Relevos generacionales 6
Por mucho que nos lo quieran presentar de otra manera, los sanfermines evolucionan a la par de cómo evoluciona la sociedad. No evolucionan a voluntad de políticos de un color u otro, ni lo hacen por intervención de unos colectivos u otros. La incorporación de la mujer a la fiesta -aún incompleta- estaba ya avanzada por la propia acción de las mujeres cuando comenzaron a proliferar los grupos organizados. Se están popularizando plataformas que reclaman espacios para la participación ciudadana… ¡en los sanfermines!
En este contexto, encaja perfectamente el estudio del relevo generacional. De los sanfermines de nuestros mayores hay varios símbolos que están no ya en peligro, sino en vías de extinción. La bota de vino (y el propio vino), cantar en las sobremesas, el vacile sano, las alpargatas y la txapela, el peligro en el encierro, las jotas (nuestro punkarra de cabecera Gaupaseitor quiere suprimirlas pero para ello previamente deberán existir…), las ferias de ganado (uno de los pilares de la fiesta antes más), los blusones, y un largo etcétera. Ver desterrado de las fiestas de San Fermín Chiquito el pañuelico rojo y sustituido por el pañuelo de arrantzale particularmente me da pena. Los nostálgicos no lo llevamos bien.
Pero más vale que nos amoldemos, porque nuestros hijos ya van apuntando por dónde se moverán los sanfermines del futuro más próximo. El macrobotellón ya es un hecho, el chiquitear o el ir de bar en bar como una pelota de pin-pon, el hacer la París-Niza en una noche serán vestigios de otra época en breve.
Qué decir de las corridas de toros. Un imprescindible en Pamplona, pero están tocadas. Al cada vez mayor descrédito de la fiesta de los toros hay que añadir que el aforo ya no se llena, y la chavalería no viene empujando a los que otrora tenían que aferrarse como podían al tendido para aguantar más allá de los 40 tacos. Los síntomas son claros, la vitalidad languidece, no se renueva el repertorio, la crítica actual es burda y soez frente a épocas de sátira brillante, se ha perdido la sorna, y la ley del mínimo esfuerzo impera en el apartado gastronómico. Prueba de todo esto esto es que la Meca está tratando de enganchar a las nuevas generaciones con espectáculos familiares por las mañanas, con el fin de asegurar la continuidad del negocio en el medio plazo. Han visto que el panorama no es nada alagüeño.
¿Y las maneras de relacionarse? Ya ni el ligoteo va a tener cabida en los sanfermines. Por un lado porque el trabajo actual se desarrolla en la nube, y por otro porque si seguimos por el camino que vamos, lanzar un piropo te puede meter en problemas. Pamplonudo nos podrá ilustrar sobre las diferentes alternativas que se estén barajando cara a futuro para mantener esta práctica, salvo que esté definitivamente llamada a desaparecer. Veremos cómo las nuevas tecnologías modulan los comportamientos (¿alguien pensaba hace una década que en el móvil sabríamos al minuto dónde está la comparsa?).
El tema da para mucho más de lo que cabe en un post de blogsanfermin.com. Además, da igual lo que hagan las mesas que se creen, y por supuesto será divertido ver cómo se redacta el famoso libro blanco de los sanfermines. La sociedad irá moldeando los sanfermines de manera imperceptible pero implacable. Los que quisiéramos luchar por la pervivencia de los sanfermines que hemos conocido iremos perdiendo punch porque la edad no perdonará, tanto en lo físico como en lo relativizador. Y la juventud impondrá su modelo de sociedad, y de ahí resultará el modelo de fiesta. Muy por encima de las voluntades.