Archivo por meses: agosto 2015


VII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

EL ÚLTIMO SUPERVIVIENTE

Raúl Clavero Blázquez

Después de atravesar varias galaxias, y al límite ya de mis reservas, por fortuna conseguí aterrizar en un planeta habitable. Durante los primeros soles adopté la forma de la especie más numerosa. Se hacen llamar a sí mismos pamploneses y me resultan insoportablemente bulliciosos. La mayoría de ellos viste de blanco, les gusta reunirse bajo la mirada de una figura inerte a la que denominan San Fermín, y necesitan alimentarse durante horas de ciertos líquidos que, paradójicamente, los acaban desconectando de sus principales funciones motoras y cognitivas. Parecen felices, pero viven bajo el yugo de una especie dominante: los toros.

Los toros son fuertes y veloces, poco comunicativos, llevan armas de ataque incorporadas en sus cabezas, y tienen por costumbre conducir cada mañana a decenas de pamploneses hasta encerrarlos en un recinto circular con quién sabe qué propósito. Los pamploneses intentan evitarlo usando unos rudimentarios escudos con forma de lienzo enrollado pero no pueden hacer nada. Siento cierta lástima por estos débiles seres, pero he de pensar en mi futuro, en mi supervivencia. He decidido, por tanto, mimetizarme con los toros y correr con ellos hacia el extraño recinto circular. Ardo en deseos de saber qué me aguarda en su interior.
 

SE VIVE MUCHO ANTES

Daniel Maldonado Gibello

Todo estaba preparado. Mentalmente repasaba todo lo necesario para el momento de la verdad. Había dejado mi mochila con la cámara en el hotel. La curva de Mercaderes con Estafeta, debía tomarla por el interior. En ningún caso debía llamar la atención de ningún astado que llevase delante para evitar que se pudiera volver. Debía tener muchísimo cuidado a la entrada a la plaza. Y por último, si me caía «Dios no lo quisiera» debía cubrirme la cabeza con los brazos y permanecer en posición fetal aguardando, e intentando no levantarme inmediatamente. Habíamos terminado el último de los cánticos, en la cuesta de Santo Domingo, pidiéndole ayuda a San Fermín. Una y otra vez, visualizaba cada uno de los casi 850 metros del recorrido hasta que llegaba triunfal a la plaza. Me habían advertido que era casi imposible completar todo el recorrido de una sola vez, pero yo, estaba preparado y mentalizado para ello. Los nervios afloraban y un sudor frío recorría mi cuerpo. Un timbrazo y… Otra vez despierto del mismo sueño. Aun faltaba una semana para visitar Pamplona e impregnarme de sus costumbres, sus gentes y todo lo que le rodeaba, pero yo, hacía tiempo que había empezado a vivir las fiestas.  

ESTADO EMOCIONAL

Ana García Paniego

Explosiona la Fiesta… ¿pero no empezaba el 7 como dice la canción?… No cabe tanta alegría, añadimos un día más…bien dice el refrán, a quien madruga… La masa blanca se expande como nata líquida derramada en un laberinto. Entre desayunos y cánticos revienta la fiesta. Persuadidos por el fervor llegamos a la plaza, punto de reunión. No queda una sola molécula de aire. La plaza nos engulle y nos zarandea. Pañuelos rojos al aire, saludos y cohete, pañuelos al cuello.
Cervezas, vino e irrumpen los primeros madrugadores toros. Nos bendice el Santo y oímos las jotas. Surgen los Reyes, tan altos, tan grandes, tan danzarines. La Fiesta no cesa…los pasacalles, las peñas, las barracas, las charangas, los fuegos en las noches estrelladas, las atracciones callejeras…la música nos cobija y se hace eco de tanta alegría.
¿Es una fiesta o un estado emocional?
El ritual termina en un corro de velas encendidas como corresponde a una sentida despedida.

Pamplona cumple su ciclo anual y renace tras el tsunami. Es el calendario sanferminero que se repite cada julio que se renueva cada verano.
 


VII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

TODO POR LOS TOROS…

Héctor Alfredo Placenti

TODO POR LOS TOROS…

A la espera del tremendo “Xupinazo”, anda medio país, y el mundo que ha conocido estas fiestas, quiere estar presente. Gozando, participando. Quieren ser protagonistas de lujo. Gran romería, alegría de exportación. Se alquilan hasta los balcones más diversos y pintorescos. Todo está de remate. Al mejor postor y mejor pastor…
No se escatiman gastos. Cuando es fiesta, es fiesta. Nubes de felicidad pintan cielo de Pamplona. Esperan la suelta de los toros, que saldrán como buscapiés. San Fermín, cuida, ayuda, protege. Corren mezclados, agudos corredores y montones de atrevidos que se atreven al jabón, del experimento taurino.
Adoquines, acerados, resbaladizos, soportan huida, histórica. Vibra Navarra. Desborda la gente que intenta colorida suerte… Con encuentros, tropiezos, amores, amistades, y tragos diversos. Explota Pamplona.Delira…
Todo por los toros…La suelta, el encierro, la corrida e incomparables carrozas, forman un carnaval diferente. Donde el protagonista es usted. Usted, que se atreve a torear. En un entorno festivo de valor y destreza. Porque todos juegan este juego que ha venido para quedarse. Anímate…
Una tradicional fiesta que da brillo a una ciudad que se engalana. Donde cuelgan de esquina a esquina un cordel con banderas a granel, verdes rojas y amarillas.

 

COMPARTIR

Iranzu Lecea Malagón

6 de julio. Euforia. Alegría. Felicidad. Bienestar. Júbilo. 14 de julio. Tristeza. Vacío. Pena. Abatimiento. Desconsuelo. Un sinfín de sensaciones, emociones, sentimientos. Todos ellos vividos en los días más intensos de nuestra ciudad. Pamplona. El reloj va cambiando. Faltan 350 días, 280, 100, 1… Nos importa la cuenta atrás como si de un hijo se tratase. Lo esperamos impacientes. Para disfrutar al máximo.
No importa el color, la edad, todos compartimos estas fiestas. Las vivimos. Extranjeros o no extranjeros, ¿Qué más da? Aquí tenemos los mismos colores, una nube blanca con reflejos rojos.
Aquí nacen amistades, crecen los amantes, se reproducen los buenos momentos y mueren los problemas. ¿Qué más podemos pedir? Nos sentimos como aves, volando libres. Las calles están inundadas de gente, a cualquier hora, en cualquier lugar. Y aún así nunca hay demasiada. Cuanta más mejor. Nos aferramos a la multitud y compartimos las vivencias. Reímos, sutilmente o a carcajadas, ¿Qué más da? Siempre es ocasión de sonreír. Siempre es hora de disfrutar. Siempre es San Fermín. 

SÍNDROME DE USHER

Raquel Boronat I Cerdà

Siento ganas de contarle al mundo los recuerdos de toda una vida e irremediablemente empieza a surgir la verborrea incansable que no puede sino llenar la estancia de la morada donde me encuentro.
Es un monólogo el que empiezo, una disertación que oscila entre la brillantez de unas lúcidas palabras y las incoherencias plagadas de oscuros capítulos inconclusos.
Desde mi forzosa reclusión todo tiene un cariz diferente y los aromas me hacen evocar… percibo el despertar de la mañana con el tímido rocío que pugna por desaparecer para dar lugar al dulzón olor de las flores, exhalo el agua que corriendo por las calles se entremezcla con fragancias etílicas propias de la uva fermentada, huelo el repiquetear del calzado después de una noche de alegría, olisqueo el despertar bravío de las reses, me impregno del olor a pasto y finalmente todo mi ser rebosa de efluvios a vida, a fiesta, a verano…
Sonrío tomando la pequeña mano de mi nieto Fermín que hoy cumple siete años, le transmito todo el amor que me inspira este día relatándole el porqué de su nombre mediante el lenguaje dactilológico pues ambos somos síndrome de Usher, somos sordociegos y un año más es siete de julio en Pamplona.
 


VII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

¡VIVA SAN FERMÍN!

Inmaculada Manresa Elson

La ropa teñida de calimocho, la piel rosa, el bolsillo lleno de pasta…¡vivan los guiris!.
Les contamos que aquí todo sigue igual: la diversión está asegurada…¡es tradición mundial! ¡Vamos! : litros de alcohol, kilos de drogas, encierros diarios….todos los días, ¡vamos, venid!, aquí está el reducto mundial, no importa cómo duerman los vecinos, todos ganarán algo de tu dinero y estarán felices con tu visita: los hosteleros, los políticos, los ganaderos, los feriantes y los toros, ¡por supuesto!
En el resto de Europa ya se prohibió pero aquí ¡las cosas no cambian!, vírgenes para vosotros, veréis cómo corren asustados por las calles y si alguno se pierde del grupo veréis cómo el miedo mayor los hace aún más peligroso, podéis gritar, golpearlos, correr con ellos, lo que queráis, ¡son para vosotros ! (porque tenéis pasta,,,jajaja) .
Y por al tarde una famosa corrida de toros, ¡ole! y si habéis bebido poco como para soportarlo no os preocupéis….la plaza estará llena de peñas con cubos llenos de alcohol y tocarán sin parar las charangas envolviendo el ambiente de fiesta….de la típica fiesta española del siglo pasado. 

EL SILENCIO EN SANFERMINES

Ana García López

Voy a atreverme a decir que nuestras fiestas son un lujo. Lujo en el sentido de escaso, de fenómeno raro de experimentar, de rara avis. Habrá otros lugares, otros rincones en el mundo donde durante unos días se dé el extraño caso de que se rompan las barreras entre uno mismo y los demás. De repente somos todos casi miembros de una misma familia. Parece increíble, ¿no? Y quizá también un poco exagerado. Vale. Pero quien conoce los sanfermines, lo sabe. Nosotros, los de entonces, ya, ni somos los mismos, ni lo pretendemos… ¡el resto del año! Durante unos días nuestra memoria nos juega una buena pasada y se nos olvida.
Hay un ingrediente de la fiesta que es siempre muy evocador: la música. Los sonidos de la fiesta, antiguos y nuevos. Y, sin embargo, el silencio en sanfermines también existe. Un silencio repleto de gente. Un silencio solemne y hermoso. “Se oyó a San Fermín llorar…”, canta entonces ella, con esa preciosa voz. Luego la procesión sigue, y yo, sin palabras aún, intento recomponerme poco a poco tras mis gafas de sol.
 

SENSACIONES

Mar Suárez Sanabria

Pequeñas carreras. Flexiones. Estiramientos.
Nervios. Concentración. Y miedo, respeto y miedo.
San Fermín. San Fermín. San Fermín.
Viva. Gora.
El cohete. La manada de gran alzada y la carrera que comienza.
Una ola de blanco y rojo, no, un mar, un mar de valientes, divinos y no tan divinos, sensatos, inconscientes (dice mi madre), atrevidos y cobardes que olvidaron que eran cobardes.
Suspiros. Silencios. Gritos. Aplausos y gritos de los que estamos al otro lado, detrás de la valla, de la segura, en el sofá de casa o en la taberna de la esquina. Pero seguros. Sin despegarnos del televisor o de la radio, porque estos ocho días el jefe no dice nada.
Son tres o cuatro o más minutos de tensión y de respeto, respeto al toro que pone a cada uno en su lugar.
Yo el año que viene tendré dieciséis años. Y estaré ahí, al otro lado, en el lado de los que no contienen la respiración.
Y mi madre dirá que soy un alocado, pero me planchará el pantalón blanco, la camisa blanca y el pañuelico rojo. Y le pedirá al Santo que me cubra con su capote.
 


VII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

NO SABE QUE ES EMOCIÓN…

Eric Bats

Y de repente dieron la señal : ¡PUM ! Siento que se me sube una ola fría que me inunda literalmente. Me lleno los pulmones de aire para evitar el ahogamiento. Con el miedo, te flaquean las piernas, según dicen. Es cierto. La marea roja y blanca avanza rápido, me zarandea y a lo lejos diviso un erizamiento de cuernos que sube y baja por encima de este mar de gente. Tengo que correr también. Y rápido. La cuesta de Santo Domingo es empinada, más larga que un día sin pan. De súbito, aquí están los toros, detrás, veo a hombres resbalando, saltando, cayendo. En medio de este maremoto, atisbo un hueco entre dos hombres, una salida hacia la que me abalanzo, en la que me meto precipitadamente, me aplasto contra un muro, me pego a él, me sofoco, jadeo, y me dejo caer al pie del muro mientras pasa el carguero negro y cornudo de las ocho, indiferente. Delante de él siguen corriendo quienes eligieron cumplir con su destino dejando tras sus pasos a los demás, ahogados por el mar de emociones.

…quien no ha corrido el encierro
Cuando al sonar el cohete
Se acelera el corazón
(Jota Navarra)
 

CONFIDENCIAS ENTRE AMIGOS

Daniel Montoya Ayesa

– Y esos niños a hombros de sus padres, que acompañan nuestros pasos con palmadas. Y esa sonrisa llena de felicidad de los abuelos, reviviendo con los nietos sus años de juventud. ¡Y qué decir de los más pequeños! Superando sus temores y ofreciéndonos sus preciados chupetes…
– No se a donde quieres llegar querido amigo
– ¡Debemos estar a la altura de la situación! Somos quienes llenamos las calles de música y color, debemos ofrecer a las familias nuestro mejor repertorio. ¡Y lo qué es más importante! Tenemos que ser capaces de emocionar a todos aquellos que nos ven, para que hablen de nosotros el resto del año
– Tienes razón, amigo. Será mejor que nos despidamos y aprovechemos para dormir esta noche tan especial

En ese momento, Josemiguelerico cerró los ojos, mientras un hormigueo le recorrió todo el cuerpo. A pesar de haber vivido 154 noches como esta, nunca se llegaba a acostumbrar. Era el 5 de Julio, y ya quedaba poco para que aquellos grandes protagonistas volvieran cobrar vida. Se acercaba su momento.  

MÁS VIEJO, MENOS ÁGIL

Esteban Torres Sagra

Es mi sexto San Fermín, bueno el séptimo si cuento 2008, aunque apenas participé aquel año por problemas de intendencia. Los seis –o siete- seguidos, y creo que envejecer de esta forma es lo más a lo que aspiro. Más viejo, menos ágil, con más arrugas y peor color cada vez, es cierto, pero con las mismas ganas de siempre y la disposición intacta, empapado de calimocho o de sudor mañanero, según la hora y el nivel etílico de la cuadrilla. Trece puntos me hicieron falta hace dos años tras un percance en Estafeta, pero ahora, si no lo sabes, apenas si se nota la cicatriz. Estoy de marcha desde las siete y media, calentando para el encierro, hasta las cuatro de la madrugada, por ahi, por los bares de pintxos. Y después esos churros con chocolate que me dejan clavado su olor a fritura en mis poros delicados, que parezco de seda. Luego una duchita rápida y al tendedero para estar mañana otra vez limpio y comenzar el día en el cuello de mi mozo. No hay mejor destino para una tela roja -dentro y fuera de Navarra- si se es percal, que ser capote; si se es algodón, que ser pañuelo.  


VII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

CARADULCE

Carlos Campión Jimeno

Caradulce era un kiliki bonachón, junto a Berrugón, llegó a unos Sanfermines de posguerra, cuando la fiesta era patrimonio de la calle y de la alegría de los pamploneses.
Aquí conoció a Napoleón, otro kiliki veterano, cuya compañía le estremecía y le despertaba emociones afectivas. Pensó en la amistad, pero se conmovía imaginando su abrazo y descubrió que su sentimiento era más fuerte y más hermoso. Buscaba su roce en la estrechez de las calles y se inquietaba si no lo tenía cerca. Lo quería como se quieren El Japonés y La Japonesa, aunque Napoleón no se daba cuenta. Tenía celos de todos, Gigantes, Zaldikos, Cabezudos y hasta de la chiquillería. Enloqueció de pasión y quiso aflorar su sentimiento, pero el miedo al rechazo y la indiferencia de su deseado le hicieron ver que su amor era imposible. El desengaño fue tornando su carácter, la bondad dio paso a la saña con la verga, se le arrugó el ceño, se le afilaron las facciones bajo el tricornio y fue incapaz de mirar de frente.
Ocurrió hace muchos años, sin embargo todavía se le puede ver en la comparsa mirando de soslayo a Napoleón. Pero que nadie busque a Caradulce, ahora le llaman Caravinagre.
 

HUMO

José ángel Calvo Berdonces

Tan(1) contento, tan(2) ufano, tan(3) embriagado, tan(4) creyente; tan(5) atractivo, tan(6) bizarro, tan(7) lúcido, tan(8) disidente; tan(9) agregado, tan(10) fulero, tan(11) honrado, tan(12) indecente…. Chupinazo: humo, cava y gaiteros. Si no tienes un duro no te hace caso nadie… Salto, con los brazos en alto invadido por la felicidad y la paradoja, es todo tan turbio y tan puro, tan kitsch y tan auténtico… Humo. Calla Caravinagre, deja de filosofar, te ha poseído el fantasma de Hemingway, o eso, o el espíritu del vino. Cuando he ido esta mañana a la peña no me invadía esta euforia, en fin, ajoarriero de menos, patxarán de más. Humo. Yo sé bien que estoy afuera, San Fermín ya no es lo que era o quizá es cosa mía, no sé, ¡Heráclito cuanta sabiduría! no podemos entrar dos veces en la misma Fiesta. Humo. Andanada ¿sexto toro?, que limpio voy, ¿con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero?, salimos… Heráclito, la pancarta es la misma pero no conozco a nadie. Humo. ¡Esa, esa, esa, esa Pamplonesa!: El que se levante para las seis, delante de los toros correrá…, Ernest las ocho, los Miura esperan y el humo se desvanece: The Sun Also Rises.  

PREMONICIONES

Amílcar Bernal Calderón

Corrían por los ríos de su sangre los toros desbocados. En una vena del cuello, por donde horas después pasaría el tropel del miedo babeando amenazas, se encontró con la raíz de su insomnio frente a los cuernos nocturnos de la media luna. Los dedos de las manos, como banderillas bondadosas, renunciaron a causar el dolor que llovería hacia la muerte, a las cinco de la tarde, como susurra el verso inmortal de Federico. Un vacío dentro de las rodillas, parecido al síndrome del frío que atormenta el comienzo del sueño de los niños, le hizo temer que no alcanzaría la meta del salto salvador que lo escondería del puñal curvo y oscuro de cada pesadilla. Su estómago renunció al trozo de lomo asado del tercer toro de la tarde, abierto por el cuchillo carnicero, que mañana saciaría el músculo de la imaginación, aquel que año tras año atraviesa el callejón del pánico rodeado de aplausos y cornetas. Y otra vez, como siempre, abrió el libro de Hemingway, La muerte en la tarde, bebió un sorbo de agua, optó por una dieta vegetariana y aceptó la certeza de una muerte remota, rodeado de nietos y de miedos sin prisa.