Archivo por días: 15 de diciembre de 2015


El almuerzo. 4

Pamplona, 8 de julio
10:00 horas, 15º grados. Nublado
Casa Juanito.
Esquina de la Estafeta.

Dos días continuados de fiesta es mucho. Y más si vas acompañado de dos chimpancés. Charlie, menos elástico que nunca, lo sabe. El cansancio es perpetuo. Es la hora en que empieza a replantearse su huída. Seres de otro planeta venidos a la mejor fiesta. En cambio, sus acompañantes lo ignoran y van a lo suyo. Ésta es una aventura fuera de la jaula circense, y quieren disfrutarlo .Salidos de madre, casi no respetan nada, ni si quiera la mesa del fondo.

En ella, los divinos comentan las últimas experiencias frente a los astados. Los platos rebañados con esmero. Impoluto blanco que contrastan con la facha del trío. Una conversación queda. Uno de ellos, ojitos azules, camisa recién planchada, comenta que los encierros no soy como antaño .Hoy en día hay que pegarse codazos para entrar cerca de la manada, jugarse el tipo y no oler asta. A joderse tocan.

El que si tocaba era Elvis,”the pelvis”, cositas peludas, encendiendo a la ya de por sí inquieta Priscila. Charlie se inventa en el banco de afuera una perfecta imitación de una cebra sesteando. Mientras, Juanito, profesional, saca las pertinentes angelitas: moscatel con sifón y algo más. Mirando de reojo a la pareja homínida, con cierto recelo. Lo normal en un hostelero cansado de ver esto y más.

Con un salto ágil, Elvis se viene arriba. Prende la botella de moscatel y a morro, tal cual, la vacía de su contenido. Arte puro. Priscila aúlla inquieta sabiendo que este movimiento pasará factura en el cerebro de su acompañante. Tan alto es el grito que hace despertarse a Charlie, que, elegantemente, hace un escorzo imposible, de tan alta definición que deja a todos boquiabiertos. Acaba de crear la araña humana, Colgado en el techo, con manos y pies pegados por arte de magia, se acerca a la mesa boca abajo. Cómo si nada. Por encima de los mozos.

Claro está que con el cansancio de dos días no contaba. En un plis plás, la araña se convierte en rama de tronco del Retiro, cayendo con todo sobre la mesa. Imponente el ruido y más el espectáculo. Los divinos ya no están impolutos, sino moteados. Elvis y Priscila, amantes de ruidos estrambóticos, alcanzan la barra donde descansan los licores. En un plis plás, comienza la lluvia de licores a los comensales .Eso sí, dejando la botella de absenta intacta. Reservada para Charlie.

La huída apremia. Al ser gente del gremio circense., no valoran irse de cualquier manera. Colgándose de la lámpara, Elvis y Priscila ejecutan el ya mítico columpio asesino. Nobleza obliga. Esta vez son ellos los que salvan a Charlie, inerte y con la absenta a modo de gotero. El enfado inunda la estancia. No son bienvenidos los forasteros.

Esta vez los aullidos son las sirenas de policía. Otra vez., malditos roedores:

Saliendo por la puerta de atrás,

Tres son tres,

Los que abandonan la estancia,

Quemando la tierra por medio,

Girando sobre ellos,

Maldita danza,

De éste,

Invisible arte.

Se paga el ser diferente.

Que lejano queda

La carpa circense.

Quizás la libertad

Deba convertirse

En libertinaje.

(Continuará)