VII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín
SIEMPRE ES LO MISMO
Txema Urdiáin Olóriz
-¡¡¡No voy a llegar¡¡¡
-Si enciendo la luz del cuarto, se van a despertar y va a ser peor.
Igual levanto un poco la persiana y así me vale… A ver.
-Y siempre lo mismo, es que… Me tengo que vestir sin poder ver.
-Creo que por aquí estaban los calcetines… Y la camiseta encima de la silla.
-Ya está.
-Es que siempre es lo mismo, no hay manera, qué desastre.
-Siempre con prisas y siempre estresado por las mañanas.
-Me parece que va a ser el último año, me parece que si.!!!!
Salgo de casa y miro el cielo,
-Por lo menos no va a llover!!.,
Me subo los pantalones a la cadera con dos manos y en un solo salto.
Ya estoy.
Y empiezo a pedalear.
Pienso:
-¿ llevo todo no?
Con una mano suelto el manillar y recorro por fuera todos mis bolsillos…
-Si, ya esta todo, vuelvo a pensar.
Sigo pedaleando y siento el fresco en la cara.
-Estoy medio loco para correr el encierro cada año…
No sé si es el frío o es mi miedo.
-Le voy a decir a mi madre que éste va a ser mi última carrera, de verdad.
Siempre es lo mismo
FIESTAS
Juan Herminio García-zeballos
A casi todo el mundo le gustan las fiestas; muy poca gente es reticente a ellas y demás está decir que toda celebración festiva alimenta el espíritu.
Por ejemplo San Fermín, que comienza con el chupinazo y en donde la gente corre delante de los toros; en ocasiones también trastabilla, se cae y hasta a veces es lastimada por algún animal; animal que con esta conducta no hace sino obedecer a su naturaleza, algo que ni el propio ser humano puede evitar.
¿Será por eso que nos gusta correr cada 7 de julio en Pamplona sin escatimar riesgos? Tal vez sí.
Todos estos pensamientos me ayudan a superar la convalecencia hospitalaria, hasta el año próximo año por supuesto, donde ya recuperado volveré al ruedo.
DOS MINUTOS SEIS SEGUNDOS
María I. Cambero Serrano
Latidos acelerados. Entzun arren San Fermin… Emoción. Zu zaitugu patroi… Desasosiego. Zuzendu gure oinak… Concentración. Entzierru hontan otoi… Nuestro primer encierro.
¡¡¡Viva San Fermín!!! Gora San Fermin!!!
Explosión en el cielo. Portalón abierto. Sonido metálico de cencerros. Explosión en el cielo. Acelero el paso. Me miran. Les miro. Nos chocamos. Gente por todas partes. Gritan. Me saludan. No contesto. Angelón tropieza. Cae al suelo. Se levanta. Prosigue la marcha. Hacia arriba. ¡Vamos! Hacia arriba. ¡Apartaos! Bulto níveo sobre el asfalto. Imposible esquivarlo. Paso por encima. Es blando. Muy blando. ¡Cuidado con la curva! Más gritos. No distingo el camino. Demasiada gente. Ah, sí. Por la derecha.
¡Dejadme sitio! Los empujo. Me golpean. Nos paramos. ¿Y ese? ¿Quién se cree? ¿Juan José Padilla? ¡Ponte la camiseta, chaval! No avanzo. ¡Qué fastidio! ¿Salto el vallado? Me acerco. Vacilo. ¿Por qué gritan tanto? Doy la vuelta. ¡Qué ruidosos! Más gente. ¿De dónde salen? ¡Quítate anda! ¿Y tú, qué miras? ¡Que no me toques!
Última curva. Atravieso el callejón. Explosión en el cielo. Se hacen a un lado. Por fin. Silbidos. Aplausos. Qué descanso. Tormenta de polvo. Portalón cerrado. Más aplausos. Explosión en el cielo. Fuera barullo. Dentro, tranquilidad. ¿El año que viene? No volveremos. Seguro. Ninguno de