Archivo por días: 8 de febrero de 2016


8 años después

Con la ilusión del que se despierta el 6 de julio y se abalanza sobre la ventana para ver si ya hay gente vestida de blanco por la calle, abrimos este espacio seis pamploneses que creemos haber comprendido las claves de esta fiesta.

En la medida en que eso sea así, queremos compartirlo y difundirlo. Y en la medida en que no sea así­, queremos abrir un punto de encuentro para el debate y el aprendizaje.

8 años después, más viejos, con las vidas seguramente más complicadas, seguimos  abalanzándonos sobre las ventanas el 6 de julio para de algún modo corroborar que han vuelto a llegar las mejores fiestas del mundo.

8 años después ya no somos 6, hemos ido encontrando por el camino gente que se ha animado a formar parte de esta pasión que nos lleva a matar el gusanillo cada día con cinco minutos de San Fermín.

8 años después, casi 1.900 artículos después, os dejo con la que fue mi primera entrada en este blog. ¡LARGA VIDA!

Tras el impresionante subidón del txupinazo, los primeros momentos de los sanfermines son de poco disfrute. Hay que vérselas para mantener cada extremidad en su sitio. Nada peor que dejar un brazo algo descolgado, o una pierna medio metro más lejos que la otra. Anudados ya los pañuelos, la masa no busca más que una salida, un respiro. Lo fácil sería dejarse llevar, pero entonces te perderías el verdadero inicio de los sanfermines…

La plaza se va despejando y empiezan a verse los restos de la batalla. Caras desencajadas pasan de un lado a otro, esquivándose en el último instante. Pronto se va percibiendo un nuevo movimiento. La policía municipal va abriendo paso desde la puerta del Ayuntamiento a docenas de gaiteros que van tomando posición en el centro de la plaza. Y a su alrededor se vuelve a arremolinar la masa.

Repentinamente comienza un redoble de tambores que rompe el aturdimiento general, y cientos de brazos se levantan al aire, manos abiertas, con un movimiento de muñeca frenético de lado a lado. Los hay que denotan tensión, los hay más relajados, pero todos bien arriba… las primeras notas estridentes de las gaitas se elevan por encima de las cabezas y quedan sostenidas por el aleteo nervioso e incesante de tantas manos. La entradilla de la música parece ralentizarse, especialmente la última nota, que aguanta mientras lo hacen los brazos en alto.

Finalmente, arranca el primer tema de los sanfermines, y cientos de brazos caen al unísono abrazando el hombro vecino y acompasando el salto con el que se recibe el primer golpe de ritmo de la canción. Ahí está. Ahora sí. Esto va en serio amigos. Y con cada golpe, su salto. Ya no se puede parar de saltar. Ése es el instante. Son las 12 y cuarto. Ya llegará el momento de descubrir a quién estás agarrado. Seguramente no lo habías visto antes. Seguramente no lo verás después. Es la grandeza de este momento.