amar a los/las pamplonicas de todas las edades y condiciones sociales disfrutando de su fiesta, sin duda la más popular y emblemática del mundo. Asistía al espectáculo del crisol de nacionalidades y razas hermanadas por un espectáculo irrepetible cuando me percaté que en las mesas del Café Iruña se agolpaban un número ingente de mexicanos (inconfundibles en cualquier ciudad del mundo) que improvisaban un mariachi para cantar su alegría por vivir esta experiencia. La música ranchera me hizo vibrar de emoción. Me sentí feliz, en medio de la vieja Iruña volví a hermanar mi pasión por ambas culturas que son la esencia de mi vida. Me acerqué al grupo de mexicanos y comprobé con nostalgia que eran un grupo de jóvenes del centro vasco de la capital azteca que como yo cuando tenía 18 años, vivían con placer su estreno sanferminero, llevando a México y la capital navarra en la piel.
Sabin Azua Mendia
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ENCIERRO CASERO
Siempre tuve la extraña sensación de que tarde o temprano sucedería. Y sucedió. Tras el chupinazo; como no podía ser de otro modo. Había dejado la tele encendida. Yo me encontraba en la cocina. Sentí como un bufido. Salí al pasillo. Me acerqué al salón. Ya solo tuve tiempo de enrollar el paño de cocina, como si fuera un periódico con el cual poder realizar un quite. Me persiguió por toda la casa. La carrera fue rápida, especialmente por el largo pasillo. Luego me adentré en las habitaciones, sintiendo su respiración muy cerca de mi trasero. Al fin, conseguí alcanzar la puerta de la calle. En el rellano de la escalera me sentí como si acabara de llegar al redondel del coso taurino. Me subí a la barandilla de las escaleras, como si acabara de auparme a las empalizadas que encauzan las carreras de los astados por las calles de Pamplona. El toro corrió escalones abajo, como si buscase los chiqueros. Entré de nuevo en casa, cerrando la puerta de golpe. Resoplé. Me dirigí hacia el salón. En la tele pude ver que el encierro del día acababa de terminar. Entonces me di cuenta de todo: ya no estaba el toro encima del televisor.
JUAN CARLOS PEREZ LOPEZ
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