No sé qué título poner 1
Para hoy tenía previsto aburriros con una humorada simplona aprovechando que este fin de semana toca cambio de hora. Pensaba en concienciar a todo el mundo de la importancia de realizar correctamente el cambio para evitar luego lamentaciones si el cortejo de mulillas y caballeros en plaza se presentase en el coso taurino una hora más tarde de iniciada la corrida, o para evitar que el carpintero de Aldaz Hnos. se viera en la tesitura de si abrir o no el portón del corral de Santo Domingo cuando las campanas de San Cernin diesen las ocho a las siete, o para evitar tantas otras situaciones hilarantes que pudieran darse a lo largo y ancho de un período festivo que no sé ahora mismo si tendría 204, 203 ó 205 horas.
Pero se me hace duro dar rienda suelta a este tipo de sinsorgadas en un día como éste.
Si ya una catástrofe aérea es algo que impacta, ocurra donde ocurra, si además ocurre tan cerca te toca más la fibra. Si además estás atento a los datos que se van revelando, especialmente a los conocidos ayer, te invade una congoja difícil de llevar.
Pero si encima resulta que ibas en ese avión, Rogelio, entonces te quedas mirando al infinito, negando parsimoniosamente con la cabeza, tratando de entender cómo pueden pasar estas cosas, y la pena y la tristeza sólo encuentran alivio cuando entre tanta pesadumbre junta te vienen a la cabeza retazos de tu pillería y tu sentido del humor.
Espero que allá donde estés otros puedan disfrutar de tu astucia. Aquí, nos meteremos rápidamente de nuevo en la vorágine que no para, todos excepto los que necesitarán seguramente mucho tiempo para asimilar que te han tenido que perder de esta manera.
Ya falta menos.