Archivo por días: 6 de septiembre de 2016


VIII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

CUENTANOS, CUENTANOS ¿QUE VISTE?

Miguel Angel Alcalde Ripa

Cuéntanos, cuentanos. ¿Que viste?
Me dicen cuatro ojos desde el fondo del diván.
En las frescas mañanas vi los mas ardientes corazones huyendo con ojos de terror de la muerte afilada.
Vi rostros ahogados en vino que sueñan mañanas de abrazos.
Vi amantes cubiertos de besos.
Recuerdo desconocidos en un banco haciendose largas confidencias.
Familias razonables con niños avidos llenan los medios días.
En la plaza luminosa vi la gloria de las espadas.
Vi nauseabundas vestias depredadoras de impudicia voraz.
Vi gente sorprendente tambien vi gente aburrida.
Las calles son una blanca babel de rojo palpitante.
Entonces ¿Vamos?
Id, id deprisa.
Sentireis como nunca el extraño aroma de la muchedumbre en noches sin fin.Y quizas el raro fruto de la fraternidad.
Bajo la luna danzareis con calientes musicas. es el triunfo de la juventud y la vida.
En las mañanas de aire puro os sentireis felices como reyes, os creereis poetas.
Por unos dias sera vuestra patria.
Confraternizareis con corazones ligeros.
Bajo el sol poniente sentireis el perfume de la sangre.
Sin buscar vereis gente de todo tipo, los mas extraños personajes.
Cuando abunden los solitarios, los desgraciados sera el momento de partir.
No os dejeis contaminar con su amargo saber.

 

SU POSTRERO MENSAJE.

Osvaldo Andrés Suárez Slúsar

Su postrero mensaje.

–¡Nos encontramos! en el más famoso chupinazo del mundo – escribió ella en el teclado de su computadora.
A kilómetros de distancia, él voló con la imaginación. Sostenía la esperanza de ver la cara de ella por primera vez, ¡allí frente al balcón de la casa consistorial de Pamplona! Faltando sólo tres días para el seis de Julio deseaba conocerla y disfrutar juntos las vivencias de la fiesta. De los colores que irradian alegría, compartir con las masas el desenfreno del Encierro, la locura colectiva de los cánticos, llegar con la muchedumbre a la Plaza de Toros donde sueltan las vaquillas y el último día con la canción de despedida… sellar su amor. Días de excesos contagiados de la multitud.
– ¿Cómo te ubicaré? – tecleó él.
–Llevaré zapatillas blancas, pantalón blanco, remera blanca. ¡Ah, y un pañuelo rojo!
 

25 AÑOS

Pablo Hernandez Cano

Era la «única» que vestía camiseta blanca, pantalón blanco, pañuelo al cuello rojo, fajín rojo.
Bueno, digámoslo más exactamente; para mí no existía otra, aunque reconozco que la marea blanca con aderezos rojos inundaba el Café Iruña.
De esto hace 25 años. Parece que fue ayer.
Había venido con mis amigos desde Donostia. 3 largos e intensos días de pasión sin límites convirtieron la Fiesta de San Fermín en ese tesoro que se guarda amorosamente en el baúl de los recuerdos.
Pero eso no fue todo.
Quedé absolutamente prendado de ella.
Lo que me dejaron absorto fueron sus ojos. Esa mirada de gueparda en el Serengeti acechando su presa.
Por un momento, sentí que era yo la gacela.
Haciendo acopio de energía y valor, inauditamente rescatados por importantes dosis de adrenalina, me acerqué a ella.
No sé qué dije pero sonrió en su inglés canadiense.
Fueron 16 horas y 24 minutos de felicidad. Diría yo que completa.
Al despedirnos, quedamos en vernos en el mismo lugar, a la misma hora, ¡¡¡25 años¡¡¡ después.
Aquí me encuentro, sintiéndome un romántico dieciochesco, esperando no sé bien qué.
Cuando ella entra, el mundo se para.
Sonrío.
Ella sonríe.
De dentro me brota un exultante «Gora San Fermín».