Archivo por días: 24 de febrero de 2017


El futuro de los sanfermines 5

Las sociedades evolucionan, y por lo tanto también lo hacen sus diversas manifestaciones. Sería ingenuo pensar que los sanfermines, una de las principales manifestaciones de nuestra sociedad local, no fuesen a evolucionar. Lo que pasa es que lo hacen lentamente, y la mejor manera de reparar en esa evolución es tomar distancia y leer o escuchar a nuestros mayores cuando cuentan cómo eran sus fiestas.

Cinco son los pilares alrededor de los que se han ido hilvanando las costumbres festivas de ésta nuestra ciudad (y de tantas otras, de hecho).

  1. La advocación religiosa. No olvidemos que hablamos de las fiestas de San Fermín, no de la Semana Grande o del carnaval. Curiosamente, y esto daría para un auténtico ensayo, se dan incluso casos de ateos que creen en la santidad del morenico.
  2. La vertiente comercial. Representada históricamente por las ferias de ganado, alrededor de las cuales se movía «mucho momio» y se concitaba un revuelo festivo, mezcla de tratantes, curioseo y chavalería.
  3. La programación de espectáculos. En este ámbito el rey es el toro con sus corridas, qué duda cabe. Pero no es el único. Siempre se ha buscado impactar: circos, funambulistas, fuegos, etc.
  4. El disfrute del folclore. Tan rico y variado, tan aglutinador de gentes, y tan provocador de situaciones festivas.
  5. La indumentaria, que aunque de manera más reciente, supone un ejemplo absolutamente extraordinario de cómo se desea mostrar el sentido de pertenencia.

Pues bien,

  • ¿qué pasaría si la sociedad comenzara a denostar las jotas por rancias, si fuesen minoría quienes cantasen en las sobremesas, y si el alarde de txistularis tuviese que interpretar música extranjera para mantener al público?
  • ¿qué pasaría si las ferias quedasen relegadas a zonas del extrarradio y pasasen totalmente inadvertidas?
  • ¿qué pasaría si la juventud perdiera el interés por los espectáculos taurinos, y abrazara la corriente antitaurina dominante?
  • ¿qué pasaría si los máximos dirigentes del gobierno de la ciudad despreciaran la faceta religiosa de la fiesta?
  • ¿qué pasaría si la nueva forma de hacer política, con tanto predicamento entre la gente joven, banalizara los actos institucionales?
  • ¿qué pasaría si se alterase la uniformidad en el vestir introduciendo sesgos diferenciadores en una simbología cuya principal virtud ha sido la de unificar clases, sexos y procedencias?

Pasaría que el folclore quedaría relegado a la mínima expresión, la misma en la que ya se encuentran las ferias, que desaparecerían las corridas de toros, quedando el encierro herido de muerte, pasaría que se perdería la referencia religiosa siendo un sinsentido que las fiestas se siguiesen llamando «San Fermín» y habría que buscar una nueva marca, y pasaría que no habría ningún tipo de solemnidad institucional.

Todo esto pasaría, y lo único que presumiblemente subsistiría sería el arraigado carácter popular de una fiesta que, despojada de sus señas de identidad y huérfana de referencias tradicionales, entraría en un proceso de decadencia difícil de contener, con un tipo de participación mucho más deslavazado y menos cohesionado que el actual.

Pero bueno, no seamos apocalípticos, esto son todo hipótesis. No debemos preocuparnos. De hecho, alguien va a elaborar el libro blanco de los sanfermines para apuntalar esos cinco pilares que han alumbrado y sustentado las mejores fiestas del mundo.

Un amigo de un muy buen amigo mío me decía no hace mucho que él teme, escuchando cosas por aquí y por allá, que la revisión que se quiere hacer precisamente lo que busque sea, lejos de apuntalar, dinamitar esos cinco pilares. Desde luego no sé con qué intención alguien puede planear algo así.

Porque alguno ya se estará dando cuenta de lo que nos quedaría sin el componente religioso, sin el taurino, sin el comercial, sin el folclórico y sin la indumentaria sanferminera, ¿no?

¿Le ponemos nombre?