Archivo por meses: junio 2017


Completando el cuadro (clasificados 7º al 10º)

7º clasificado: «Exodus» de Ernesto Vicente Salcedo Aparicio 

The first race of the Sanfermines of this year has just ended and the parishioners, who surrounded me, are moving away with the parsimony that characterizes them already lost the little interest they had. With a quick glance I know that none of them have understood anything. Surely they think we are all crazy. Their faces of panic seeing people running in front of the bulls were so strange. While I turn off the computer, the waiter puts the reggae music back on top. In silence I leave the tavern.

«Éxodo»

El primer encierro de los Sanfermines de este año acaba de terminar y los parroquianos, que me rodeaban, se alejan con la parsimonia que caracteriza a aquellos que han perdido el poco interés que tenían. Solo con una mirada rápida, sé que ninguno de ellos ha entendido nada. Seguramente piensan que todos nosotros estamos locos. Sus caras de pánico viendo a la gente corriendo delante de los toros eran tan extrañas. Mientras apago el ordenador, el camarero pone de nuevo la música reggae. En silencio, abandono la taberna.

8º clasificado: «Es toda su ilusión» de Ignacio Navarro Otano 

Fácil, los primeros por el callejón, luego enfilamos Estafeta y a la mitad paramos. Buf, más vale que hemos merendado bien, cada año pesa más la pancarta.  ¿Están ya todos los músicos? Venga, que los txikis ya se han colocado y tenemos al Bullicio detrás esperando. A ver si lo hacemos bien que tenemos que bajar luego por Navarrería y no tenemos que coincidir con el toro de fuego que la liamos, no sería primera vez… Además es  sábado y estará la cosa difícil; está hablado, si vamos mal de tiempo, nos saltamos el último, ya iremos mañana, y para la Peña. ¡Ya suena! ¡Arriba con la pancarta y sin parar hasta el primer bar!

–¿Mamá, qué hace el abuelo bailando con la escoba y cantando el himno de la Aldapa en la cocina?

La madre sonríe  y suspira.

–Nada hija, que hoy le tocaba recorrido, me lo ha dicho nada más levantarse, lleva todo el día nervioso.  Anda, déjale un minutico más, entras, y le dices que ya habéis llegado y que para el próximo, le haces tú el relevo.

La hija asiente  mientras coge la mano de su madre, la acaricia, y se une a la canción… ”son duros como el hierro…”

 

9º clasificado: «El milagro» de Pablo Lorente Muñoz

Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero empiezan a sospechar que tan solo fueron unos segundos. No hay pruebas, ningún aparato electrónico captó el momento, aunque el comisario de la Policía Foral y el enviado por la curia vaticana para investigar lo acontecido tienen la certeza.

Nadie recuerda nada, razón por la cual, los dibujos de los niños son aún más incomprensibles; todos los niños han dibujado lo mismo, sería imposible que se hubieran puesto de acuerdo.

Por el número de heridos se piensa que el escenario era el peor posible, ni siquiera en los simulacros de emergencia que se preparan para las fiestas pudieron suponer que las cosas se podrían poner tan feas; hubiera sido una tragedia de proporciones épicas. Pero a las 8 horas y un minuto el tiempo se detuvo, o al menos, a esa hora es cuando se cortan simultáneamente las imágenes de todas las cámaras de seguridad.

Los niños dibujan a un hombre moreno que rescata personas, tapa heridas o vuela. Los trazos de su faz son idénticos en todos los trabajos. También la mano derecha levantada en señal de bendición. Solo los niños pudieron asistir al milagro, aunque no recuerdan nada, solo sienten perpetua bondad en sus almas.

 

10º clasificado: «La cuadrilla de Serapio» de Jokin Berruete Cilveti 

Seis de Julio de… Once y cuarto de la mañana. Aquí estoy con mi minicuadrilla zampando un relleno con sangrecilla que está para chuparse los dedos. Estamos en el interior de la caseta de piedra que hay enfrente del Caballo Blanco, donde los cordeleros antes guardaban los aperos y a cuyo tejado ha subido de chaval todo pamplonés-pamplonesa que se precie. Sólo nosotros tenemos la llave.

Estamos cuatro: Fernando, Carlos, Nica y servidor.

Fernando es un aventurero que vivió en África de joven. Cazaba serpientes y elefantes, y ahora vende bolígrafos y plumas. El puestico lo tiene en el Paseo Valencia. Le gusta que le llamen DONAN-PHER, que es Fernando al revés.

Carlos es PTV. Vive en la Taconera y desde su casa hay unas vistas impresionantes. Es un tipo raro que tiene dos únicos entretenimientos: quitar las gafas a la gente que le ciriquia y… Le llamamos CHARLY.

Nica es un virtuoso del tambor al que le tratamos de Don. Es espigado, cilíndrico, lleva siempre un gorro y le cuelga un cordel. La gente le conoce como DON NICANOR TOCANDO EL TAMBOR.

Y servidor es SERAPIO, el de la calle Calceteros.

Y sólo nosotros tenemos la llave.


Más relatos finalistas (clasificados del 4º al 6º)

4º clasificado: «Un estallido de libertad» de José Francisco Alenza García 

Aquel estallido del 6 de julio lo sintió especial porque todo era distinto ese año. La alegría que le inundó con el Viva Sanfermín no impidió que se acordara de otro estallido, el de la mano de él sobre su cara, que lo cambió todo.

No fue el 6 sino el 14 de los sanfermines pasados. Eran sus primeras fiestas como pareja. Hubo malas caras el 6 por bailar con unos guiris. Bronca el 7 por la ajustada camiseta blanca que llevó a la procesión. El 12 le prohibió ir a los toros a sol con sus amigas. Las fiestas más alegres del mundo se convirtieron en un infierno. No entiende por qué no cortó todo desde el primer momento. Pero llegó el bofetón del 14. Le causó un leve escozor en la mejilla y una profunda herida en el alma. Una herida vivificante que le despertó de la pesadilla y le hizo poner fin.

“Los sanfermines son para los hombres”, decía. Pues va a ser que no. Que él no podría estar en Pamplona. San Fermín le había echado un capote en forma de orden de alejamiento. Anudándose el pañuelo, ella se disponía a disfrutar de las fiestas que más ensalzan la libertad.

5º clasificado: «ZURI-GORRI, BERDE-BELTZ» de Ainara Elizondo Lizarraga  

Pun! Ekin diozu zeureari zango arinez, sutsu. Doluz jantzita zoaz lasterketari hasiera eman dion suziriaren abidura bertsuan. Bizpahiru minutu baino ez  875 metroko luze-laburrean. Santo Domingoko aldapan jaiotzen den emaria zezen plazan itsasoratzen da. Zapi gorrien praka txuriak. Jaiei bizitza ematen dien herioaren mezulari sentitzen zara. Atzean horma berdea, orlegiz jantzita; artzainak ez dituzu etsai, babesle baizik. Batzuetan, zure bi adarren partez, arriskutsuagoak dira jendez mukuru dauden kaleak. Are arriskutsuagoak beldurra ezagutzen ez duten haiek. Festaren bozkarioak horditzen ditu denak. Halako batean, urduritasunak jausi zaitu lurrera; oihuek, aldiz, altxarazi aurreranzko bidera behartuz. Bizitzan bezala, ez dago atzera egiterik.  Balkoietan besoak korrikalariak agurtuz. Aurki zara zirkunferentzia erraldoian, azken esprintean  helmugara iristear den  txirrindulariaren pare.  Oihuen ibai zabala plazaren estuarioan sartzera doa.  Gazia eta gezaren nahasketa hondarrean, milaka begien aurrean. Lapiko, edari eta gehiegikeriaz  zipriztinduta, uztailaren 7an dena motz geratzen den arren. Orain, leku gehiago duzunean, preso zaude.  Patuaren gatibu zara. Zoriontsu, dena den. Jaiaren gune zara, Dum licet fruere, gozatu ahal den bitartean. Badator turuta hotsa zeure belarrietara eta kapotearen distira ninietan da. Lasterketako  zapi gorria, plazako zapi zuria. Bandaren pasodobleak borborka jarri dizu odola, zezenaren ofizioak halakoak ditu. Aurrez aurre gizakia eta indarra, funtzioa hastera doa.

Gora San Fermin!

«BLANQUIROJO, VERDINEGRO»

¡Pum! Te centras en lo tuyo con patas veloces, ardiente. Vas vestido de dolor, a la misma velocidad que ese cohete que ha dado comienzo a la carrera. Apenas 2 o 3 minutos para los tan solo 875 metros. El torrente que nace en la cuesta de Santo Domingo desemboca en la plaza de toros. Pantalones blancos de pañuelos rojos. Te sientes el mensajero de la muerte que da vida a las fiestas. Detrás un muro verde, vestidos de verde; los pastores no son tus enemigos, sino tus protectores. A veces, en vez de tus dos cuernos, son más peligrosas las calles rebosantes de gente. Aún son más peligrosos aquellos que no conocen el miedo. El júbilo de la fiesta los embriaga a todos. De repente, los nervios te hacen caer al suelo; los gritos, por contra, te hacen levantarte y te obligan a seguir hacia adelante. Al igual que en la vida, no hay marcha atrás.  Los brazos saludan a los corredores desde los balcones. Pronto estás ya en la circunferencia gigante, como el ciclista en su último esprint a punto de llegar a meta.  El ancho río de los gritos va a entrar en el estuario de la plaza.  Una mezcla agridulce sobre la arena, delante de miles de ojos. Salpicado de cazuelas, bebida y excesos, aunque el 7 de julio todo se queda pequeño. Ahora, cuando más espacio tienes, estás preso.  Eres cautivo del destino. Feliz, a pesar de todo. Eres una parte de la fiesta, Dum licet fruere, mientras se pueda disfrutar. El sonido de la trompeta llega a tus oídos y el destello del capote está en tus pupilas. El pañuelo rojo de la carrera, pañuelo blanco en la plaza. Los pasodobles de la banda te han puesto a hervir la sangre, es lo que tiene el oficio de toro. Persona y fuerza frente a frente, la función va a comenzar.

¡Viva San Fermín!  

6º clasificado: «Todos queremos More» de Jokin San Julián Aranguren

–Apunta un poco más abajo.

–¡Pero entonces no le doy!

–¡Que sí! Hazme caso, que ayer tiré yo con esa y tiene la mirilla trucada. Tienes que bajarla un poco.

–Buf, a ver… ¡Pam!

–¡¡¡Toma!!!

–¿Ves? ¡Te lo dije!

–¡Oye, perdona!, que le he dado…

–Aquí tienes. ¿Pero, es para vosotros?

–No, hoy es para mi tío que nos está esperando para ver los fuegos…

Era todo un ritual. Quince minutos, antes de que sonara el primer cohete, nos bastaban para sacar uno para cada uno. El crack era Salva. No fallaba un tiro. Si los demás no le dábamos, siempre estaba él para proporcionar el material.

Tres palillos rotos, tres More. Eso si todo iba bien, a la primera. Las trescientas pelas, a cien por barba, no te las quitaba nadie. Aquellos cigarrillos largos, marrones, interminables, eran lo más. More, la marca. La más cara del estanco. Y no en todos la vendían. Por eso eran tan cotizados.

–¿Dónde vemos hoy los fuegos?

–Cuanto más cerca mejor ¡A ver si nos cae un palo encima!

–Me vas a quemar…

–Perdooón.

Todos queremos More. Y más, y más, y mucho más…

 


Segundo y tercer clasificado

2º clasificado: «Reencuentro» de Carlos Servent Mañes 

Él la miró. Gracias a su altura, le pudo pasar el vaso de cerveza por encima de la multitud. Ella se lo agradeció con una sonrisa cuando todavía ninguno de los dos llevaba teñida de rosa parte de su indumentaria blanca, ni ella  llevaba el sombrero mejicano, ni él llevaba un mono de peluche colgado al cuello. Entre  sonoras carcajadas la noche sanferminera terminó de “tunearlos” con collares fosforescentes, una pierna arremangada hasta la rodilla, además de sendas pelucas de color lila. Al amanecer y durante el encierro, se les vio agarrados a la barra de un bar para que el balanceo de su embriaguez no terminara con ellos en el suelo mientras discutían por pagar.

Coincidiendo con la salida de la plaza de la multitud que había estado viendo el encierro, medio centenar de personas irrumpieron en dicho bar acompañados por el agudo sonido de las gaitas. Durante ese tumulto se perdieron de vista.

Meses más tarde, ella acompañaba a su novio a un juicio por venta de hachís. El juez que al entrar tuvo que agacharse para no pegarse con el marco de la puerta, antes de leer el acta, alzó la vista. Sus miradas dictaron la sentencia.

 

3º clasificado: «El último que vuele» de Gabriel González Ortiz 

El 1 de enero ingresó por trombosis, el 2 de febrero por virus, el 3 de marzo murió Sofía, el 4 de abril le detectaron el tumor, el 5 de mayo no pasó nada y el 6 de junio, por primera vez, olvidó el cumpleaños de su hija. San Fermín ya no era una fiesta, era un vecino inminente. El 7 de julio, temprano, tomó un taxi y lo mandó al Caballo Blanco. Recordaba bien dónde estaba la rendija. Arrastró hasta allí su andador e introdujo la mano: al fondo seguían el paquete de Coronas y la petaca de Cardhu; debajo, los pañuelos y la fotografía. Doce años llevaban esperando al último de la cuadrilla. Sacó los rojos de Eduardo, Francisco y Benancio, y los anudó a los azules de Patxi y Julio. Después extrajo un cohete de la chaqueta. Ató la hilera de pañuelos al palo y encendió un Coronas que fumó ensimismado. La foto en blanco y negro de los seis frente al Café Kutz le miraba con lástima. Suspiró. Brindó al cielo con whisky y prendió la mecha. La chispa subía cuando las dianas irrumpieron tras la esquina. “A la mierda…”, sonrió mientras apuntaba al jardín donde dormían unos jóvenes pelirrojos.

 


Fallo del jurado del IX Certamen de Microrrelatos de San Fermín

Estimados amigos y lectores, esta misma tarde a las 19:00 en el Nuevo Casino Principal, en plena Plaza del Castillo, se ha hecho público el fallo del jurado del IX Certamen de Microrrelatos, con los siguientes resultados:

Primeros tres clasificados:
Ganador: La carrera 
por Xabier Sancho.
clasificado: Reencuentro por Carlos Servent Mañes.
clasificado: El último que vuele por Gabriel González Ortiz.

Resto de finalistas:
clasificado: Un estallido de libertad por José Francisco Alenza García.
clasificado: Zuri-gorri, berde-beltz por Ainara Elizondo Lizarraga.
clasificado: Todos queremos MORE por Jokin Sam Julián Aranguren.
clasificado: Exodus por Ernesto Vicente Salcedo Aparicio.
clasificado: Es toda su ilusión por Ignacio Navarro Otano.
clasificado: El milagro por Pablo Lorente Muñoz.
10º clasificado: La cuadrilla de Serapio por Jokin Berruete Cilveti.

Nuestra más calurosa enhorabuena a todos ellos, así como al resto de participantes en este IX Certamen que nos han hecho disfrutar con sus trabajos.

Y sin más preámbulos, aquí tenéis el texto ganador al que seguirán la próxima semana el resto de textos en sucesivas entradas:

La carrera – Xabier Sancho

Se susurró la palabra mágica en el oído preciso y, tras el estruendo, la atrancada compuerta por el desuso cedió aquella mañana del 7 de julio en la que, al fin, salí corriendo por las calles de aquella ciudad desconocida.

Vaya que si corrí, corrí como los mejores, determinado, astuto, sólo cabeza.

Corrí como corre el vino fresco por la garganta reseca, casi sin aliento del tenor improvisado, o como corre un niño, mitad alegría mitad pánico, cuando intuye tras de sí, verga en mano, mueca eterna, la sobrenatural presencia del kiliki.

Corrí con las ganas de llorar con las que corren los que sienten, corrí por existir, porque quiero vivir los Sanfermines, corrí por los gigantes, los cabezudos, corrí para besarme en los fuegos, corrí por los encierros, las verbenas, corrí porque me gusta esta ciudad, la faja, el pañuelo, ser uno más de ellos.

Sigo corriendo, porque ya veo la plaza, y un punto vulnerable en su estructura, acelero el ritmo, estoy cerca, soy el más fuerte, esprinto, salto, esquivo unos últimos contrincantes y entre abucheos me cuelo el primero en la plaza.

Victorioso y exhausto troto hasta el centro, me acurruco en el suelo y duermo.

Naceré en Abril.


Retransmisión del fallo del jurado

Desde aquí podréis seguir en directo el Fallo del Jurado y la lectura de los diez microrrelatos finalistas de la IX edición del Certamen de Microrrelatos de San Fermín. La retransmisión comenzará a las 18:45 y el fallo del jurado arrancará a las 19:00 horas desde el salón del Nuevo Casino Principal y con entrada libre.