VII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín
FIESTA NO HAY MÁS QUE UNA
Jaime Aitor Roman Gimenez
En una silla doblados con esmero aguardan pañuelo y faja, sobre camisa y pantalón. Como cada noche previa al día 6 no he logrado conciliar el sueño; serán los nervios. Tumbado, desde la cama observo la estática silla que custodia el contraste de rojo y blanco. Tomo aire y repaso mentalmente las consabidas retahílas de mi madre, sabedora de que no haré mucho caso a lo que me diga: “No te metas en el ayuntamiento que habrá mucha gente. ¿Vendrás a comer? Igual refresca, llévate un jersey. A la noche tu padre y yo iremos a los fuegos, ¿Quieres que te lleve un bocadillo? No llegues muy tarde y si te acuerdas, deja la ropa sucia en la cesta”.
Al menos es lo que siempre decía. Más preocupada por los demás que por sí misma.
Ahora soy yo el que dobla la ropa con pulcritud para colocarla en la silla. Con presteza me dirigiré al ayuntamiento como cada año contraviniendo sus deseos, pero con jersey en la cintura. Y al anochecer, con bocadillo en mano, veré los fuegos en compañía de mí padre, sentados en el lugar donde a ella más le gustaba disfrutarlos.
SENTENCIA
Juliana Aredes Sagrario
Francisco recuerda, sin aliento, delante de la bestia que late por las calles, las palabras apasionadas de la boca sabrosa, sus mejillas encendidas y una arruguita en la frente.
Libre, fuerte y furioso. Muchos son los que corren sin huir. Es la oportunidad, aprieta el puño, casi ajeno. Y la voz repite, una y mil veces, las palabras frenéticas. Las uñas se clavan en la carne arrepentida. Por qué tuvo que anotar todo? Por qué tanto detalle? Por qué, direcciones y horarios? Por qué dar nombres?
Varios hombres quedan en pie, aún. Y el encierro arremete con la novedad de lo conocido.
Ella se enteró por que lo leyó de su puño y una letra demasiado inspirada, y dedicada, letra de pintor, egresado de la especialidad pertinente. No justifica la furia, sólo la padece y grita. Su voz se confunde con las otras. Grita más fuerte, pero no se escucha.
Ella no tenía por qué buscar y encontrar la prueba. No debía hacerlo.
El cuerno rasga la piel. El puño se abre y la voz libera la última suplica, el taurino sol elimina demasiado.
– Yo te amo.– La voz deja de hablar, por fin. Un solo latido, el último.
SAN FERMÍN ABRAZA
Marcos Lezaun Tapiz
Abrazo mojado, bañado en champán, con amigos y conocidos, en plena plaza Consistorial.
Abrazo a mi botella de cava, en un rincón de aquel idílico lugar, un minutico queda; ¡Esto pronto va a empezar!.
Abrazo a un foraneo; ¡Ahora sí que rompo a sudar!. El chupinazo estalla, vibra la ciudad.
Abrazo a un gaitero, su melodía pronto, en las calles se hará notar.
Abrazo a un chiquillo, que no para de llorar, a Kirikón esta mañana,¡No quiere ni mirar!.
Abrazo a los de mi peña, en el tendido de sol están, bailan, comen y beben, ¡Pero al Miura ni mirar!.
Abrazo a mi estampa de San Fermín, que en el encierro velará por mí.
Abrazo a un corredor, de las astas del toro, hace un instante me salvó.
Abrazo a una chica, la noche acaba de empezar, los fuegos artificiales, enmarcan nuestra postal.
Abrazo a Pamplona, muy pronto en ella, ¡Mis sueños volverán hacerse realidad!.