Archivo por días: 17 de agosto de 2016


VIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

LA SOLEDAD DE LAS FIESTAS

Laura Bailo Dévora

Como cada 7 de julio, me pierdo en un mar de blanco y rojo. Es increíble lo poco que ha cambiado este lugar desde la primera vez que vine; puede que haya bares nuevos, o que el adoquinado de las calles sea diferente, pero el espíritu de los Sanfermines sigue siendo el mismo.

Me muevo entre los asistentes: niños que miran con ojos bien abiertos a los gigantes, jóvenes que disfrutan de sus primeros atisbos de libertad, adultos que siguen sintiéndose jóvenes y los que como yo disfrutan de sus propias tradiciones.

Entre tanta gente me siento en paz conmigo mismo. Y es que disfruto mucho más de mi soledad completamente rodeado de personas.

Por la noche vuelvo al hotel La Perla. Lo han renovado, pero sigue siendo el mismo lugar, igual que la ciudad. Escucho la recepcionista contar a los recién llegados la historia de la habitación de Hemingway, que se dice que durante estas fechas está encantada. Subo al ascensor con ellos y observo su reflejo, hace años que dejé de ver el mío. Se dirigen a la habitación de Hemingway, no han creído al recepcionista y bromean sobre la idea de que la habitación esté encantada. Yo sonrío, si ellos supieran…
 

ENERGÍA COLORIDA

José Daniel Prada Jácome

Paso a paso la silueta de una energía colorida llega a un lugar, instalando cada unas de las letras con el Nombre de aquella Ciudad; la P de Paz, la A de AMOR, la M de Majestad, la P de Pasión, la L de Libertad, la O de Optimismo, la N de Nobleza, la A de Alegría; siendo Pamplona sinónimo de Tenacidad, donde sembró en los corazones de sus habitantes el júbilo y la amistad. Cuyo fin era escuchar las palmas de las manos al chocar, dando un sonido que hacia bailar, las risas pintan las flores de los jardines, niños y ancianos danzan sin parar; las copas de un buen vino hacen vibrar los corazones en un viejo cantar, las calles están hechas con lealtad, vivir para servir es un lema a seguir, ya se empieza a irradiar la belleza de cada palpitar, al mismo tiempo el aire fue decorado con las voces de los lugareños, sonidos que se unían para decir que viva el festival y la probidad. Ahora no hay quien pare a las campanas que anuncian que ya empezó las Fraternas Fiestas de San Fermín. 

JAMBO SAN FERMÍN

Sergio De La Marta Cienfuegos

Cuando Mokabi apenas levantaba unos palmos del suelo, ya conocía el ritual gracias al padre Ángel, un misionero navarrico empeñado en sacar sonrisas donde no suele haber motivos para verlas.
El pequeño masái creció viendo cómo el Aba Ángel, cada vez que llegaba julio, agitaba una rama mientras daba saltitos solicitando protección a la estampita de una pequeña figura vestida de rojo y, a la hora convenida, imitaba el sonido de un cohete y echaba a correr.
Mokabi lo entendió todo cuando un equipo de televisión llegó a la comunidad para grabar un reportaje. Uno de los reporteros le enseñó al misionero un vídeo y el joven masái vio cómo los ojos de aquel navarrico bueno y noble se desbordaban en un silencio que apretaba distancia y emociones al ver la carrera.
A la mañana siguiente, Mokabi y el resto de los masái esperaron intranquilos a que el misionero amaneciese. Con el ganado de la comunidad encerrado en un rudimentario corral, siguieron el ritual: saltaron pidiendo protección al Santo y, a la hora convenida, se abrió el portón y echaron a correr mientras Aba Ángel cerraba los ojos y empezaba a recorrer las calles de su infancia al grito de “Jambo San Fermín”.