Archivo por días: 3 de agosto de 2015


VII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

A CORRER.

Alvaro Ganuza

Son las 7:45 de la mañana de un 7 de Julio y los nervios se entremezclan con las ansias a que dé comienzo el primer encierro de las fiestas de San Fermín. Hace años, este momento era diferente; cuando me encontraba al otro lado del rol, cuando era yo quien esperaba a los toros salir del coralillo y echaba a correr junto a cientos de mozos en cuanto el cordón policial se difuminaba. Y es que la adrenalina se dispara nada más escuchar el cohete y fluye con la sangre animándote, drogándote y haciendo creer que eres invencible. Y esas bestias de piel curtida parecen tan mansas…
Ahora que soy pastor del encierro, lo veo de manera completamente distinta. Ahora debo proteger a los mozos y, por supuesto, a los toros. Ya no corro delante de los pitones, pero la adrenalina actúa en mi cuerpo de la misma forma y me hace estar alerta para que no ocurra ningún incidente. Porque antes corría pensando en mí, en mi vida y en mi familia, y ahora lo hago pensando en ellos, en sus vidas y en sus familias. 

SALOU ÜBER ALLES

Alberto Rodríguez Andrés

En cuanto le digo de dónde somos me lo pregunta. “Por supuesto que corro los encierros”, miento. Dice que soy “mucho valiente”, que a él y a Helga les encantaría ir pero que ya están “mucho viejos”, que prefieren venir a la playa. Se llama Otto Müller. Habla un castellano más que decente, tiene le pelo y la barba blanca y los ojos más azules que alguien podría tener. En la televisión del chiringuito una marabunta sudada, sucia y maloliente zarandea a una periodista joven con chubasquero. Estoy a 400 km y casi puedo olerlo. Ese olor. Maite le enseña a Helga fotos de Iñaki, que duerme en el cochecito tapado por una sombrilla. Le hablo a Otto del año que salí los nueve días seguidos, y de la vez que me multaron por mear en la calle. Se ríe con una risa escalonada, ordenada, casi seria pero agradable. Después de un rato callado, mirando la pantalla y sonriendo, le oigo murmurar: “eins, zwei, drei…” Sin mirarme me pregunta en qué mes nació mi hijo. “En marzo”, le digo. Y mientras siento la brisa del mar acariciar mi cada vez menos poblada coronilla, Otto vuelve a reírse con esa risa tan ordenada. 

20 MPT

Kike Balenzategui Arbizu

13 de julio de 2015, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, 8 de la mañana.
– Todo en orden -sale de boca del Doctor Caralps-.
– Pero… -balbuceo- vuelvo a sentirlo.
– He hablado con mi colega, el Doctor Oriol, y seguro que se le pasa en un par de días.
– Sí, como siempre -acierto a apuntar-.
– Vuelva a casa y descanse.
– Esta vez ha sido más fuerte -insisto-
– Lo suyo no tiene una explicación científica. Le hemos hecho todas las pruebas médicas posibles y no hemos encontrado nada. Además ya sabe que no debe alterarse. Como ha venido se le irá… La medicación que lleva es la adecuada.
– Es que… son muchos años ya con esta misma sensación y siempre el mismo día, ¿porqué Doctor?
– Sigue vivo, disfrútelo.
Abandono la consulta con el estómago revuelto y vuelvo a casa con el corazón a mil por hora y un fuerte zumbido en los oídos.
Ringggg, ringgggg, ringggg!!!!
– ¿Si? Dígame.
– Oriol, soy Caralps.
– ¿Qué? ¿otra vez?
– Sí, pero esta vez más fuerte.
– Normal, hoy hace 20 años que le trasplantamos el corazón de Matthew Peter Tasio.