Archivo por meses: noviembre 2016


Susana Vera, una fotoperiodista en «La Fiesta»

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La noticia de la concesión a Susana Vera (Pamplona 1974) del premio del seminario de fotoperiodismo de Atlanta por su trabajo en San Fermín 2016 me descubrió a esta artista de la fotografía.

Su serie de fotos de Sergio Colás, un corredor del encierro, sordo desde el nacimiento, fue merecedora de esa mención especial en la categoría deportiva.

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La serie completa se puede ver en:

http://www.lanacion.com.ar/1917806-un-corredor-sordo-desafia-a-los-toros-en-pamplona

Sobre este corredor, también se hizo un documental, «Sergio»

Sin embargo, esa minúscula reseña en un periódico me hizo descubrir el excepcional trabajo de esta fotoperiodista. Ella actualmente trabaja para la agencia Reuters como ‘freelance’, esa palabra tan cool para denominar a los periodistas autónomos que sólo cobran si su trabajo se llega a publicar.

Susana Vera tiene colgada en su página web otra serie denominada «La Fiesta» con otras imágenes captadas a lo largo de los sanfermines.

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http://www.susanaveraphotos.com/

Para esa muchas personas que se creen fotógrafos o peor, fotoperiodistas, por el simple hecho de llevar una cámara en el móvil, les invito a que vean este trabajo y se avergüencen de su osadía. Cuando observo sus imágenes, prefiero acudir a la galería de imágenes de mi teléfono y borrarlas, por pura dignidad.

Todas las suyas son magníficas y en todas hay un pellizco de emoción, de sorpresa, de un punto de vista inédito, de arte en definitiva.

Pasen y vean, con permiso de la artista, y por supuesto no se olviden de citar a la autora si en algún momento comparten sus imágenes.

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También podéis disfrutar de sus imágenes en

https://widerimage.reuters.com/photographer/susana-vera

 


Desenfreno

Esta foto describe perfectamente el momento previo al inicio de los sanfermines. Empujones, contacto, roce, humedad, kalimotxo, sangría, cerveza, claustrofobia, ilusión, alegría, cada individuo en su dosis particular, los hay que lo «sufren» hasta que logran salir de la plaza, pero la gran mayoría se siente impaciente e ilusionado por el inminente comienzo de la fiesta. Y sobre todo, que no falte un gran trago de sangría.

 

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Historia de un secuestro(II). La prueba de vida

Sipnosis: el maestro Chapete, el Huracán de Bacalar, ha sido secuestrado nada más llegar a la ciudad. Su futuro Suegro, Chapote Clim, mafioso mexicano y padre de su prometida Carlota, inicia una búsqueda en medio de los Sanfermines.

6 de Julio 04::25 AM
Hotel Sancho Ramírez
11 º, desapacible.

El parque Yamaguchi permanece cubierto de una fina escarcha. La noche está siendo gélida y larga. En la suite 701, nadie ha dormido. Desde la desaparición del maestro Chapete, todo ha ido de mal a peor. Pepote Clim, visiblemente afectado, no hace más que morderse los nudillos de rabia ante el dolor hiriente de Carlota que, desconsolada, no para de llorar, ante la inesperada ausencia de su amado. Unas botellas de tequila reposado intentan anestesiar la desesperación que inunda la lujosa estancia.

Hay dos personas sin embargo que no probarán más el néctar mexicano: los guardaespaldas, que siguiendo una ancestral costumbre, han sido repatriados inmediatamente a México, con los pies por delante. Pepote Clim siempre jugó duro. Eso todo el mundo lo sabe.

La policía ha sido avisada, pero no es una opción recomendable. Nunca lo fue. Un gato no pide ayuda a un perro. Le queda su fiel lugarteniente Tiburón, cuya lealtad ha sido mil veces puesta a prueba. El problema es que están sumergidos en una ciudad europea, desconocida para ellos, y encima, en plenas fiestas donde la gente va vestida y bebida por igual. Esto va a ser un desafío y de los buenos. Se han pedido refuerzos a la banda de Bacalar, pero de México no se viene rapidito que digamos.

Tras muchas indagaciones por parte del dueño del Hotel, Don Sancho, han dado con una persona que se amolda como un guante a esa descripción. Ya debería estar aquí. Empezamos mal, musita para sus adentros. Como no sea bueno le pego dos tiros aquí mismo.

La puerta de la estancia, como leyendo sus pensamientos, escupe tres golpes haciendo que vuelva a la realidad. Al abrirse, una enorme silueta pegada a un bigote hace aparición. Bueno, al menos su apariencia promete, ya que tiburón, a pesar de su fiero mote, no le llega a los hombros. Ahora bien, a cojones sería otro cantar.

-Buenos días, Creo que me están buscando.
-En efecto, señor. ¿Cómo quiere que le llamemos?
-Papytu sería lo adecuado.
-Haga el favor de sentarse- abriendo la caja Pepote Clim le ofrece un puro-¿Gusta?
-Si se empeña- contesta Papytu- ¿en que puedo ayudarle?

La siguiente hora se invierte en poner al corriente de todo a Papytu, que atento, fuma con deleite el puro Te Amo Toro que le han ofrecido. Excelente, poderoso y largo, con aromas a especias, le proporciona una hora de buena fumada y una excusa para no mirar todo el rato a los ojos de Pepote, irritados y apunto de estallar.

Otra vez la puerta vuelve a quejarse, con tres toques más quedos y espaciados. Al abrirse, hace su aparición Don Sancho, pálido como la luna que impera en el parque .En sus manos porta un sobre tamaño folio.

-Don Pepote, han dejado esto en recepción a su nombre
-¡Tráigalo ya menso!- bufó Pepote.

El silencio vuelve a dominar la estancia. Tan solo el sobre, rasgado con impaciencia, lo rompe. La cara de Pepote empieza a tomar un color rojo Burdeos a la vez que su yugular amenaza con estallar de un momento a otro.

-¡Que chingo es esto!- gritó a la vez que deslizaba el sobre entre las botellas de tequila y demás hacia Papytu

Papytu, en los estertores del puro, estudia atentamente la foto. La verdad que al principio él tampoco entiende nada. Es un primer plano de la cara de Chapete, con claros síntomas de estar bajo los efectos de algún narcótico. Su sonrisa bobalicona y ojos entrecerrados así lo atestiguan. Lo inquietante esta en segundo plano.

Dos tetas, dos, enormes como la cabeza del maestro, le escoltan ambos lados del rostro, como dos almohadas, acogiendo entre sus pezones la cabeza de Chapete. La verdad que es una foto impactante.

Tras un minuto eterno, Papytu, genio y figura, se atusa el bigote y anuncia:

-Yo he visto esas tetas. En esta materia soy una eminencia, créanme.
-No mames werito, que le coso a balazos- Le espetó Pepote.-como se tome esto a broma, ya puede hacer testamento.
-Si me pueden traer el periódico de ayer, por favor, tengo una intuición.

Cani, el mozo de espadas, sale raudo y veloz hacia recepción para conseguirlo. En la 701, el gabinete de crisis, en silencio, espera inquieto.

(Continuará)


Trump y Caparrós

¿Sabéis qué tienen en común Donald Trump y Joaquín Caparrós?

Que si intentas documentarte mínimamente para ver si han tenido alguna relación con nuestras fiestas o con nuestra ciudad a lo largo de su vida, y escribes en Google «Donald Trump San Fermín» o «Joaquín Caparrós San Fermín», las primeras sugerencias de Google remiten invariablemente a las noticias relacionadas con la violación múltiple ocurrida por desgracia este año.

Nada más que añadir.

Bueno sí, no vaya a ser que alguien interprete que doy por buena una relación que ha hecho Google. Me refiero a mi batalla contra las campañas mal hechas y mal enfocadas frente a un asunto que hay que erradicar sin ningún titubeo.

 


Me hubiera gustado ser mosquetero 2

En la fiesta más anárquica del mundo, si es que hay alguna que no lo sea, los guardianes de las esencias tratan de mover una campaña que defienda que hay que correr el encierro con ropa blanca. A mí, me encanta esta repentina inclinación al orden y al concierto. Los argumentos son de lo más ensoñados y se vienen a sintetizar en dos: es tradicional y es bonito. Aún faltaría el tercero: es romántico. Y en este tercero están probablemente las claves de su anacronismo. En los últimos cien años los corredores del encierro han cubierto el recorrido con blusón de carnicero, americana de domingo y sombrero de ala corta. Y el romanticismo es un fenomenal movimiento social y literario del siglo XIX. La fiesta hoy es una combinación explosiva de toros y desparrame estimulada por una difusión masiva en los medios de comunicación. Pretender uniformar a quienes corren en el encierro es extemporáneo como lo es, en la carrera más mediática del mundo, empeñarse en trasladar que el auténtico corredor de encierros es un tipo anónimo. Otra idea vieja. En la época de la comunicación se multiplican los vídeos, las fotos, las grabaciones mientras la carrera se produce y hasta los “selfies” para sacar pecho, rostro e identidad ante el mundo. Las fiestas, como la vida, son el resultado del tiempo que vivimos por mucho que algunos quieran obstinarse en defender un pamplonesismo de otra época que vincula fiesta y esencias culturales y está a un tris de obligarnos a consumir infusión de árbol de la Media Luna cada vez que salimos por San Fermín. A mí también me hubiera gustado ser mosquetero pero cuando llegué, el oficio se había extinguido.