Archivo por días: 13 de octubre de 2016


San Fermín en las manos 2

Mucha gente no sabe que las intérpretes de lengua de signos (ILSE) también interpretan los sonidos. Los sonidos que son relevantes para la comunicación solamente. El ruido de un avión que interrumpe una conversación, el soniquete de un móvil que hace que un ponente deje de hablar en una conferencia, unos nudillos que golpean una puerta en una consulta médica. Todo eso se interpreta para que la persona sorda se encuentre en igualdad de condiciones que un oyente. Para que se gire hacia un punto o sepa por qué alguien se calla. Hay un sonido que los ciudadanos sordos de Pamplona llevan muchos años queriendo escuchar (ojo, oír y escuchar no son lo mismo) en tiempo real. Si hay un ruido cargado de significado es el del Txupinazo. Todavía no se ha conseguido que la accesibilidad del acto más importante de los Sanfermines sea completa, bien se ha negado la presencia de una intérprete en algún balcón por parte del Ayuntamiento, bien, por ejemplo, TVE se ha negado a incluir una en su retransmisión. Si alguien piensa que la Comunidad Sorda va a desistir en la lucha por sus derechos, lo lleva claro, ni se cansan ni se cansarán y si no, al tiempo. Algunos pasos se han dado. Creo que fue en 2011 cuando me tocó interpretarlo, desde el interior del Ayuntamiento, en una retransmisión para Navarra Tv. El piso donde se situaba la prensa parecía el txoko de la Bruja Avería, había tanto cable por el suelo, entre equipos, cámaras y mil artefactos más que mi compañera no podía darme el relevo reglamentario cada 20 minutos, así que tuve que interpretar sin parar durante hora y media. La intérprete de apoyo no descansa mientras dura el servicio, no se lee un periódico o se mira las uñas, está frente a la que signa, recibiendo el mismo audio, atenta a todo, a cifras, a nombres o a la señal que pueda hacer la ILSE principal con la mirada pidiendo ayuda para recibir algún signo. Tuve suerte, la intérprete de apoyo que me acompañaba aquel día es lo que llamo una todoterreno 4×4, curtida en mil marrones comunicativos, alguien con quien puedes ir a interpretar a un infierno sonoro como es la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona un 6 de julio a las 11:30 sabiendo que vas a interpretar aunque ella tenga que hacer dibujitos, dar codazos a periodistas o subirse a una mesa para que la veas. Y había nervios, claro, muchos. No pasa todos los días. Interpretar ese agónico «¡¡¡pamplonesas, pamploneses, viva San Fermín!!!» en el tiempo justo, sin que te tiemblen las manos, sin que se note que tu ritmo cardíaco está disparado y rezando para distinguir en el segundo exacto el sonido del cohete cortando el aire no es moco de pavo. Había repetido el signo del Txupinazo unas mil veces los días atrás. En casa, en el ascensor, frente a un espejo. Y mira que es sencillo. Es un signo de los llamados icónicos, se parecen físicamente a la realidad que representan: el dedo índice sale disparado en vertical en el cuadro signante desde el pecho hasta por encima de la frente. Hice mal el siguiente. El del «booom». Debería haber usado el signo de explosión, pero me salió el de «fuegos artificiales». Las dos manos que se abren en abanico por encima de mi cabeza. Luego supe que fue una buena elección, ya que hubo un fallo en la emisión y a las 12.00h se cortó mi imagen porque el enfoque se movió hacia arriba, de tal forma que en las pantallas del Paseo Sarasate alguna persona sorda, aunque no me vio la cara, sí vio las palmas de dos manos abrirse, explotar casi, en el aire. Y escuchó el Txupinazo.

Algo es algo.