Archivo por días: 29 de julio de 2014


VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

TOROS, SANGRÍA Y FIESTA

Enrique Jiménez Paramás

Llegará la fiesta más esperada para nosotros, nos vestiremos de blanco y rojo, correremos como galgos delante de los toros, sentiremos taquicardias en el corazón, bailaremos al son de la charanga, nos ahogaremos en cerveza y sangría, conoceremos a multitud de gente, australianos, gringos, nigerianos ¡todos estupendos! Dormiremos en los bancos de los parques, el sol abrasador de las 5 de la tarde nos despertara, colonizaremos en cada uno de los bares abarrotados de gente hambrienta, almorzaremos a cualquier hora del día, degustaremos platos exquisitos como pulpo, paella e incluso un apetecible bocadillo caliente de jamón y queso en pan baguette. Tomaremos las calles rumbo a la plaza de toros, disfrutaremos del espectáculo de aquellos benditos locos con más sangría que sangre en sus venas, que intentarán esquivar con sus escasos reflejos a una manada de toros miopes que se guiaran por aquellos colores vivos que les provocan.
Nos fundiremos con un beso bajo la luz de los fuegos artificiales que deslumbrarán a todos los presentes del lugar, arrastraremos bienaventuradamente el cansancio hasta el séptimo día, donde con la traca final concluirá nuestra emocionante fiesta de San Fermín.

A SAN FERMÍN NOS VAMOS

Jairo Manuel Sánchez Hoyos

Me asomo al balcón del hotel, ya viene el río de blanco y rojo. Me bajo corriendo. Corro entre contento y avispado. Una voz dulce canta un pasodoble, la masa le hace coro. Suena el chupinazo… Es la alegría por San Fermín. Yo también me llamo Fermín, que según mi abuela significa guapo, valiente, será por eso que nadie me para, corro, corro, a llevar los toros al coso. Ayer los aprecié en los corrales, son dignos rivales. Canto con el pueblo ¡Viva San Fermín! ¡Gora! ¡Gora San Fermín!”. Corremos, corremos, de blanco y carmín. Mi amigo me reclama, ¡que salga! Yo le sonrío, estoy feliz, para eso vine a este país. Yo, que ni ver ordeñar una vaca en mi vida, y ahora luzco torero de arrojo y valor. En esta acción de flor y capullo, es mío todo el orgullo. Con mi pañuelito dorado, un capotazo, ¡ole torito enojado! La foto en la tele. La novia me la envía por celular. “Por acá todos te vimos, ahora eres el más famoso entre mi gente. Me manda un beso desde nuestro rincón, me señala al corazón. Desde el aeropuerto le escribo apurado: “Mañana estaré en tu pecho como el torito más bravo”.

VIVA SAN FERMIN

Jose Candelario Moreno Rodriguez

Después de esa mirada enigmática, sentir su respiración embravecida y el cruel toque ennegrecido…
El dolor invadió su ser, como aguijón del escorpión más venenoso y mortal, sentía como se desvanecía entre la multitud alegre y despavorida, la sangre emanaba roja, roja, como su herramienta de tela, la herida era profunda, el ardor ensordecedor, como los gritos de la muchedumbre. Inconsciente y perturbado cerró sus ojos, mientras recuerda las palabras de esa mujer, que lo vio venir al mundo desde sus entrañas.
-Deja esa estupidez de los toros.
¡Tú, no eres torero!
Después de un mes…
Siempre recuperaba sus fuerzas, se curaban sus heridas y cada año, volvía a la fiesta de los toros, no le importaba ser herido, sólo tomaba valientemente su capote rojo y salía a las calles a esperar las bestias negras que lo hacían estar vivo otra vez… gritando (en voz española) en cada salida:
-Viva san Fermín.


VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

TXIRRINTA

Jaime Martín Martinez

Sombrilla y toalla en mano, su pareja sonríe y la niña coge el cubo con ilusión, él tiene un ligero gesto agrio. Ya en la arena se sienta en la hamaca, su mujer le habla, pero él no oye. Sí, su cuerpo está ahí, en primera línea de Mediterráneo, pero su cabeza está en la mesa, con el jamón con tomate, los huevos fritos, el vino y lo más importante, sus amigos. Mira el reloj y quedan diez minutos para que estalle la fiesta. De repente oye su nombre y se da la vuelta con resignación. Su mujer lo mira moviendo la cabeza en modo de negación y respirando profundamente, se agacha y busca en su bolso. Le da un sobre. Él lo abre viendo la sorpresa.

“Anda vete, el autobús sale a las 15:00 de la tarde y estarás en Pamplona para los fuegos artificiales. Nosotras llegaremos el quince”.

Le cambia la cara y una sonrisa aparece. Ahora sabe porque se casó con ella. Besa a su mujer con pasión y a su hija con delicadeza y saltando se va al apartamento a preparar la maleta. En ella un pañuelico rojo que se había traído es lo primero que pone.

EMOCIONANTE REENCUENTRO AMOROSO

Isabel Lizarraga Vizcarra

Quería recobrarla y corrí entre las calles repletas de gente buscándola… La confundí con alguna muchacha de cabello lacio y cara delgada, con aspecto deportivo. ¡Qué tremenda decepción!
Me apresuré hacia la Plaza del Castillo y las calles cercanas, apartando a la muchedumbre que estorbaba mis pasos: ¡sabía que sólo podría encontrarla ese día y en mitad de las fiestas! ¡Qué afán: diluirme de nuevo en su cuerpo y que la vida, como entonces, también fuera lo mismo! ¡Conseguir el reencuentro!
Los balcones del Ayuntamiento se abrieron de par en par para componer el estallido del chupinazo. Yo pretendía respirar su mismo aire, quería recobrar la melodiosa cadencia de los fuertes latidos de su corazón. ¡Hallarla y fundirme con ella!
En el fragor de la fiesta, un chico me ofreció su botella, un viejo me quiso abrazar, los mozos de una peña se empeñaron en hacerme a bailar… ¡No, todavía era pronto! ¡Aún no la había encontrado!
Cuando todo acabó y me resigné a no hallarla, cuando las fiestas huyeron sin ella, un amigo me dijo: «Era absurdo: no la puedes encontrar. ¡Jamás serás la misma que se divertía en los Sanfermines a los veinte años!»

CUENTA ATRAS

Judith Erstabolite Medina

Esta historia comienza el día 5 de junio cuando los nervios recorren todo tu cuerpo que solo piensas en las horas que quedan para postrarte frente al ayuntamiento y empiecen las fiestas que todo pamplonica esperamos. Día 6 de julio tras no haber dormido nada te viste de blanco te pones la faja y el pañuelico en la muñeca y esperas las horas hasta que por fin llega ese momento. Pero lo más curioso de esta historia fue la primera vez que mi padre me dejaba plantarme frente al ayuntamiento pero a regañadientes diciéndome que estaba loca. Lo que recuerdo fue que pasaban las horas y cada vez se veía menos hueco, la gente seguía llegando cada vez estabas más apretado más nervioso la gente chillaba como loca con ganas de que empezaran pero para mí esos momentos fueron terribles. Recuerdo de estar con mis amigas cuando apenas faltaban dos minutos para las 12 cuando perdí el conocimiento por la falta de aire y al recobrar otra vez el sentido pude ver como caían confetis en mi cara y decirle a mi amiga que pasaba tan solo tenía 18 años me puse el pañuelo en el cuello y seguí la fiesta toda la día.


VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

DE SENTIR, AL REGRESAR ALLÍ

Iván Hernández Aguado

Para los qué vimos la primera luz de la vida allí siempre es gratificante regresar, es un sentimiento verdadero y reconfortante, y que se alberga en el alma de un navarro, allá donde quiera pacer. Su tranquilidad, espacio, y su atmósfera abordan unos ojos entusiastas.
Cuando eres solamente un adolescente, la llamada de San Fermín para acudir a uno de los eventos mas importantes del año te cautiva, formará parte de nuestras vidas siempre, como sentir el pañuelo anudado al cuello es algo inolvidable.
Aunque esta vez es diferente, y después de haber preparado todo con sofisticación y entreno, el encierro nos verá bajo su atenta mirada.
Levantados a las 5 de la mañana, y tras conducir una hora y media dirección norte aparcamos el coche en pza. del Castillo, y nos apresuramos al recorrido. Apenas faltan unos pocos minutos y en Cuesta Santo Domingo los corredores se desean la mejor de las suertes con palabras sordas, a la vez que preparan su carrera.
La adrenalina, el caos y la emoción impiden que uno vea mas de lo que sienta allí dentro, inimaginable sensación,nos lo debíamos y se lo debíamos al patrón, y lo hicimos como buenos navarros.
Pamplona, siempre estarás en mi corazón.

LOS MENSAJES

Christian Rodríguez Tordesila

¿Dónde estás? «Junto a la valla». ¿Qué valla? «La d calle Mercaderes. Donde stas tu?» Yo estoy en la de Estafeta. «Y q coño haces ahi?». ¡Pues dime qué cojones haces tú ahí! «Pos vente ya q van a pasar los toros». ¡Vente tú, cojones! «No puedo salir. Hay muxa gente». Pues aquí igual. Tengo a uno que me respira en la oreja. «Joder, y los otros?» No sé, estoy solo. «Qué!!!» Pues sí, he perdido a los demás. «Y quién coño tiene la botella d ron?» Parece que Manu. «Pues ve a buscarlo y os venis ahora mismo» ¿Tú estás tonto? No puedo salir. «Me cago, el muy cabron no va a dejar na». Es lo que estoy pensando. «Vaya mierda». ¿Dónde quedamos luego? «No se». ¿En la plaza del Castillo? «En media hora mas?». Vale, en cuanto se abra la gente. «¡Jder, stán psando!!!» Yo no veo nada. «M cago n la puta. Psron muy rapid». ¡Hostia, los acabo de ver! «Has visto los toros?» Bueno, más bien la gente. «Q fuerte! Creo q le vi el rabo a uno» Pues yo no vi una puta mierda. «Van soplados». Mucha gente. «T vienes?». Quedamos en 10 min en la plaza. «Vale».

EXPRESANDO LO INDECIBLE

Ana Lorda Lopez-tello

Tanto tiempo esperándoos… 365 días cuyo paso se endulza contando o cantando ese pequeño escalón cada mes, un leve ascenso que nos aviva y nos contagia una ilusión que culminará en un éxtasis permanente durante las fiestas. Porque es un sentimiento casi innato para los navarros. Porque es una experiencia que toda persona debería poder disfrutar, al menos una vez en su vida. Porque es un acontecimiento que rebasa las fronteras y consigue reunir a una gran diversidad de culturas aquí, en la bella Pamplona. Porque cada año logra ser tanto o más memorable que el anterior y porque somos capaces de vivirlos intensamente a lo largo de todas las etapas de nuestra vida. Porque contribuye a que los ciudadanos salgamos a la calle a disfrutar de nuestras fiestas y compartir esos momentos con el resto de personas. Porque quien nace aquí conoce esa sensación desoladora que te invade cuando te pierdes unos San Fermines. Porque los San Fermines tienen una magia que solo quienes los hemos vivido conocemos. Porque no bastan 204 palabras para describir las emociones y la huella que dejan en ti. Porque espero haber transmitido toda mi pasión. Y porque no puedo parar de pensar en esos dos últimos escalones.